Balcón. Salvador Martín
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 LA MÁQUINA DEL TIEMPO.

Demos marcha atrás. Situémonos en la primera mitad de los 90, últimos gobiernos de Felipe González.
Independientemente de los nombres que ocuparan las carteras de los distintos ministerios, imaginémonos que eran aquellos que las ocupaban en esos momentos u otros cualesquiera, pero con marchamo socialista: Serra, Borrell, García Vargas, Belloch, Solchaga, Solana, etc.
Hagamos un pequeño ejercicio de memoria sobre hechos, más o menos, recientes: Retrasos y revisión al alza en casi un 40% de los gastos en la construcción del AVE Madrid/Cataluña, Accidente Ferroviario de Chinchilla, Muerte de 62 militares en Turquía, Guerra de Irak, el Prestige, el Islote Perejil, el no acuerdo de pesca con Marruecos, las modificaciones de la PAC, Huelga General del 20J, Gestcartera, la caída en picado de la bolsa, la subida a todo gas de la vivienda, lo que dan en llamar “la burbuja inmobiliaria”, las privatizaciones de Telefónica, Endesa, Iberia, Argentaria, y demás compañías públicas, la colocación al frente las mismas de los personajes a los que se colocó, el asunto del lino y los cazaprimas, los siempre recurrentes, y por ello más olvidados rosarios de muertos en accidentes de trabajo, de la carretera, víctimas de la violencia doméstica, en las pateras del estrecho...
Traspasemos todos estos hechos en conjunto, o uno a uno, a las fechas señaladas en el primer párrafo.
Recordemos los medios de comunicación de entonces, la oposición política, el jefe del principal partido de la oposición. Pongamos un vídeo de los debates que un día sí y otro también se llevaban a cabo en las televisiones privadas. Rebobinemos y veamos a Jesús Hermida rodeado de las pizpiretas Loyolas y Celias, los piquitos de oro Cascos y Ramallos de cada noche, junto a sus asiduos acompañantes los reconvertidos Pedro J, José Luis Gutiérrez, Julián Lago, Pepe Oneto, Victoria Prego (ya se le veía la patita), Pilar Urbano  y Consuelo Álvarez de Toledo (las de siempre)... Entre ellos, como nota de color, algún Carlos Carnicero o Natibel Preciados; entre estos últimos tenía cabida un solo periodista de la SER: Javier González Ferrari.
Volvamos al dial de la época. ¡Aquello eran tertulias y tertulianos! Los Herreros, Jiménez Losantos, Balbín, el demócrata más demócrata de todos los demócratas: don Jaime Campmany, el señor Anson, los anteriormente citados en los debates televisivos, y muchos más.
Entonces, al igual que hoy, estaba la Cadena SER, prosocialista, no nos engañemos, pero con muchos cuerpos de ventaja respecto a las demás cadenas, sobre todo en objetividad. Recuerdo un miniprograma mensual, dentro de hora 25, en el que Álvarez Cascos se explayaba a su gusto mientras Pérez Rubalcaba trataba de esquivar sus hachazos; las entrevistas que cada dos por tres le hacía Iñaki al aspirante a jefe del gobierno, entonces no era alérgico a los medios de Polanco. Desde que asumió la jefatura del gobierno, sólo se ha acordado de la SER para nombrar a González Ferrari jefe de propaganda gubernamental, es decir, primero, director de RNE y luego el ascenso a director general de RTVE (en pago por los servicios prestados).
Una vez hechos estos ejercicios de memoria y de imaginación, vamos a realizar un último esfuerzo y, esto ya lo dejo al arbitrio del lector: cambiemos a los personajes de escaños, yo sólo lo voy a comenzar.
¿Qué diría Loyola sobre el caso del lino o sobre la no renovación del acuerdo de pesca con –Marruecos? ¿recordamos lo del fletán, ese desconocido pez que iban a pescar a Canadá unas decenas de pescadores españoles? ¿Y el señor Trillo qué hablaría de los aviones que transportaban a los 62 militares muertos?¿recordamos las querellas por el mal uso de los fondos reservados? ¿Y el señor Cascos qué comentaría de los muertos en accidentes ferroviarios, de los retrasos y sobregastos del AVE? ¿recordamos las denuncias de corrupción contra todos los gestores de la Expo y del AVE a Sevilla? ¿Qué diría el señor Rato del caso Gestcartera? ¿Recordamos el asunto de Mariano Rubio? ...
Así podríamos seguir enumerando hechos y sucedidos de antes y de ahora, comparando actitudes de unos y de otros, el tratamiento informativo que se daba y que se da, responsabilidades pedidas y responsabilidades asumidas...
Hubo una época en la que las culpas eran todas de Felipe, después todas se le achacaban a Felipe. Ahora la culpa puede ser de cualquiera que vaya por la calle menos, ¡por favor!, del primer ministro, de sus ministros, o del partido que los sustenta.
Mientras tanto, el señor Rodríguez Zapatero: que siga ofreciéndole pactos de estado al presidente, acuerdos globales sobre tal y cual materia, que eso es un modo muy leal de hacer oposición. A cambio, siga usted, señor jefe de la oposición, recibiendo en forma de insultos la recompensa por lo bien que lo ha hecho, así lo podrán llamar con más redundancia, si eso fuese posible: irresponsable, desleal, demagogo, incompetente, alarmista, antiamericano, pancartista, etc,  y toda la sarta de palabras que repiten y repiten, como el conejito de las pilas, desde el del bigote al último portavoz, del último rincón del estado, del Partido Popular.
Si con todo lo que ha llovido, sobre todo en el último año, los socialistas lo único que han conseguido ha sido una cierta ventaja en votos en todo el conjunto del territorio nacional en las últimas municipales... apaga y vámonos.
No sé a quien tendría que recurrir Rodríguez Zapatero, si a Lourdes o a Fátima, porque si lo hace a los barones de su partido arreglado estamos. Repitiendo el redicho tópica: “Con amigos como estos, qué falta nos hacen los enemigos”.
Dios nos libre de beatos como Bono, prefiero al de U2, de españolistas como Ibarra, prefiero el aceite y la mayonesa con “Y”, y para qué nombrar a un tal Paco Vázquez, alcalde de A Coruña y principal valedor de las políticas de Fraga y del presidente del gobierno de España: ninguno de los tres desentonaría en una lista encabezada por el marido de doña Ana Botella o cualquiera de sus ministros.
Apostilla: dicen que trae mal fario nombrar a ciertas personas.

Teodoro R. Martín Molina. Julio, 2003