el señor de los leones
segunda parte de las aventuras y desventuras de don quijote y su fiel
escudero sancho
capítulo XVI:
"Del encuentro que tuvieron
con el del Verde Gabán
don Quijote y su escudero."
... A lo dicho por don Diego, don Quijote ha contestado: ─Son los hijos, mi señor, de los padres un pedazo, y así se habrán de querer sean buenos, sean malos, y a todos los padres toca el saber encaminarlos desde que son muy pequeños hasta que se hacen muchachos, siguiendo buenas costumbres y de la virtud los pasos, para que cuando mayores se conviertan en el báculo donde se apoyen los padres que han llegado a ser ancianos; a que estudien ciertas ciencias no debemos de forzarlos aunque el persuadirlos bien tampoco les hará daño; a mi parecer es bueno siempre a los hijos dejarlos estudiar aquella ciencia a la que estén inclinados. Respecto a la poesía le diré, señor hidalgo, que es igual que una doncella muy tierna y de pocos años, tan hermosa en todo extremo que requiere gran cuidado de todas las otras ciencias que habitan justo a su lado; y esta tal doncella quiere siempre recibir buen trato y no verse en las esquinas ni en rincones de palacios, ni corriendo en torpes sátiras o en sonetos desalmados; no se ha de dejar tratar por truhanes deslenguados, ni por el vulgo ignorante que estará incapacitado para en verdad conocer lo que en ella está encerrado; no sólo al que es un plebeyo, aquí yo vulgo lo llamo, pues todo aquél que no sabe así debe ser nombrado, ya sea señor o príncipe, o dueño de algún condado. Y respecto a que su hijo al romance no sea dado me da a entender que por ello no debe andar acertado: los antiguos escribieron en la lengua que mamaron, no hay que buscar otra lengua para un concepto ensalzarlo, bien estará en alemán lo que el teutón ha pensado, lo mismo del vizcaíno, lo mismo del castellano. ... |