Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

OPINIÓN

Pura y dura

 Sí, sí, que la culpa es de la herencia y de las circunstancias, de la crisis, que es lo único que se puede hacer y es lo que más conviene en este momento. Sí señor, que todo eso está muy bien, pero debajo de todo ello lo que subyace, y se hace casi imposible ocultar, es la ideología de la derecha. Y todas las medidas que están adoptando bajo el pretexto de la crisis y asimilados no es más que ideología pura y dura. Los mismos que decían que la época de las ideologías había periclitado, son los que nos las están mostrando a todos los ciudadanos desde su aspecto más descarnado.

Al amor de la crisis están llevando a cabo todo aquello que siempre han deseado hacer y que ya nos insinuaron en la etapa aznariana. Porque esto no es cosa de ahora, que ya en aquella época se fueron dando los pasos pertinentes para que todo acabara en lo que ahora estamos. So pretexto del déficit de la Seguridad Social y el cumplimiento de los requisitos de Mastrich para entrar en el euro, y haciendo honor a la máxima de socializar pérdidas y privatizar ganancias, don José María y sus conmilitones vendieron todo lo que quedaba del estado y liberalizaron todos los sectores para “fomentar la competencia” y que así  “bajasen los precios”. De ese modo se liberalizó la energía, las telecomunicaciones, en buena medida el comercio y sobre todo se liberalizó el suelo, que para qué vamos a abundar más en los “beneficios” que tal medida ha aportado al devenir de nuestra economía.

Y en estos pocos meses que llevan en el poder, están a punto de conseguir la pole,  pues ya estamos viendo la rapidez con que están consiguiendo, o en vías de conseguir, la merma en casi todos los derechos adquiridos en los últimos treinta y tantos años. No hay palo que toquen en el que no dejen su impronta ideológica enmascarada con la excusa recurrente de rigor: la crisis, el déficit, la herencia, y bla, bla, bla, bla. Cuando en el fondo están disfrutando como posesos en su afán porque todo quede en manos privadas y, evidentemente, en manos de los que más tienen.

Sus principales objetivos son los que han sido siempre, nada hay de nuevo en ello: que los trabajadores vuelvan a ser propiedad del patrón para que los maneje a su antojo, que los funcionarios vuelvan a realizar genuflexiones varias ante el jefe de turno, las manifestaciones en la casa, si el cónyuge lo permite, la libertad de expresión como mucho en el bar y según delante de quién, el derecho a la información que se circunscriba a las ruedas de prensa del Consejo de Ministros de los viernes, o a lo que diga el parte oficial después telegrafiado por la prensa del movimiento, etc.

Esto es a modo genérico. En próxima ocasión, con más tiempo, me podré detener en lo que están haciendo o piensan hacer estos ministros tan singulares de los que se ha rodeado el no menos singular Sr. Rajoy.

La semana que viene…, hablaremos del gobierno, decían Tip y Coll.

  

Teodoro R. Martín de Molina. 05 de octubre de 2012

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