Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"EL SISTEMA"

             Tenemos los españoles, por regla general, tendencia a mirar hacia arriba cuando llega el momento de buscar responsables de las posibles carencias de algunos de los servicios públicos que, por fortuna, disfrutamos en nuestro país.
    El usuario del servicio en cuestión suele culpabilizar a los trabajadores funcionarios de los mismos, mientras que éstos suelen hacer recaer toda responsabilidad sobre el “sistema”. Palabra mágica que a tenor de lo que oímos cada dos por tres es el causante de todas las deficiencias en los servicios que el estado, a través de los distintos gobiernos, ofrece a los ciudadanos.
    Hecho sorprendente es que el mismo fenómeno no se dé cuando hablamos de los errores  que se producen en la empresa privada, donde parece que la palabra sistema no tiene cabida y los responsables tienen nombres y apellidos y acorde con su grado de implicación son sancionados o directamente enviados a la calle.
    Los profesionales de la medicina culpan al sistema sanitario de todos los males que dicen que padece, los docentes lo hacen con el sistema educativo, y los funcionarios de justicia con el sistema judicial, por exponer algunos de los casos más significativos. Supongo que cuando hablan del “sistema” se refieren a los políticos y a los gestores que éstos ponen al frente, pues parece ilógico que se hable mal del sistema cuando el núcleo fundamental del mismo son los propios empleados sanitarios, docentes o judiciales que forman parte del mismo, y de ellos depende en gran medida el buen funcionamiento de cada uno de estos y otros servicios, y por ende los fallos que en él se puedan producir.
    Si el “sistema”, ante un fallo por acción u omisión más que evidente, actúa contra el o los funcionarios manifiestamente responsables, no es extraño que el resto de miembros del colectivo afectado se rebele, se levante y manifieste corporativamente en defensa del sancionado y, como no podía ser de otra manera, culpen al “sistema” de las deficiencias que llevaron al compañero a cometer el error que tuvo las consecuencias fatales que en determinados casos, de todos conocidos, se dan. Normalmente, si el “sistema” actúa disciplinariamente lo hace cuando no le queda más remedio por lo notorio del error, que normalmente es consecuencia de una negligencia de los profesionales y que da lugar a desgracias irreparables del usuario del servicio afectado.
    Una de las razones que se suelen esgrimir con más frecuencia es el referido a la ausencia de medios. En ocasiones se refieren a los personales, en ocasiones a los materiales y en otras a ambas carencias. Pueden que lleven razón en estos planteamientos, pero no es menos cierto algo por todos conocidos: la cantidad de materiales que duermen aún embalados en los rincones de los laboratorios o aulas específicas de los centros docentes (desde los infantiles a los universitarios) o en los almacenes de los hospitales, por ejemplo, a causa de la falta de preparación de los profesionales que tienen que usarlos o de la desidia de algunos para hacer uso de nuevas tecnologías y metodologías que impliquen el uso de los mismos. También ello puede ser achacable a una mala planificación en la que los propios funcionarios también tienen algo que decir al respecto.
    Antes los docentes disponíamos de la tiza y la pizarra, y poco más, y trabajábamos a tope, hoy con medios infinitamente superiores seguimos trabajando del mismo modo, pero antes como ahora nos seguimos quejando de falta de medios aunque se den casos como los referidos en el párrafo anterior: si no los tenemos protestamos y si los tenemos no lo usamos, en muchas ocasiones, adecuada y exhaustivamente. Si hablamos de la medicina, qué decir el cambio habido desde la época del fonendo a la actual, de un minuto por paciente a casi quince minutos de dedicación,  mas la queja sigue siendo permanente.
    En estos días estamos viviendo un ejemplo en el que esto a lo que me estoy refiriendo se ha hecho bien palpable. Dejando a un lado el movimiento reivindicativo o corporativo de los secretarios de juzgados, jueces y magistrados tratando de presionar al gobierno y al poder judicial por las sanciones que han recaído sobre la secretaria del juzgado del juez Tirado y la que puede recaer sobre éste tras lo irrisorio de la impuesta en primera instancia, podemos pensar que en realidad los juzgados están necesitados de más medios, pero también podemos estar de acuerdo en afirmar que deben de utilizarse mucho mejor aquellos de los que disponen, sobre todo los humanos, porque de vez en cuando nos desayunamos con algunas decisiones judiciales que dejan perplejo al más fiel defensor de la judicatura y de todas sus prebendas y privilegios.
    El día en que cada uno de los miembros que componemos cada uno de los distintos “sistemas” aceptemos nuestra importancia dentro de los mismos, lo que conllevará asumir las responsabilidades paralelas, este nuestro país empezará a funcionar bastante mejor. Ello no va en menoscabo de las justas reivindicaciones que todo trabajador tiene derecho a exponer y reclamar en defensa de un mejor funcionamiento de su “sistema” y del “sistema” global.

Teodoro R. Martín de Molina. Octubre de 2008
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