El niño y el peregrino Poema a San Juan de Dios
Se presenta el peregrino en la fuente La Adelfilla a beber agua nítida y fresca pues la sed le consumía. ¡Y de pronto oyó una voz! ¡Una voz dulcísima, nunca oída! ¿Quién eres?, ¿de dónde vienes?, ¿estás enfermo?, ¿tus pies sangrando? La ropa vieja, y tú ajado, ¡jamás he visto un rostro bueno!, ¡ojos de dolor!, palabras de amor, ¡dime, que mal te hicieron!, ¡no puedo creerlo!, ¿eres una sombra?, nómada o cordero, manos de cera, dedos morenos, boca callada, la faz de espectro. ¡Dime, dime, buen hombre!, yo soy del cielo, mi madre María, mi padre carpintero, bajé a la tierra de dolor yerto a cantar canciones de amor y paz. El peregrino le contestó con voz tan tenue que apenas oyó, mirando al niño con devoción: esas palabras que jamás nadie nunca expresó, de labios rojos, dientes de perlas, amor y arrobo y muy certeras.
Nota. Éste y los demás poemas de nuestra paisana Ana Mª del Carmen Corbacho Jiménez, que publicamos en la sección "Colaboraciones" de La Gaceta de Gaucín, se los debemos a la amabilidad de su hijo Ricardo Gálvez Corbacho que periódicamente se pone en contacto con nosotros para enviarnos los sentidos poemas de su madre. |