Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

colaboraciones     narrativa    romances   mis alumnos  enlaces   libro visitas   contactar   inicio  presentación

OPINIÓN


¿FELIZ NAVIDAD?




Mientras me decido entre el caviar o el sucedáneo, el salmón o la trucha ahumada, el langostino o la gamba, el cordero o el solomillo de cerdo, el turrón de tal o cual marca..., las fotografías de más arriba son realidades de las que ni quiero acordarme.
Después de esperar un buen rato en la cola de cualquier caja de cualquier hipermercado, supermercado o tiendecilla de pueblo o barrio, de pagar con la tarjeta, pues lo suelto no me llega; después de sufrir los atascos de la circunvalación de mi ciudad, de las calles principales, de las callejuelas de barrio; después de girar y girar hasta encontrar un lugar en el que dejar mal aparcado mi flamante automóvil; después de aguardar para poder entrar a una taberna, para aguardar a que el camarero me sirva una caña o un vino, de esperar otro rato a que me sirva las tapas o raciones, a que me cobre los euros pertinentes..., las fotografías de más arriba son realidades en las que prefiero no pensar.
Una vez que estoy en casa y tenemos que elegir entre la vajilla nueva, la de boda o la de diario, los vasos de duralex, o copas  de la vitrina, entre el vino blanco o tinto, de Jerez o de Rioja, entre la sidra y el cava, los licores variados, entre qué poner primero y qué poner después, si lo mismo para todos o a cada uno su gusto..., las fotografías de arriba son realidades que casi tengo olvidadas.
Cuando llegado el momento en que tengo que entregar, al tiempo que recibir, los regalos que hace días se fueron seleccionando con el muy digno propósito de sentirme agradecido, al tiempo que me agradecen, lo mucho que nos queremos, lo mucho que soportamos y  nos deben soportar..., las fotos de más arriba son realidades que a mí me dejan tal cual.
Después de opípara cena, en la que de todo sobró y no se puede guardar, tras recoger bien la mesa, seleccionar lo sobrante, cada cosa en su lugar y todo a la basura..., las fotos de más arriba poco me dan qué pensar.
Y al llegar la medianoche entre bufandas y chales, el visón o el astracán, la chaquetilla de cuero o abrigo de pura lana, tocadas bien las cabezas, las manos bien abrigadas.... a oír la Misa del Gallo como muy buenos cristianos, y después a comulgar.
-Que la paz sea con vosotros.
-¿Y con nosotros la paz?

Teodoro R. Martín de Molina. Navidad, 2004.