INTRODUCCIÓN Apártese a un lado el sentimiento a los hombres les diga las verdades los trate como si fueran deidades y que aprendan de mi conocimiento. Aquí lo que importa es mi pensamiento ¿qué importa si yo soy o no soy poeta? pues aunque no tengo ni una peseta sí que os digo verdad y no miento. Lo mío es criticar la realidad pues el gobernante se enmienda en su obrar y así que el pueblo conozca la verdad. Que a veces pueda alegrar corazones o enseñar a un mejor y bien obrar también son éstas mis intenciones. El Autor. LAS AGUILAS REALES. Voy a contar una historia que es bien sencilla pudo ocurrir en Soria y también en Sevilla. En lo alto de unas peñas tenían dos águilas reales su nido oculto entre las breñas y rodeado de viejos jarales. Allá vivían felices en el cielo azul volando al acecho de conejos y perdices se pasaban la vida cazando. Pero llegaron los cazadores que a tiros desde lejos mataron a perdices y conejos y se llevaron los mejores. Ahora las águilas reales tienen los polluelos hambrientos se trocó en pena su contento y su libertad en hace de males. El padre ha vislumbrado a un borreguito blanco, blando, blanquito, blando y se lo ha llevado. El pastor que lo ha visto ha avisado a su amigo el cazador que se cree el más listo y el mejor tirador. |
Entrada la tarde oscura con dos tiros de escopeta ha matado al águila en las alturas por el precio de algunas pesetas. El padre solo se ha quedado y ahora le falta la compañera y a los aguiluchos ha abandonado y se ha ido para tierras extranjeras. Pero uno que se ha enterado y aunque es de corta edad por teléfono ha llamado a los ecologistas de la ciudad. Contándoles dónde está el nido y de cómo el padre cobarde de aquella tierra se había ido, por suerte no llegaron tarde. Cuando llegaron los ecologistas les hicieron muchas fotografías para una de esas revistas de la moderna ecología. A los aguiluchos han salvado y en una jaula metálica a la ciudad se los han llevado acalorados con sus pláticas. Y ahora los dos polluelos están en jaulas cautivos y apenas tienen anhelos de poder salir de éstas vivos. Han traído a la televisión para grabar este acontecimiento y poder llamar la atención de las gentes y su conocimiento. Ahora que se han hecho grandes los han soltado a volar y como no hay quien los mande se han ido mas allá del mar. Ahí por el estrecho de Gibraltar pero han vuelto por los vendavales y ahora se nos van a quedar en el parque de los Alcornocales. Gracias a los hombres instruidos que crearon el parque natural las águilas reales no se han ido, y allá viven de lo más normal. |