Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

Tienen programa

 

Nos hemos pasado toda la campaña electoral con la duda de si el PP tenía programa o no lo tenía. Se hablaba de un programa oculto y de la ambigüedad de su líder a la hora de exponer las líneas programáticas de su acción de gobierno, el permanente “depende” de sus titubeantes respuestas en las que los “eh…, eh…”, los “sí…, pero” o los “no…aunque”, etc, estaban a la orden del día. Por eso a lo largo de la misma nos quedamos in albis al respecto. Ya parece que se van aclarando las cosas.

            Teníamos las referencias de las actuaciones llevadas a cabo en algunas de las comunidades gobernadas por el PP: Baleares, Valencia, Madrid, Galicia, Castilla la Mancha…, donde los gobiernos populares iban enseñando la patita, pero como son actuaciones necesarias e imprescindibles, nada que objetar por parte del votante popular de esas comunidades y de todas las demás. En algunas de ellas hemos comprobado cómo han conseguido “bajar” el paro creado por el gobierno central o “salvar” sus cajas de ahorros a base de mandarlas a la intervención del Banco de España como si de la de los curas de Córdoba se tratara. Todas las entidades valencianas en la quiebra con agujeros negros imposibles de tapar ni tan siquiera con los astronómicos sueldos de sus gestores y ejecutivos.

            En Cataluña, Mas, el adelantado nacionalista de la derecha española, también acaba de enseñar a los catalanes las medidas que no se atrevió a mentar en campaña electoral, pero que tras el respaldo de las urnas se ve fortalecido para adoptarlas, esas y las que hagan falta, que los ciudadanos de orden bien sabrán comprenderlas, “Todo es por vuestro bien”, “No te das cuen, pecador”.

            Durante la campaña los empresarios con el presidente de la CEOE a la cabeza, ya los orientaron mostrándoles las líneas maestras de su programa económico y de reformas. Ahora, ayer mismo, ya le acaban de leer la cartilla instándoles a tomar medidas urgentes en el muy cortísimo plazo, no vayamos a caer en la negligencia y dilaciones zapateriles. No se les vaya a pasar por alto el asunto del abaratamiento del despido o del nuevo modelo de negociación colectiva, de modo que pase a ser negociación individual y en el que los sindicatos –esos vagos irreductibles– ni pinchen ni corten. Una reforma laboral como mandan los cánones… empresariales.

            Los promotores inmobiliarios también andan ya apremiando para que hagan lo que sea de modo que fluya el crédito y el sector de la construcción vuelva por donde solía. Seguro que en la reunión del líder con Rato éste le habrá propuesto le resurrección de su magnífica ley del suelo que tantos beneficios trajo a los trabajadores de la construcción, hoy en paro, a los hipotecados hasta las cejas, muchos con hipoteca y sin vivienda, a las entidades financieras convertidas en las mayores inmobiliarias del país con un activo inmobiliario que no pueden sacar al mercado porque no hay quien lo quiera, o quien lo pueda pagar al precio que ellos quieren, y sobre todo fue una ley que sacó lo más característico del ser español, el choricillo que todos llevamos dentro y que afloró por los ayuntamientos y aledaños de casi todos los pueblos de España. Una ley que creó trabajo y créditos sin límites ni condiciones en su momento y a la postre más de tres millones de parados, ruina para muchos y ausencia de crédito para todos.

            La prensa nacional y foránea no cesan de mostrarles el camino por donde deben de encaminar los pasos de las reformas que, aunque ellos no han explicitado en ningún momento, dan por supuesto que, no sólo los casi once millones de votantes populares, todos los españoles están esperando como agua de mayo y las van a recibir con albricias, porque aunque supongan sacrificios… para los de siempre, sólo lo hacen pensando en el bien… de los de siempre. Y eso lo entiende hasta el más lerdo de sus votantes y de los que no los votaron, para eso formamos parte de una gran nación que sabrá enderezar su rumbo y salir de la crisis sin la ayuda de nadie y mucho menos acatando órdenes de los mercados o de los dirigentes europeos.

            Bien es verdad que también estos últimos han comenzado a dictarles por medio de comunicados, telegrama o llamada telefónica, declaración institucional o a los medios, las medidas que deben de tomar en cuanto toquen el testigo del poder, o antes si fuese posible, pues la situación no tiene espera aunque haya que saltarse los plazos constitucionales. Así parece que lo han hecho los mercados a través de algunas de las más destacadas agencias de calificación, Merkel, Van Rompuy, Juncker, Barroso y demás mandamases europeos.

            Incluso la iglesia española a través de su máximo representante, el Presidente de la Conferencia Episcopal, le ha sugerido a los futuros gobernantes las líneas maestras respecto a la reconducción de las políticas erráticas llevadas a cabo por el gobierno anterior y que a ellos les sirvió para en tantas ocasiones salir a la calle con el fin de zaherirlo. Así que en lo tocante a la conciencia de los ciudadanos todo se haga según lo manda nuestra Santa Madre, a cambio les prometen sus oraciones ahora y siempre, y su apoyo explícito, digo yo, como siempre.

            No sabemos muy bien si tanta recomendación se corresponde, mucho me temo que sí, con el programa del que tanto hablaron y nunca concretaron los populares. Quizás no tuvieran nunca que emplearse en su redacción, sólo tenían que prestarse a lo que le iban susurrando al oído unos y otros con leves bisbiseos de impacientes amantes.

            Por lo visto y oído sí tienen programa, o harán suyo el de los poderes fácticos, que viene a ser lo mismo. Lo único que nos falta es que los militares también hablen y les digan por donde tienen que ir los “tiros”.

           

 

Teodoro R. Martín de Molina. 24 de noviembre de 2011

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