Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"Mañana será otro día"

La verdad es que cuando se pone uno ante el teclado para tratar de hilvanar unas palabras que, más o menos, sirvan de armazón para expresar las ideas que se tienen sobre tal o cual particular, si nos ceñimos a lo actual, al devenir diario de la información, no es amplio el abanico de temas a los que podemos acudir, puesto que últimamente se repiten una y otra vez y no son pocas las ocasiones en las que el cansancio, a veces la apatía, te hace desistir de volver a escribir sobre lo que no hace tanto se escribió.
A pesar de todo, de la poca variedad de asuntos, no cabe duda de que también cada uno de ellos plantea una serie de variantes que hacen que quizá se consiguiera no repetir los argumentos esgrimidos en el momento de exponer el particular punto de vista de las situaciones analizadas.
Seguro que muchos estarán pensando en lo mismo que yo y, por supuesto, sus ideas correrán parejas a las mías o, tal vez, para su suerte, por el otro extremo de la línea ideológica; algunos, los más ecuánimes, se quedarán a mitad de camino sin inclinarse hacia un punto cardinal u otro y deambularán, como se dice de los gallegos, sin saberse muy bien si suben o bajan, si van o vienen. Confío que entre los lectores de esta página no se encuentren muchos de esos que quieren aparecer como ecuánimes, objetivos, imparciales, o de esos otros que dicen les da lo mismo ocho que ochenta, y que ante las situaciones se quedan sin opinión esperando a que otros opinen por ellos.
De acuerdo con lo anterior: hoy no tengo ganas de opinar.
No quiero referirme a la actitud y posicionamiento de la jerarquía de nuestra iglesia ante la clase de Religión y sus alternativas, la unidad de España, el terrorismo, etc; tampoco sobre los vídeos que parecen proliferar como las golondrinas en primavera, cada uno cargado de su carga interesada tratando de perjudicar al contrario antes que enaltecer el valor de lo propio; ni del proceso de paz que concita tan belicosas y encontradas opiniones; no es mi deseo ocuparme de las manifestaciones multitudinarias y tan cíclicas de aquellos que eran tan poco amigos de las mismas y que ni a sus muertos dejan en paz; asimismo, a palestinos e israelíes, con su frágil acuerdo de alto el fuego, no debo de mencionarlos pues pudiera ser que antes de acabar estas líneas algún cohete palestino caiga sobre un olivar israelí, o unos cuantos misiles israelíes acaben con la vida y hacienda de alguna familia palestina; además no me apetece volver a tocar el tema de la especulación urbanística, o el pelotazo de tantos, o las corruptelas varias relacionadas con dicha materia, el nuevo caso de cada día dejaría antiguo al que hoy se comentase que será la antesala del de mañana, de pasado mañana, y de…;  me daría rabia tener que hacer un nuevo recuento de los muertos habidos tras las victorias aliadas en Afganistán e Irak, siga el rosario y siempre en los misterios dolorosos, no importa el día; me da pereza hablar de los predicadores de las ondas y de los autores de panfletos que llaman prensa, que sigan con sus criterios tan objetivos y consigan engañar a todo aquel que se deje; ni tan siquiera me llama la atención seguir enumerando casos a los que me podría referir pero no me apetece, porque, como decía antes de comenzar este párrafo: hoy no tengo ganas de opinar.
Y como hoy no tengo ganas de opinar, que sean los lectores de estas breves líneas los que opinen en sus círculos familiares, de amigos o compañeros sobre el tema que más les apetezca (si es que les apetece).
Yo, por mi parte, me remito al título de estos párrafos: mañana será otro día.

Teodoro R. Martín de Molina. Noviembre, 2006


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