Sin pretensiones
A pesar del período vacacional por el que hemos deambulado y al que estamos dando fin, es raro el día en el que no aparece una noticia que no sea merecedora de algún comentario, por muy somero que éste fuere. Pero no. No está el cuerpo ni la mente para dedicarle mucho tiempo a tanta cosa como los medios nos ponen a tiro para que los bienintencionados ciudadanos entremos al trapo y nos desfoguemos con nuestros prójimos a base de calentarle la oreja con los mismos temas de siempre. Claro está que esto lo digo yo. Hay otros que no respetan ni las tradiciones y se pasan todo el tiempo hablando de lo mismo y en los mismos términos, es decir, dándole leña al mono que es de plástico y no sufre. Así que como no deseo enfrascarme en grandes profundidades, me limitaré a esbozar, sin pretensión de ningún tipo, unos cuantos párrafos para constatar lo que a mi entender es la realidad de este nuestro querido país, a pesar de todo. Para ello no hablaré del modo sui generis que han tenido algunos, jaleados por los de siempre, de dar la bienvenida a la ley antitabaco. Prototipo de ello el ciudadano vasco que con porra de enormes dimensiones hacía trizas su máquina expendedora de cajetillas “porque al gobierno no le ayudo a recaudar ni un céntimo con la venta de tabaco”, o el del asador de Marbella –vasco él también– que dice que un local público es su negocio privado y que allí hacen él y sus clientes los que les viene en gana y no colabora para nada a “la cortina de humo creada por el gobierno para tapar siete años de catastrófica gestión”, o las declaraciones, una vez más, del ínclito alcalde de Valladolid…, y así podríamos seguir enumerando casuísticas tan peculiares y carpetovetónicas a las que los opositores a este gobierno nos tienen acostumbrados: esos son tíos con un par y no los mindundis sociatas. Tampoco me referiré a la espantada del ex ministro y ex secretario general del PP producto de la rabieta por no haber sido designado candidato a la presidencia de Asturias, ni de las lindezas que ha lanzado a el, hasta unos minutos antes, presidente de su partido, ni me pararé a elucubrar sobre lo que sucedería si eso mismo se hiciese, con mayores fundamentaciones, en Valencia o en Madrid –implicados hasta las cejas en la trama Gürtel–, o con el siempre presunto, por prescripción, inocente Fabra. Ni siquiera me quiero referir a la bienvenida y acogimiento dados al vice primer ministro chino en vísperas de Reyes –que uno de ellos parecía–, pasando por alto la conculcación un día sí y otro también de los derechos humanos mas elementales en ese país, algo que viene a poner bien a las claras quién y qué es lo que manda y gobierna este mundo nuestro del que tanto nos vanagloriamos y que dejamos en manos de elementos tan anti democráticos como los gobernantes chinos, por el simple e inapreciable hecho de que son los nuevos ricos del planeta con su comunismo-capitalista ante el que tributan homenaje como en el Medievo todos los modernos señores feudales de la tierra. Sólo, y para terminar, me pararé un poco en el fenómeno de los medios de comunicación de este país nuestro. No sé a vosotros, pero a mí me produce sonrojo ver lo que veo, leer lo que leo y escuchar lo que escucho en la generalidad de los mismos. Salvo honrosas excepciones, cada vez más escasas, el amarillismo se ha adueñado de toda la parrilla televisiva, la programación radiofónica y las editoriales de los periódicos. El máximo exponente de todo ello se ha visto en estos pasados días con la desaparición del canal CNN+ en beneficio de Gran Hermano. Una de las cadenas más ecuánime y plural, tanto en sus informaciones como en sus opiniones, del panorama televisivo es sustituida por un programa del que ya me dirán ustedes que es lo que podemos aprender; a continuación, la absorción de Cuatro por la cadena berlusconiana, y como guinda el reportaje de El PAIS Semanal a Belén Esteban ¡Menos mal que nos quedan Intereconomía y las demás TDTs de los grupos manejados por Pedro J, Vocento y las otras varias de Il Cavalieri o de los Lara! ¿Qué sería del ciudadano de a pie sin sus sabios consejos diarios? Viendo la caída en cascada de los medios antes dichos, la propaganda que las cadenas privadas hacen de sí mismas y los porcentajes de audiencias que nos dan de sus distintos programas, no es de extrañar las cifras que las encuestas dan en favor del PP. Si es verdad lo que nos cuentan y entre los programas más seguidos por los españoles están los consabidos grandes hermanos, sálvames, norias, tiempos felices varios, etc, etc, lo extraño es que la diferencias de intención de voto de las encuestas no sean aún mayores y los partidos de izquierda, los que sólo reciben el voto de los analfabetos, subsidiados, intelectuales de pacotilla, estómagos agradecidos..., no son completamente engullidos por el partido de la derecha que tan bien representa a los seguidores de tantos y tan instructivos como formativos programas. ¡Y después se habla de crisis! ¿Qué tipo de crisis?, me atrevo a preguntar sin pretender respuesta alguna.
Teodoro R. Martín de Molina. 7 de enero de 2011 |