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"  ─Si no me engaño, señor,

de detrás de aquesta cerca

sale un tufillo y un olor

más de asado que de berzas,

santiguadas deben ser

bodas que así se comienzan.

   ─Calla ─dijo don Quijote─

y veamos en qué quedan

los nombrados desposorios

que en el prado se celebran,

y ver que hace el tal Basilio

al que la hermosa desdeña.

   ─Que él haga lo que quisiere

o se case con Quiteria.

Aunque a fe, señor, yo pienso

que el pobre bien se contenta

con lo que el sino depara

y no con lo que quisiera.

De seguro que Camacho

puede envolver con monedas

al desgraciado Basilio

y a tan hermosa doncella,

siendo esto así, digo yo,

boba sería Quiteria

en desechar buenas joyas

y elegir al de las tretas,

que habilidades y gracias

que no se ponen en venta

poco tienen de valor

por mucho que lo merezcan,

que arriba de un buen cimiento

buen edificio se eleva

y el cimiento de este mundo

es tan sólo la riqueza.

   ─Por Dios ─dijo don Quijote─

concluye ya con tu arenga,

ahora quiero que calles

y que conmigo te vengas

que se comienza a escuchar

esa música que alegra

y que parece el inicio

de la comentada fiesta."

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