Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

OPINIÓN

Sobrepasados

 

Supongo que a muchos conciudadanos, afectos y desafectos a la causa del partido en el gobierno, les debe de estar pasando algo parecido a lo que me sucede a mí: me siento sobrepasado por los acontecimientos de estos últimos días. En cierto modo, comienzo a vivir una sensación parecida a la que sentí cuando los datos sobre la trama de los GAL iban dejando en evidencia, información tras información, la implicación del aparato del estado en la guerra sucia contra ETA.

Y digo sobrepasados por no decir sobrecogidos, pues sobrecogedor es todo lo que se está dando a conocer sobre los tejemanejes del extesorero del PP, sus cuentas en Suiza, el millonario blanqueo de parte de lo expoliado gracias a la amnistía fiscal y sus peculiares anotaciones de las entradas y salidas de cantidades periódicas o puntuales a casi todos los miembros de la cúpula del partido y otros que andaban por allí prestando servicios.

Digo sobrecogedor, porque sobre todos sobrevuela la duda de qué pasará si en realidad se llega a descubrir que, como parece, todo lo que se está aireando se corresponde con la realidad. Sobre qué pecho van a llorar sus lágrimas los cándidos votantes de la derecha que sobrevaloraron en tal medida a los dirigentes del PP como para darle la mayoría absoluta que le dieron. Y no creáis que estoy sobreactuando si digo que me produce cierta inquietud pensar en los derroteros por los que pueden llevarnos esta situación. No sería extraño que nos dejáramos caer en manos de algún populista que viniera a salvarnos a todos o en las de un desgobierno asambleario de los que no están de acuerdo con nada. O que, como pasó en Italia y en Grecia, los mercados, a los que algunos llaman Europa, nos impongan un tecnócrata que actúe, aún más si ello fuese posible, al dictado de lo que ellos decidan.

 Esto no parece ser que sea algo sobrevenido, como dicen sobre la herencia recibida, sino que el Sr. Bárcenas llevaba en el PP ejerciendo funciones económicas y administrativas, recompensadas además con una elección como senador por Cantabria, desde que, prácticamente, usaba pantalones cortos. Él siempre con su lapicillo en la oreja, como los estereotipados contables de las películas en blanco y negro, anotando todas las entradas y reflejando todos los pagos a otros, por si algún día hacía falta recordarle a alguien algo. Y Los demás, desde el presidente del partido hasta el último militante de base que pasase por Génova, sin percatarse de las astucias de tan sagaz tesorero. Bien al contrario, grandes alabanzas de todos cuando se comenzó a sospechar de él por las imputaciones en el caso Gürtel.

 Se sobreentiende que, como ya confesara Zaplana cuando creía que sólo lo escuchaba su interlocutor, algunos de estos señores “están en política para forrarse”, por eso parece que no le han hecho muchos ascos a los presuntos sobresueldos que el tesorero les hacía llegar con la puntualidad propia de un reloj suizo.

Debe de ser casualidad, pero en el inicio del caso de los GAL y en éste de las cuentas de Bárcenas, en ambos se nos aparece la figura del exjuez Garzón, con el resultado que ya todos conocemos: en uno subido a los altares, en otro expulsado de la carrera judicial. Lo cual me lleva a pensar que al final este asunto sea sobreseído en sede judicial, si es que llega, como ha sucedido en tantos otros casos en los que se ha visto involucrado el partido de la derecha.

Acabo de releer el artículo y me da la impresión de que, al final, muchos pensarán que el que se ha sobrepasado, con tantos "sobres", he sido yo, pero ya se sabe: “Sobre gustos no hay nada escrito”.

 

Teodoro R. Martín Molina. 2 de febrero de 2013

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