Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"UNOS HAIKUS GAUCINEÑOS"       

 

 

“lo que hoy escribo

figura en los papeles

desde hace siglos”

 

“ahora callado

es cuando me doy cuenta

cuánto he hablado”

 

            Como estos, hasta ciento veinte, son los haikus que en su libro “Nuevos Acentos” nos ofrecen mi hermano Salvador y Francis Prieto “El Lince”.

            Se lee en poco rato. Puedes leerlo durante horas. Se relee de nuevo, y de nuevo, y cada vez encuentras un matiz, una idea, una metáfora, una comparación que en la anterior lectura te pasó desapercibida o a la que no supiste encontrar el sentido último que quiso darle el autor –quizás nunca lo llegues a encontrar–.

            Podía haber comenzado con otros cualesquiera dos haikus en los que quedan recogidos los pensamientos, las sentencias, los sentimientos y las más transparentes evidencias que al común de los mortales se nos ponen delante de los ojos todos los días y no las vemos. Sólo el poeta sabe descifrar la realidad para después transmitirla envuelta en capas, simples o complicadas, de emociones de tal modo que a los profanos nos resulta, como poco, extraordinario.

            Tengo la fortuna y el privilegio de leer antes de que vean la luz pública la mayoría de los trabajos de mi hermano. Él me honra con el hecho de pedirme opinión y consejo sobre muchos de los trabajos que va a publicar –pobre de mí–. Con todo el reparo del mundo trato de ofrecerle mi parecer, casi siempre coincidente, y a veces incluso me atrevo a poner leves reparos que él solícito hace suyos, y agradece, o me los rebate desde su superior conocimiento en casi todos los campos.

            En esta ocasión, antes de su envío definitivo a la imprenta, también tuve el privilegio de leer atentamente los haikus que Salvador y Francis nos presentan en este libro. Ya en la pantalla del ordenador me parecieron extraordinarios, ahora en la cuidada presentación de la edición… qué deciros.

            Aunque poco sabía, en general, de los haikus, salvo algunas referencias a los de Mario Benedetti y a su origen japonés, o quizás por eso, desde el primer momento en que me enfrenté a ellos me sedujeron por su brevedad, concisión y profundo calado de las ideas que pretenden transmitir, que transmiten. En un principio me recordaron, en cierto sentido, a las greguerías de Gómez de la Serna, con las que me encuentro más familiarizado por haberlas trabajado en muchas ocasiones con mis alumnos. Coinciden con los haikus en muchos aspectos de los antes referidos y además en lo sorpresivo de su desenlace después de tan breve recorrido.

            “Levedades” y “Cuatro Segundos” son los subtítulos que han escogido los autores para presentarnos cada uno de sus sesenta haikus. Es evidente que estos subtítulos sólo hacen referencia a su forma, puesto que el contenido está lleno de una carga profundísima que permanecerá en el lector por un tiempo indefinido. Por su sencillez en la presentación de aspectos de lo cotidiano se asemejan a pequeñas moléculas de antimateria que al converger en la mente del lector con sus propias ideas pueden actuar a modo de fisión haciendo explotar de nuestro interior aquello que dormía el sueño de los justos.

            Bueno, debo de confesaros que, como en tantas ocasiones, ésta no era la idea con la que me he sentado ante el ordenador para escribir unos cuantos párrafos acerca de la presentación ayer en Jaén del referido libro de Salvador y Francis. Mi intención era transmitiros mi gran alegría por el acontecimiento que supone el nacimiento de un nuevo libro, más aún cuando los autores son tu hermano y un paisano. Dos autores que han sabido obviar la diferencia de años entre ellos para coincidir y andar parejos a la hora de presentarnos sus reflexiones en este formato tan ágil y enjundioso a un mismo tiempo, bien bebiendo de lo próximo o aproximándose a lo lejano en el tiempo o en la historia, alimentándose de las raíces de lo popular o hurgando en los conocimientos de toda una vida dedicada al trabajo y a la inquietud intelectual.

            Puesto que con frecuencia estamos más pendientes de las negativas aristas de la realidad diaria que nos envuelve que de lo positivo, estas palabras sirvan para animaros a acercaros a un libro que nos hará meditar sobre otros asuntos mucho más gratificantes que lo que la actualidad diaria nos depara. Con las “Levedades” de Salvador en poco más de los “Cuatro Segundos” de Francis, mirando de reojo a la izquierda para recrearnos con las ilustraciones de Salvador que acompañan a los poemas, nos evadiremos de lo cotidiano para entrar en el nirvana al que su poesía nos transportará.

 

Teodoro R. Martín de Molina, 11 de diciembre de 2009

 

PD. En “Colaboraciones” me he tomado la licencia de dejaros un adelanto de lo que el libro es. <<leer>>

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