Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"¿EL PATRIOTA?"

                Decía mi madre, y no le faltaba razón, aquello de: “Todo lo que se habla cae encima”, por ello nos conminaba a no hablar mal de las personas y a no utilizar los deslices de los demás para nuestro propio beneficio o para menoscabar el prestigio de los otros, pues, pudiera ser, que con el paso del tiempo nos viéramos en situación parecida a la que nos sirvió a nosotros para hacer comentarios inadecuados al respecto.
    Es verdad que a veces hacemos poco caso de los consejos maternos y nos dedicamos a meter el dedo en el herido ojo del vecino con lo que en muchas ocasiones no estamos haciendo cosa distinta a la de instar a los demás a que hagan lo propio con nosotros en cuanto denoten una pequeña legaña en cualquiera de nuestros ojos.
    Valgan estos circunloquios para escribir unas líneas acerca del desafortunado comentario (en privado) del señor Rajoy al señor Arenas con motivo de su asistencia al desfile de las Fuerzas Armadas en el Día de la Fiesta Nacional. A los políticos, en general, les falta tiempo para, en cuanto cogen en un renuncio al adversario, agarrarlo del cuello y siempre con la no muy loable intención de acabar con él cuanto antes. Así, cuando durante la campaña electoral Zapatero hablaba (en privado) con Gabilondo acerca de la tensión que quería para la campaña electoral, la cúpula del PP haciendo, incluso, un uso particular de la palabra “tensión” pusieron de chupa de domine al presidente del gobierno. Ahora, cuando el presidente del PP comenta con su conmilitón el “coñazo” que le supone la asistencia al desfile, se vuelven las tornas y son los socialistas los que quieren ir a degüello con Rajoy.
    Todo lo anterior es casi normal y entra dentro de la normalidad en el juego de la política. Pero, por otra parte, quisiera fijarme un poco en el desliz del señor Rajoy para tratar de ir más allá de lo que dicha expresión supone en sí misma y centrarme en el doble lenguaje, la doble moral y lo hipocresía de la que, en muchas ocasiones, hacen gala algunos políticos.
¿A qué Rajoy debemos creer? ¿Al que hace un año nos arengaba a todos a usar los símbolos patrios y acudir al desfile, o al que supone un fastidio y aburrimiento la asistencia este año al desfile de las Fuerzas Armadas?
    Ante estas dos actitudes tan diferenciadas no me cabe otra opción que, al menos, poner en duda él patriotismo del que hacía gala hace un año, ya que su intervención en el vídeo de marras estuvo totalmente preparada y fue conscientemente difundida con el propósito de hacernos creer lo que en él se manifestaba, mientras que la expresión coloquial de este año, sale de forma espontánea resaltando lo que en su interior verdaderamente piensa al respecto. Suelo fiarme más de la espontaneidad que de lo pergeñado en los despachos tras horas de calentamiento de cabeza. La primera suele estar casi siempre, más cerca de la verdad que lo urdido con una determinada intención.
Y, para acabarla de arreglar, después vinieron las excusas. En vez de aceptar el error, el ser humano (y Rajoy es uno de ellos) intenta por todos los medios de justificar lo injustificable. Cuando uno mete la pata y trata de corregir, normalmente en vez de enmendar la situación, consigue el efecto contrario al deseado y eso es lo que le ha ocurrido al señor Rajoy: si antes nos podía parecer un lapsus, una forma de hablar, lo dicho respecto al desfile, ahora nos parece una tomadura de pelo que trate de aclararnos el porqué, el cuándo y el cómo lo dijo.
    Puede ser también que el líder de la oposición padezca del llamado trastorno de desdoblamiento de personalidad y en ocasiones nos muestra la del patriota y en otras la del hastiado de tanta conmemoración y tantas apariencias. A mí que, en circunstancias normales, no voy a apoyar con mi voto los planteamientos de Rajoy, no me importa mucho cuál de sus dos caras nos presente en un momento u otro, pero aquellos que suelen ser incondicionales de sus tesis deberían de pensarse seriamente si es acertado seguir confiando en un personaje que de un año a otro da un giro tan brusco en sus palabras y sentimientos sobre lo que, a su entender, representa la esencia y el símbolo de la patria.

Teodoro R. Martín de Molina. Octubre de 2008

P.D. Por si queréis recordar algo publicado anteriormente, aquí os dejo los enlaces de dos viejos artículos relacionados con el tema que hoy he tratado en los párrafos anteriores.

143 "CON "R" DE RAJOY"

164 "DR. JEKYLL & MR. HYDE"
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