El Papá Noé Antiguerra.
El Papá Noé todos los años
lleva los juguetes a los niños para la navidad. Todos sabemos que vive
en el Polo Norte con muchos duendes que lo ayudan a fabricar todos los regalos
que le piden los niños del mundo, y que reparte los regalos en un
trineo volador tirado por los siete renos a los que llama Bailarín,
Saltador, Zalamero, Bromista, Alegre y Veloz, todos ellos liderados por Reno
el de la nariz roja, que fue él ultimo en integrarse al grupo.
Y así el Papá Noé año tras año va a llevar los regalos y así en algunas casas había llevado regalos al abuelo cuando era niño y a su papá y a los niños. El Papa Noé leía todas las cartas y así cuando un niño le pedía un juguete el no pensaba si el juguete era malo o bueno si no que pensaba quiere un juego, pues un juego, quiere un oso de peluche pues un oso de peluche, quiere un rifle pues un rifle, quiere una bicicleta pues una bicicleta y así todos los regalos los hacía a los niños según le pedían. El Papa Noe tenía muchos ayudantes que le hacía los juguetes según los niños querían. Sus ayudantes eran unos duendes que viven en cuevas y en los troncos de los grandes arboles que hay cerca de la cabaña de Papa Noé. Las cartas llegaban a millones y a todas tenía que atender y así luego organizaba los pedidos dependiendo de las cosas que los niños quisieran. Porque el papa Noé es muy organizado. Las cartas eran de lo más curiosas algunas y así un niño de China quería una guitarra española, una niña de Kenia una muñeca rubia, un niño de Estados Unidos una pistola con balas, un niño de Brasil quería un piano electrónico, un niño de Rusia quería un barco de velas y así muchas cosas y regalos les piden todos los niños de todo el mundo. El Papa Noé tomaba nota de todos los regalos y leyó una carta de un niño de un país en guerra que decía así. “Querido Papa Noé yo quiero unas muletas para poder caminar pues e perdido mi pierna por culpa de la guerra donde he perdido a mis padres. Nos tienen acogido unas monjas misioneras a mi y mi hermana menor. Ella quiere escribirte también” “Hola Papa Noe yo quiero para este año unas gafas de sol pues aquí en Africa hay mucho Sol”. El Papa Noe comenzó a preocuparse por la guerra y así con las guerras en las que él no tiene nada que ver ni pinta nada. Pues las guerras son cosas de los gobiernos de los poderosos que permiten que existan. Y así al Papa Noé aunque le preocupaba la guerra poco podía hacer o eso él creía. El Papa Noé recordó que el padre del niño huérfano le pedía armas y así le pidió en tres Navidades seguidas armas la primera una pistola, luego a la otra navidad un rifle y luego a la otra un cañón de guerra y así que ahora había muerto en la guerra. Así que tomó la resolución de no enviar más juguetes bélicos a los niños que se lo pidieran pero decidió de consultarlo en el consejo de duendes. El Papa Noé decidió durante una noche de insomnio de no enviar más armas a los niños que le pidieran juguetes bélicos pero entonces cuando se reunieron en consejo los duendes protestaron porque había muchos que eran expertos en armas y, además, los duendes decían que los niños se pondrían tristes al no recibir regalos. Entonces en esta entredicha el Papa Noé tubo una genial idea enviaría armas de chocolate y caramelos a los niños que se las pidieran. Así las pistolas eran de chocolate y los rifles de caramelos de diversos sabores, además, los cañones y misiles eran de helados y así cuando se descongelaban se debían rápido de consumir pues se derretían. Algunos otros regalos eran lápices y pinceles con formas de bombas pues cuando se comían el relleno de chocolate les quedaba un lápiz. Otros regalos se convertían al comerse y así los tanques de guerra se convertían en coche y camiones al comerse los chocolates y caramelos que lo ocultaban. Y así los aviones de guerra al comerse las bombas que eran peladillas pues ya no eran de guerra si no llevaban bombas y las peladillas eran irresistibles, los barcos de guerra también se comían y se convertían en barcos veleros, mercantes y yates. Así muchos niños se comieron las armas y no pudieron jugar a la guerra donde se suelen matar a sus semejantes y el Papa Noé estaba muy contento y los renos brincaban de alegría y los duendes se hartaban de reír cuando recibían las noticias más dispares de los niños y niñas que recibían las armas en forma de golosinas a las que podían consumir. Y así uno de los duendes que era poeta le escribió una canción de navidad al Papa Noé. El Papa Noé es antiguerra
Quiere la paz para la humanidad
Y para todos los niños de la Tierra. Que se traten unos a otros con fraternidad. El Papa Noé quiere la fraternidad universal Para que todos los seres humanos Se traten unos a otros cómo hermanos Se respeten su libertad y que esto sea normal. El Papa Noé no quiere la guerra. Viva la Paz en la Tierra. No a la guerra. Juguetes bélicos para niños. ¿No Gracias? Para que luego no tengan desgracias. Viva la paz. No a la guerra. Viva la paz... Y así los duendes le cantaban esta canción y aparte de los renos acudían muchos otros animales del bosque a escuchar a los duendes cantar muchas canciones. Y así acudían lobos, cuervos, zorros, liebres, conejos, ratones y pájaros grandes y pequeños entre ellos lechuzas, búhos y cisnes y algunos petirrojos e incluso grillos. Todos enmudecían y acudían a los alrededores de la cabaña del Papa Noé y no se peleaban ni se comían unos a otros mientras allí estaban. Y así mientras los duendes fabrican los juguetes cantan canciones y el papa Noé se divierte mucho escuchando las letras de las canciones. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. FIN.
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