Hay películas que vienen anunciadas desde su rodaje, y otras que estallan en su proyección. En tiempos analógicos este fenómeno se sucedía habitualmente, y en el cine español hubo casos ejemplares como Solas o Tesis, excepcionales filmes de los que se empezó a hablar tras su primer pase con público (o periodistas o en un festival). Hoy, con tanta abundancia de información, parece casi imposible que eso ocurra. Casi. El último caso lo protagoniza Techo y comida, que supuso un terremoto en el Festival de Málaga.
Muy poco se sabía de Techo y comida antes del certamen de Málaga. Que la protagonizaba Natalia de Molina (la chica de Vivir es fácil con los ojos cerrados), que la había escrito su director, Juan Miguel del Castillo, harto de la situación social provocada por los desahucios y tras ver en televisión a una antigua vecina suya con dos hijos al borde de quedarse en la calle... Después del pase malagueño, no hubo periodista que no se sintiera fascinado y aterrado por lo visto. Rocío, su protagonista, es una madre soltera con un hijo de ocho años que sobrevive como puede y sin dinero ni siquiera para comer. No quiere perder a su hijo, no puede hacer pública su situación. El propietario del piso en el que vive, acuciado también por las deudas, la denuncia por no pagar el alquiler. El tiempo corre en contra de Rocío, mientras su hijo -que empieza a sufrir desnutrición- sigue feliz los triunfos de la selección española de fútbol en la Eurocopa.
En Málaga Natalia de Molina presentaba la comedia Cómo sobrevivir a una despedida, una lamentable comedia teen. Por suerte también estaba con Techo y comida, en la que demostraba su talento, y en la que cambiaba radicalmente de registro. Obtuvo la Biznaga de Plata a la mejor actriz, y Techo y comida el premio del Público. La película, distribuida por A Contracorriente, se estrena el 4 de diciembre y aquí está el tráiler en exclusiva.
