IGNACIO A. CASTILLO

Deán García Mota. Así se llama la última vía que el Ayuntamiento ha incluido en el callejero oficial y que denomina a un pequeño paseo entre la Casita del Jardinero y la fachada sur de la Aduana, donde finaliza Guillén Sotelo, que nunca tuvo nombre y que desde ayer se llama igual que una de las personas más importantes e influyentes en la historia de la Catedral en los últimos años.

La ciudad de Málaga ha dedicado esta calle a este sacerdote, canónigo del cabildo catedralicio y deán hasta hace sólo un par de años, cuando fue relevado del cargo que ocupaba tras cumplir los 75 años de edad.

Francisco García Mota es toda una institución, y no sólo de la jerarquía eclesiástica de la diócesis. Así quedó claro ayer cuando a la convocatoria del Ayuntamiento acudió un nutridísimo grupo de amigos del clérigo. Asistió el obispo, Jesús Catalá, el vicario general y actual deán, Alfonso Fernández-Casamayor, y el obispo emérito, Antonio Dorado Soto, así como otros compañeros del cabildo de la SICB.

Asimismo estuvo Manuel del Campo, presidente de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, de la que es miembro de número; y representantes de la Academia de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. También participaron en este acto vecinos de Cortes de la Frontera, donde nació en 1930, o Gaucín, de donde es Hijo Adoptivo, con su alcalde a la cabeza.

Así también lo puso de relevancia ayer el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, antes de descubrir la placa con el nuevo nombre de la calle. El regidor destacó la labor realizada por García Mota al frente de las escuelas rurales, impulsadas por el cardenal Herrera Oria, así como su trabajo en favor del primer templo.

Desde que en 1978 fue nombrado canónigo, su vida ha estado ligada a la Catedral y a su conservación y su difusión, como templo y como monumento, que se puso de manifiesto en los programas que semanalmente emitía Málaga TV durante tres años.

Desde su posición, fue además promotor de las obras de rehabilitación de la Catedral, impulsando también la fundación de la Escuela Taller Molina Lario y creador de la campaña Salvemos la Catedral.

Es director espiritual de la cofradía de la Paloma, hermandad que ha sido la promotora para la concesión de esta distinción municipal en forma de calle en un lugar emblemático del Centro. Los cofrades de esta corporación de la plaza de San Francisco también estuvieron presentes en el acto, con su hermano mayor, José Carretín, al frente.