Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"LO QUE UNE, LO QUE DIVIDE, LO QUE DISTINGUE."
   
                 Todo es relativo y nada es absoluto, a pesar de que muchos se empeñen en lo contrario.
    Una vez concluidos los congresos de los dos principales partidos políticos de nuestro país, con el debate sobre la “crisis” como loncha de queso o jamón entre ambos, podemos sacar algunas conclusiones sobre lo que para unos y otros, dependiendo del color del cristal, es lo que une o divide a un país.
    Digo al comenzar que todo es relativo, porque si analizamos lo que han dicho unos y otros, y sus correspondientes voceros, comprobaremos que lo que para unos es blanco, para los otros es negro y viceversa.
    Los temas tratados en el congreso de Valencia por el PP, en su enésimo acercamiento al centro, no dejan de ser un “más de lo mismo” para todos los que desde la esfera del partido en el gobierno los analizan. Si analizamos los comentarios provenientes del cristal de la derecha de lo tratado en el congreso socialista de este último fin de semana, no cabe duda de que todo es un distraer al personal y evadir la realidad con asuntos que en nada interesan al común de los ciudadanos, si acaso los irrita y divide.
    La verdad es que no sé muy bien cuales fueron las propuestas ideológicas, o de cualquier otro signo, del congreso del PP ni las conclusiones políticas del mismo, pues lo que más trascendió, y trasciende, es en qué lugar quedaron los llamados “críticos” y la lucha por estar entre los elegidos del líder para desempeñar tal o cual función dentro del aparato. Entre todos se distingue a nuestro paisano Arenas que “siempre, siempre, siempre” estará al servicio de Mariano, como antes lo estuvo al de Aznar,  “seguro, seguro, seguro” que con el sano propósito de acabar con el “régimen” andaluz, que no con el madrileño, pues le ha soplado Herrera que el del régimen es Chaves, pero “nunca, nunca, nunca” Esperanza. (Perdonad esta digresión parodiando el verbo fácil y repetitivo de Javier Arenas en cualquier mitin o comparecencia pública, debe de ser algún tic, digo yo).
    En el congreso socialista sí han surgido algunos planteamientos ideológicos, aunque tampoco nada que ya no supiéramos, si acaso la intención de otorgar el derecho a voto en las municipales a los inmigrantes que cumplan determinados requisitos, algo que parece haber puesto muy nerviosos a los de la derecha pues, presuponen (no se sabe muy bien por qué o en qué se basarán) que el voto inmigrante no va a ser para su partido. Los demás temas, los relativos al aborto, el derecho a una muerte digna o la laicidad del estado, son aspectos recurrentes que suelen airearse después de las elecciones y que en campaña electoral se mantienen medio escondidos para no enfadar a algunos de los votantes de izquierda que no aceptan a pie juntillas unos u otros aspectos de estos asuntos.
    Oídos aquellos que defienden las distintas posturas, se queda uno con la duda de si lo que une o divide al país, a sus ciudadanos, son las propuestas de unos o las réplicas de otros: la ley de plazos en el aborto o la hipocresía de los que la critican pero después hacen uso de ella, y si no hubiese ninguna ya se las apañarían, como siempre lo han hecho, pues para eso tienen medios; la tendencia hacia un estado laico o el buscar refugio bajo el palio como antaño; el derecho a una muerte digna o la persecución política y judicial de aquellos que la defienden en su praxis profesional; tener ideología y defenderla o permanecer en un limbo ideológico; hablar de crisis o hablar de desaceleración y otros circunloquios; sembrar un pesimismo exacerbado o, por el contrario, un optimismo con poco fundamento; defender la unidad de España ante todo y por todo, o considerar la pluralidad y diversidad de España; votar todo el arco parlamentario en contra del gobierno, o el llamado pacto del Tinei; apropiarse de símbolos, personas y sentimientos, o respetarlos como parte del patrimonio de todos; apoyar el manifiesto por la lengua no se sabe muy bien con qué fines, o no pronunciarse al respecto no se sabe muy bien por qué; celebrar un congreso con candidato único, o animar a la retirada donde hay más de uno para que todos apoyen a la “sugerida”…
    Es evidente que para unos, todo lo que no coincide con su particular forma de entender la política divide y no interesa a la población en general, mientras que lo que coincide con sus planteamientos une por encima de cualquier posible consideración. No es menos evidente que el efecto en la otra orilla es el mismo.
    Independientemente de lo que una o divida según el prisma de cada uno, sí existen planteamientos que distinguen a unos de otros. Por un lado, para unos toda la vida del ciudadano gira en torno a la economía, es su única preocupación, para otros la mente de las personas son capaces de ir más allá de lo puramente económico y tener como refernte otros aspectos de la vida que le afectan tanto o más que la economía, y por otro, tambien los distingue la política social que ambos partidos pregonan, unos abogan por el recorte en el gasto público y una bajada de impuestos, algo que favorecería a los que más tienen, otros defienden mantener el gasto público y no recortar ninguna de las políticas sociales que pueden ayudar a los más desfavorecidos, a aquellos que siempre lo pasan mal, haya crisis o no la haya.
    La crisis la sufren el albañil y su peón, no el promotor, el constructor ni el especulador que durante años han estado inflando sus carteras con beneficios más allá de la usura. Crisis para el currante que tiene una hipoteca y ve cómo apenas le alcanza el sueldo, no para el banquero que año tras año ve como sus ganancias aumentan, y llaman crisis a pasar a obtener un aumento en sus beneficios del 25% porque el año anterior los mismos fueron de un 30%.
    Seguro que este tipo de crisis nos apuntaríamos todos los que apenas notamos la subida anual, siempre por debajo de la inflación, en nuestros ajustados salarios, y aquí estamos en muchos casos con opiniones divididas y en otros unidos en la perplejidad ante las cosas que tenemos que oír y padecer, confiemos en que, al menos, no nos falte algo de raciocinio para saber distinguir.

 Teodoro R. Martín de Molina. Julio de 2008
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