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"   ─Si vuesa merced no lleva

determinado el sendero,

como no suelen llevar

los que son aventureros,

véngase, pues, con nosotros

y asistirá a un casamiento

de los más buenos y ricos

que en este entorno se dieron.

   Preguntóle don Quijote

si era enlace principesco,

pues tanto lo ponderaba

cuando le hablaba al respecto.

   ─No ─respondió el estudiante─,

que son un par de labriegos:

ella una joven hermosa

y él es hombre con dinero.

Lo extraordinario del caso,

lo que resulta muy nuevo,

es que habrán de celebrarlo

en un prado junto al pueblo

donde Quiteria, la novia,

pronto dará el “Sí, te quiero”

a Camacho, que es el novio

y el promotor del invento

de enramar hasta cubrir

toda la yerba del suelo

de modo que, desde abajo,

apenas se vea el cielo."

...

   "   ─Ya por esa sola gracia

merecía ese mancebo

casar no sólo con ella

sino con reina de un reino

─le respondió don Quijote

después de escuchar atento.

   ─¡A mi mujer esas cosas!

─dijo Sancho, el escudero─.

Cada oveja y su pareja

─siguió usando el refranero─.

Así que a ese buen Basilio

quisiera casado verlo

con la señora Quiteria

como ordena el mandamiento.

   ─Si aquéllos que bien se quieren

deben conseguir el premio

de casarse por su amor,

es algo que yo no encuentro

acorde con la costumbre,

pues desde tiempos primeros

a los padres corresponde

juzgar con entendimiento

y escoger para sus hijas

el que debe ser su yerno,

pues para tal menester

hace falta tener tiento

y el particular favor

que le pueda dar el cielo;

que el matrimonio no es cosa

que pueda tomarse a juego,

que es por siempre y de por vida

hasta que llegue el entierro.

Y más podría decir

pero me estorba el deseo

de saber si el licenciado

quiere añadir algo nuevo

─esto dijo don Quijote

en respuesta a su escudero."

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