QUE NO NOS QUITEN NUESTRO TREN Jueves, 18/12/2008 José Becerra Nos suprimen el único tren que une Ronda con Málaga. Y no queda ahí la cosa, sino que eliminan de un plumazo una de las línea que se mantienen con Algeciras. Aseguran que obedece a un ajuste de servicio, y que la interrupción durará sólo poco más de una quincena. ¿No será un subterfugio, como quien lanza un globo sonda para comprobar reacciones? Pues los rechazos no se han hecho esperar. Por lo pronto Comisiones Obreras ha llamado si no a la movilización – que no se descarta – sí a la unión de los afectados para hacer patente su repulsa por la supresión, sobre todo en los días navideños, para que el intento de supresión no prospere. Así, que sin alharacas, RENFE, consuma la interrupción de forma unilateral. Ordeno y mando. Se escudan en que no produce rentabilidad y mucho es de temer que sea éste un primer paso para abandonar definitivamente el servicio que venía prestando a un puñado de pueblos, además de a la ciudad del Tajo. Prima, por lo visto, la política de empresa sobre el interés social. Nos quieren arrinconar más que estamos. Nuestras carreteras son deficientes y las conexiones con la capital de la provincia, por lo menos en lo que respecta a los pueblos de los valles del Genal y Guadiaro, deplorables. El tren, nuestro tren de toda la vida, el que renqueante y asmático unía desde Gaucín a Málaga, pasando por unconglomerado de pueblos que tanto le deben a este medio de transporte público (Cortes de la Frontera, Benaoján, Montejaque, Jimera de Líbar…) en los prolegómenos del pasado siglo, o los mas veloces y vistosos de ahora, nos lo quieren arrebatar de golpe y porrazo. Trenes que formaron parte de nuestra vida, las más depauperadas las más holgada: cosarias, estraperlistas, matuteras, viajantes de comercio, excursionistas…Emigrantes de maletas de cartón o madera, bocadillos de tortillas de patata envuelta en papel de periódico para almorzar con avidez – que el paisaje abre el apetito -cuando el tren, nuestro tren, enfilaba el desfiladero espeluznante del Chorro – ¡prodigio del Caminito del Rey que contemplamos boquiabiertos! -;dormivelas mecidos por el traqueteo confortante, la conversación apacible y amena con el compañero de vagón. “Hoy vamos de médico, qué remedio”…;” Pues yo voy a que me hagan el traje para la fiesta del Patrón del pueblo”…;”Yo, voy de notario”…; “ Y yo para mercar los avíos para la matanza”… Miles de historias entretejidas entre silbidos penetrantes de la locomotora y la fugaz estampa del paisaje que se desliza a uno y otro lado de la marcha, inabarcable, sin solución de continuidad. Las cimas de las sierras, las crestas borrosas de los montes, el alcornocal perennifolio cortesano, el vergel de la Dehesilla benaojana, la cinta culebreante del río Guadiaro, y de pronto el grito de admiración _”¡ La cueva del Gato”! y la que gente que se apelotona a la ventanilla correspondiente. Luego, la planicie de Almargen y Campillos, ganadero y docente, y Teba, encumbrada, y Álora, la bien cercada… Al final, Málaga, entrañable y cosmopolita. Fin del viaje. Hasta el siguiente, el tren resoplando por sus energías derrochadas. . Es nuestro tren, el que nos descubrió paisajes infinitos e insólitos cuando niños; el que nos facilitó la vida si se iba en pos de trabajos o de estudios, el que nos devolvía de anochecida a casa, exhaustos, los deberes cumplidos, y que, enseguida veíamos desaparecer tras la primera curva, para servir otros destinos, otros suelos, otras ilusiones… No. Que no nos quiten nuestro tren. Secundaremos las movilizaciones. Todos en pie de guerra. http://servicios.diariosur.es/tu-noticia/tu_noticia_ver/QUITEN-NUESTRO-TREN/15325/1.htm |