A Karl Rickard Enkvist le empezaron a llamar el Loco Sueco cuando allá por los años 80 quiso plantar un viñedo de uva Tempranillo para hacer tinto de calidad nada menos que en Gaucín. Hasta entonces ningún enólogo, agricultor o bodeguero había osado cultivar tan al sur de Europa una variedad que en España parecía reservada a las grandes viñas que explotaban las denominaciones de origen de Rioja o Ribera del Duero. «Desde entonces ha cosechado ya más de 20 premios internacionales, así que de loco nada de nada», relata José Manuel Cózar, director técnico de lo que hoy es el resultado de aquel sueño: Cezar Viñedos y Bodegas, consagrada como una de las principales firmas vinícolas de la Serranía de Ronda y de la provincia de Málaga.
No en vano, se trata de la única bodega de la comarca que produce caldos con las dos denominaciones de origen del territorio: Málaga y Sierras de Málaga. Porque la ambición de Enkvist fue más allá del tinto, y de sus viñedos salen hoy todo tipo de vinos, desde dulces moscatel a un rosado que acaban de estrenar esta temporada, pero todos ellos con dos denominadores en común: su elevada calidad y su sello de cien por cien ecológico.
«No podíamos hacerlo de otra manera, porque estamos en una zona de especial protección, entre dos parques naturales, el de Grazalema y el de los Alcornocales», explica José Manuel Cózar, que se encarga de la gestión del día a día y es también el enólogo de la compañía. La finca en cuestión, Buenavista, se ubica a unos 680 metros sobre el nivel del mar, entre los ríos Genal y Guadiaro.
Allí se extienden las cerca de seis hectáreas de viñedo que explota la bodega Cezar, aunque sus responsables también compran uvas a otros viticultores de Manilva y de Ronda que respetan su misma filosofía. Para hacer una idea de hasta qué punto se han encargado de cuidar la producción, Cózar explica que, pese a que las viñas se plantaron en los 80, la primera añada comercial no salió al mercado hasta 2004, cuando quedaron satisfechos con la calidad y la cantidad.
Además, fuera de Málaga elaboran y comercializan un champán certificado desde Francia. Y es la única que produce y vende un vinagre de vino tinto, un proyecto que iniciaron en 2006 como un experimento pero cuya aceptación superó todas sus expectativas. Sin aditivos ni azúcar, este Balsámico, como le han bautizado, nace de los sedimentos de las decantaciones y se deja madurar en barricas de roble.
Sueños es la marca de sus tintos (entre ellos, dos Gran Reserva) y Eleonor la de sus blancos de uva moscatel. A lo largo de estos años, han cosechado premios y menciones en algunos de los principales certámenes del mundillo, como los China Wine Awards, el Concurso Mundial de Bruselas, Iberwine, CINVE (Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos), Decanter, Mezquita o Vinojén, así como en las guías Peñín, Repsol e Intervinos.
José Manuel Cózar afirma que la última cosecha ha sido buena en cuanto a calidad y que la cantidad ha sido la «adecuada», teniendo en cuenta las cifras de su mercado, que en los últimos tiempos ha ido aumentando su cuota nacional. No en vano, si en los inicios exportaban el 98% de sus vinos, ahora ese porcentaje representa el 40% debido a que han incrementado mucho las ventas en España. «Nunca hemos tenido crisis», asegura el director técnico. Los países nórdicos, Suiza, Inglaterra, Bélgica, Francia e Italia son los principales destinos de sus envíos internacionales.
«Hemos hecho alguna cosa también con América. No decimos que no a nada, pero nuestra filosofía pasa por afianzarnos primero en el continente», apunta Cózar. Los pedidos le llegan sobre todo de distribuidores y clientes muchos de ellos ya fieles, que utilizan el servicio de venta por internet, aunque la bodega cuenta con una tienda abierta al público en la misma finca, donde se organizan catas y visitas.
Otro de sus proyectos, al margen del vino, es el de poner en valor la oveja Merina de Grazalema, para lo cual cuentan con un rebaño de esta raza que sirve además de abono natural para el terreno.