Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

Regla de tres

 

Es una de las pocas operaciones matemáticas que aún están frescas en mi memoria. Aquello que aprendiera en la escuela con mi maestro aún no se me ha olvidado, algo que, al parecer, sí le ocurre a muchos políticos, jueces, periodistas y opinadores que, o no saben aplicarla o, simplemente, prefieren no hacerlo porque se quedarían con sus vergüenzas al aire.

            Me vengo a referir con esta breve incursión en las matemáticas a la no aceptación por parte del Tribunal Supremo de los estatutos de Sortu para su inscripción como partido político, con lo que le impide la presentación de candidaturas en las próximas elecciones municipales.

            Con sólo ver el resultado de la votación de los miembros de la sala 61 del Supremo, nueve magistrados a favor y siete en contra, ya nos podemos hacer una idea de lo cogido por los pelos que deben de ser los argumentos esgrimidos por los magistrados favorables a la sentencia, en otros casos similares las decisiones fueron tomadas por unanimidad.

            A los que somos legos en la materia sólo nos queda el sentido común para poder argumentar en estos asuntos. Y ateniéndonos a ese sentido común nada nos presupone a pensar que Sortu pueda ser una formación política ilegal cuando al decir de sus promotores, de no pocos juristas, entre ellos algún catedrático de Derecho Constitucional, y, por lo visto, buena parte de los propios magistrados de la sala que los ha declarado ilegales, se atienen en todo a la ley de partidos, elaborada tan ex profeso para que este tipo de partidos no pudieran ser legalizados ni pudieran concurrir a elecciones de cualquier tipo. Por eso resulta extraño, bueno, no tanto, que ahora se inventen nuevos requisitos que están claramente fuera de toda lo requerido por la mencionada ley, con el único propósito de dejarlos fuera de las próximas elecciones.

            Uno de esos requisitos es pedirles que condenen la violencia terrorista de ahora, antes y después, y que pidan perdón a las víctimas de la misma, también argumentan que no queda claro que no sean herederos de la antigua Batasuna, etc. Y parece que cualquier condena y todo perdón, así como toda desvinculación con los violentos, siempre será poco y contarán con el pero de algún legalista de ocasión que lo utilizará como argumento para impedirles que se asomen a las urnas.

            Y aquí es donde yo intento aplicar la regla de tres, y me pregunto: si a estos se les pide que condenen la violencia y pidan perdón a las víctimas, ¿cuándo a todos los partidos de la ultraderecha legalizados en nuestro país y que son abiertamente defensores y herederos del franquismo se les ha pedido algo similar para legalizarlos y permitirles presentar candidaturas? No sé si se podrán poner en un mismo plano los hechos violentos acaecidos durante todo el período de la dictadura franquista y los llevados a cabo por ETA. Tampoco sabría muy bien a ciencia cierta distinguir entre el dolor de las víctimas de la represión franquista y el padecido por las de los atentados terroristas de ETA, y si ambos son equiparables. Pero ¿cuándo Falange Española y asimilados han condenado todas aquellas acciones que llevaron a cabo los distintos aparatos represivos del franquismo y que acabaron con la vida de tantos y tantos inocentes? Y ¿cuándo les pidieron perdón desde que España es un país democrático a las víctimas o a sus familiares? Y aún voy más allá. Todavía está por ver el día en el que el principal partido de la oposición, es decir, el PP, apoye una moción en ayuntamiento, diputación, parlamento autonómico o nacional en la que se condene al franquismo, ellos sabrán porqué, yo prefiero ni imaginármelo.

            Sí, sí. Ya sé que me diréis que el franquismo murió con Franco, bueno, o quizás a los pocos años, y que hoy en día no es un movimiento asemejable al de los terroristas de ETA. Pero ¿estáis seguros de que eso es así?, porque yo no lo estoy tanto cuando leo, escucho o veo a determinados personajes que jamás renegarán de sus “principios” y que si los dejan no tardarían mucho en poner en práctica los mismos métodos que distinguieron a los fascistas y que hicieron tanto daño a españoles inocentes, tan inocentes como todas las víctimas de ETA.

            No pido que se ilegalice a todos los partidos que representan al fascio puro y duro, sólo me conformaría con que a los abertzales vascos se les tratase de igual manera, si es que eso entra dentro de la legalidad, que es lo que yo creo. Que a los violentos y a los que no cumplan con la ley, sean quienes sean y del signo que sean, se les persiga, y que su peso caiga sobre ellos, pero que aquellos que opten por los métodos democráticos tengan la posibilidad de hacerlo con libertad y en igualdad de condiciones con todos los demás.

            Regla de tres simple, simple regla de tres.

 

Teodoro R. Martín de Molina. 24 de marzo de 2011.

 
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