Balcón. Salvador Martín
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MARICONSONES.

Hace unos días, unos “cachondos” anticastristas le gastaron a Fidel desde Miami una broma a través de las ondas.
A mí, me cae simpático el “comandante” por mucho que vaya contra corriente hoy en día. Debe ser por la nostalgia y el recuerdo de aquella época en la que a casi todos nos caía tan bien como el otro comandante:“El Che”.
Fidel me sorprendió con un lenguaje soez y vulgar, propio del pueblo llano, con palabras que denotaban su malestar cuando se sintió burlado. De entre todas sus palabras la que más me llamó la atención fue la de “mariconsón”, por su inconfundible son cubano, como sacado de un bolero cantado por Machín o de una rumba de Celia Cruz.
¿Qué querría decir el comandante con esta palabra? ¿A quién haría referencia con ella? No sé con seguridad su intención a la hora de pronunciar tal vocablo, pero sí estoy convencido de que con él no se estaba refiriendo a las tendencias sexuales de los de Miami.
Allá, como acá, el uso de este tipo de vocablos, en la mayoría de las ocasiones quedan desprovistos de su etimología para referirse a otros aspectos de la personalidad de aquél al que se le dirige el insulto que, como queda dicho, no guarda relación alguna con lo que en sentido estricto entenderíamos por “mariconsón”.
¿Quiénes son los mariconsones, pues? No estoy en la mente de Castro pero, desde mi perspectiva, voy a nombrar como tales a todos aquellos que sólo saben hacerle rendibú a:
- aquél que le deja comer en su mano,
- el que está próximo al poder,
- aquél del que se puede conseguir algo,
- el que le cae simpático no por quién es, sino por lo que es,
- aquél con el que uno no puede estar a mal..., por si las moscas,
- el que le va a dejar acercarse a él por unos momentos, para él serán excelsos, ...
En definitiva, "mariconsones" son, desde mi punto de vista, aquellos que son incapaces de mostrarse tal y como son y sólo pretenden quedar bien con aquellos con los que ellos creen, erróneamente en mi opinión,  que hay que quedar bien, si importarle raíces, credos ni religiones, solamente por el solo hecho de que en este momento es lo que interesa, lo que les puede beneficiar en un futuro más o menos próximo; aquellos que se avergüenzan de lo propio sin darse cuenta que es ahí donde de verdad está su auténtica verdad.
Y de estos los hay a mogollón en la Florida y en la perla del Caribe, allende los mares y aquende los mismos.

Para quienes corresponda a fin de que surta los efectos oportunos.

Teodoro R. Martín de Molina. Junio, 2003.