LA GACETA DE GAUCÍN
MALDITAS Y MALDITOS.
Suelo ver poco la televisión, y menos TVE1 y Antena3, pero,
quieras que no, siempre algo se te cuela en tu salón mientras tratas
de descabezar un sueño esperando el culebrón de turno, o durante
éste.
Antes del comienzo de la guerra de Bush contra Sadam?, y en el transcurso
de la misma, con menos objetividad de la que se debe suponer a todo informador
y/o medio de comunicación, más si es público, a duras
penas ponían algunos aspectos de las manifestaciones en contra de
la guerra. Abundaban más las referencias a los ataques a las sedes
del partido del gobierno y a los calificativos que a sus dirigentes se les
dedicaban, que al motivo intrínseco de las manifestaciones.
Pero Fidel condenó a unos disidentes a penas horribles y a
los secuestradores de un ferry a la pena de muerte, tratando de imitar
a su cordial enemigo Mr. Bush. Aquí se desata el afán informativo
de los medios de comunicación públicos y asimilados. Dale
que te pego lo malísimo que es éste, que seguro que lo es,
y todos los que no aparecen en estas manifestaciones.
Respecto a estos medios estamos acostumbrados a que unas cosas se
silencien y otras se cacareen, y qué le vamos a hacer: antes, ahora
y después ocurría, ocurre y ocurrirá, porque se nos
llena la boca de palabras b onitas pero “mi terrenito que
no me lo toquen”.
En una de las últimas de esas manifestaciones contra Fidel
Castro, s u dictadura y sus métodos, con más
que notabl
e presencia de los que antes no habían aparecido ni una
sola vez en contra de la guerra, se pudo ver una pancarta con leyenda, cosa
más miserable imposible, en la que reutilizaban las
palabras dichas por Julio Anguita con motivo de la muerte
de su hijo en la guerra de Irak, probablemente escritas con el ánimo
más vengativo, del que sólo es capaz el
que es capaz, y no con la angustia propia del padre que acababa de perder,
estúpidamente, a un hijo en una estúpida guerra.
Teodoro R. Martín de Molina. Abril, 2003.