Cubierta del libro, diseño y realización de Manuel Vera

LA GACETA DE GAUCÍN

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Era una noche oscura, tenebrosa,
llena de sombras que desaparecían.
En mi ser había una sola cosa:
¡MIEDO! No sé por qué...
¡Aquellas sombras...!
Algo me decía
que a mí venían,
me perseguían,
no me dejaban un solo instante,
me atormentaba el terror
y más aún la angustia.
Las horas pasaban,
lentamente,
poco a poco
la oscuridad de la noche
se ocultaba entre las tinieblas.
La luna se ocultaba
muy despacio.
Los rayos de sol
ya aparecían,
cansada ya
de tan malvada noche
mis párpados me pesaban,
cayendo lentamente
pronto quedé sumida en sueños.
           *****
Recuerdos, recuerdos, recuerdos
de un pasado ya difuso
por el paso del tiempo
y las arrugas de mi sienes
ya marchitas.
La belleza de aquellos años
ya pasados,
moribundos en la memoria.
Recuerdos dormidos en el pasado,
recuerdos invadidos de recuerdos.
En el sutil y bello paisaje
que alrededor diviso,
entre soles, lunas y auroras
no hallo más que la imagen perdida
de aquel ser que nunca encontré.
Largos y pesados años
llevo tras de mí
como cadenas de un reo sin culpa
que llora el llanto
entre paredes ennegrecidas por el tiempo
Ahora no tengo
más recuerdos de lo perdido,
recuerdos de lo inalcanzable,
recuerdos de amor
perdido en el vacío.
         *****
¡Oh juventud!
Jóvenes que marcan un mito,
jóvenes que buscan algo
que se halla a su alcance,
jóvenes vivos
en una sociedad cualquiera.
Se busca un ideal,
han de alcanzarlo
con el sudor de su frente.
Montes , ríos, valles,
todo florece
ante el esplendor
de una juventud radiante.
Ellos han de llevar
a un mundo moribundo
hacia la cima
de una gran montaña
que lo realce
hacia la verdad,
como el pajarillo
que alza su vuelo
hacia el infinito.
¡Oh juventud!
          

 

 

 Mª. José Gámiz.

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