Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

DE SEUDÓNIMOS Y OTRAS CUITAS

  No llevo mucho tiempo metido en esto del internet: la navegación, la consulta, la opinión, las webs, los foros, los libros de visitas, los chats..., y no deja de asombrarme, desde el primer momento en que accedí al medio, el miedo (por no decir pavor) que tenemos la mayoría de los cibernautas (creo que se dice así), a dejar nuestra opinión, nuestro simple comentario, alguna sugerencia sobre la página que visitamos o un tema específico que de su lectura o visita se nos suscita. Y si alguno se decide a hacer algo de lo antes mencionado se suele esconder tras un seudónimo más o menos sonoro, bajo el cual pueden volver a esconderse la misma o tantas otras personas como así les apetezcan, y siempre para decir algo que, normalmente, no se atreven a defender públicamente con su nombre y apellidos.

Por mucho seudónimo que usemos no vamos a convertirnos en  Fernán Caballero (Cecilia Böll de Faber)), Clarín (Leopoldo Alas) o Azorín (José Martíne z Ruiz), por citar algunos de escritores conocidos. Nosotros seremos nosotros con nuestras miserias y nuestras escasas glorias, pero el hecho de ser uno mismo también tiene su importancia aunque ni tú mismo te lo reconozcas en ocasiones y te avergüenzas de lo que piensas, de lo que opinas, de lo que escribes o de lo que dices, a veces, algo trágico, de lo que eres, y te escondes bajo una buena capa que todo lo tapa: el seudónimo.

En ocasiones el uso del recurso por el cual no se muestra el nombre verdadero puede obedecer a otros intereses más plausibles y para nada censurables como son el hecho de resaltar al personaje o al lugar a los que se hace referencia y en estas ocasiones la opinión que se vierte nunca trata de herir las susceptibilidades de nadie, sino que son reflexiones que enaltecen al que las expone.

Todo lo anterior viene a colación por los comentarios en general, desde mi particular punto de vista, poco afortunados que aparecen en el libro de visitas de la página oficial de mi pueblo: www.gaucin.es , así como en una encuesta sob re el cambio de denominación de las calles del pueblo en www.gaucinet.com o en el foro de www.gaucin.com . Esconderse tras el nombre de otros o tras nombres tan genéricos como gaucineño, gaucinense, mermelada, amiga..., me parece poco ajustado a lo que deben ser las personas que se sienten, al menos un poco, orgullosas de ser lo que son y de pensar lo que piensan.

Sin entrar a valorar las opiniones que en uno u otro sentido se vierten desde el anonimato, sí me gustaría dejar constancia de la endeblez de la mayoría de los argumentos (en ocasiones ni tan siquiera existen) que albergan dichos anónimos. Por ello, pienso que todo web master debe mantener un cierto control sobre lo que se publica en su página y permitir hasta cierto punto la libre expresión de los visitantes. Un libro de visitas no es el espacio que yo debo aprovechar, más aun bajo seudónimo, para insultar o menospreciar al contrario o al que no piensa como yo. De la visita por los comentarios de las mencionados sitios (sobremanera el del libro de visitas de la web oficial del pueblo) podemos colegir que si de golpe se suprimieran todos aquellos que no aportan nada a la función para los que dichos lugares de opinión fueron creados, llegaremos a la conclusión que, por ejemplo, del centenar largo de visitas del libro de gaucin.es se podrían suprimir la mayoría de los comentarios sin que para nada mermara la calidad de la página, que la tiene, sino todo lo contrario. Quedaría una decena, más o menos, que son los que en realidad aportan algo al sitio.

Alguno pensará que desde aquí estoy abogando por la censura y por cercenar la libertad de expresión, pero solamente abogo por el buen gusto y la calidad, aspectos en los que todos somos capaces de expresarnos sin necesidad de recurrir a lo zafio y a lo vulgar. También abogo por el buen uso de esos espacios que se nos ofrecen y no aprovecharme de ellos para verter el dulce veneno o el pestilente halago acaramelado del que suelen hacer gala aquellos que buscan algo o no quieren perder ese algo que ya consiguieron.

A los que trabajamos (nos entretenemos) con esto de las webs, nos gusta que nuestros visitantes dejen s u opinión sobre nuestro trabajo bien en el libro de visitas ad hoc, o bien por mensaje privado; es grande la alegría que nos proporciona el tener noticias de un familiar, amigo, paisano, conocido, colega, etc, el cual ha sabido de nuestro trabajo a través de internet, de tu web; pero no se sabe muy bien por qué, te consta que son muchos los que te visitan pero muy escasos los que contactan contigo; aunque, pensándolo bien, si van a utilizar un seudónimo es mejor que se guarden sus palabras en sus tinteros y no nos hagan partícipes de las peregrinas manifestaciones que suelen exponer.

Teodoro R. Martín de Molina. Marzo, 2005.