Balcón. Salvador Martín
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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA DERECHA. SU ASALTO AL PODER.


Desde que aparecieron los primeros casos de corrupción, que podían afectar a la credibilidad del gobierno socialista, determinados medios de comunicación supieron encontrar en ellos su mejor fuente de información-financiación dándole a una parte concreta del pueblo aquello que estaba deseando escuchar y ocultándole, o pasando de puntillas sobre todo lo que pudiese haber de positivo en la labor del socialismo en España. De esta forma se alinean con las tesis de la actual derecha española de que para alcanzar el poder lo esencial es  destruir a base de repetir y repetir los defectos ajenos, con lo cual se tapan los propios y se distrae la atención lo suficiente como para que nadie piense en las posibles soluciones que la derecha pudiera aportar, si las tuviese.
Este ataque continuado al socialismo es, en realidad, un ataque a toda la izquierda. Que no nos traten de engañar con algunas alabanzas aisladas a las posturas de Izquierda Unida, claro intento de poner en práctica el  divide y vencerás, pues si para esos determinados medios de comunicación y la derecha en general el socialismo representa el infierno, el comunismo es la personificación del mismo en el propio Lucifer.
Entre estos medios de comunicación y la derecha existe una especie de simbiosis en la que ambos se abastecen recíprocamente, sin dejar muy claro quien aporta las ideas y quien la información. Pedro J. con los tirantes de Fraga. Lo que sí queda perfectamente claro es que el beneficio es mutuo, unos aumentando sus tiradas, audiencias, cuotas de pantalla, publicidad, etc y la otra aumentando sus expectativas de voto con lo cual su proximidad al poder es cada día más cercana y el beneficio económico, no diré propio, de los sectores a los que representa está al caer.
La derecha y estos medios de comunicación pretenden hacernos creer que el enriquecimiento personal, el favoritismo, el tráfico de influencias, el amiguismo, el clientelismo, la financiación ilegal de partidos, las comisiones, la guerra sucia, la mentira, etc, en definitiva, lo que todos entendemos como corrupción es cosa sobrevenida durante el período de gobierno socialista en España, ya que los socialistas españoles son los inventores y auspiciadores de tales triquiñuelas, hasta entonces, desconocidas por la totalidad de los políticos de otras ideologías, los medios de comunicación y por la inmensa mayoría del pueblo español.  Si no son ellos los inventores, las han copiado, corregido y aumentado de sus correligionarios de otras latitudes, Italia, Francia, Venezuela..., porque en esos u otros lugares del planeta las demás ideologías jamás conocieron ni, por supuesto, pusieron en práctica tales actitudes.
 
Uno, votante socialista, no militante, desde siempre, del PSOE desde el 82, probablemente, pertenece al grupo de los muchos millones de iletrados, incultos, estúpidos, estómagos-agradecidos, mojigatos, arribistas, pueblerinos, adictos a la televisión pública, nulos lectores de periódicos, oyentes de las  cadenas de radio que actúan al dictado del gobierno, y otros tantos apelativos más que se regodean en colocarnos aquellos hombres y mujeres habitantes de grandes ciudades, intelectuales, cultos, inteligentes, etc, etc, que están por encima del bien y del mal, que sólo se dedican a informar de la realidad pura y dura del país; esos que jamás manipulan una información, que jamás hablan o escriben falsedades o medias verdades, que jamás han caído en ninguno de los vicios antes mencionados, que nunca, ni por error u omisión, han presentado como cierta una información hoy,  para  mañana presentar como cierta otra muy distinta, cuando no totalmente contraria a aquella; que un día nos presentan a cualquier personaje, no importa quien, como un héroe para al poco tiempo presentárnoslo como un villano, dependiendo, claro está, de la fobia o filia del personaje en cuestión respecto al gobierno, que nos presentan la verdad que les interesa, como les interesa y cuando les interesa, y que por los mismos motivos nos ocultan otras verdades, o las soslayan de modo admirable, por causas, con toda seguridad, loables y que nunca tendrán nada que ver con el instinto más bajo del ser humano, siempre lo harán por el bien del pueblo, para que éste no siga narcotizado o hechizado por el  socialismo.
 
Este uno, además de todo lo anterior, nació en el ámbito rural de un pueblo andaluz de entre dos y tres mil habitantes, vivió su niñez y primeros años de juventud en los cincuenta y sesenta y comenzó a ser productivo a partir de los setenta. Ya, cuando se ha alcanzado la cuarentena de años, a pesar de los pesares, más o menos se va conociendo el medio que nos rodea y la fauna que lo habita. Y recuerda uno como desde pequeño ha oído en el entorno, entre los amigos, de los mayores, de gentes a las que debías respeto, etc. frases tan simples como: "Tú, unas oposiciones y a trabajar con el estado. Es un trabajo para toda la vida,  tienes que hacer muy poco y al final de mes tu paga", "El que es listo es fulano, no da golpe y ahí lo tienes, vive como un marqués",  "Más roba y engaña el que está más arriba, tonto eres si no haces lo mismo", etc. Recuerda uno, como era comidilla en las conversaciones de los vecinos el hecho que se daba por cierto, lo cual no quiere decir que lo fuese, de que todas las personas que trabajaban, o desempeñaban cargos en los organismos públicos robaban o aprovechaban  su situación para su propio beneficio, (en algunos lugares de Andalucía la "Hermandad de Labradores y Ganaderos", sindicato franquista del campo,  era conocida como la "Maná de Ladrones y Rateros"). También recuerda uno que para conseguir algo que le correspondía por justicia era bastante habitual el preparar el terreno con algún que otro regalillo para que D. Mengano te recibiera y te tratara bien, otras veces era D. Mengano el que adornaba como trato de favor, lo que por sí mismo era su obligación, para recibir a cambio la contrapartida en especie; o cuando se comentaba que Fulanito había aprobado "Ingreso" o las oposiciones porque su padre era tal o cual, o porque le habían llevado un jamón a alguien del tribunal. Recuerda uno que cuando alguien conseguía un trabajo  casi siempre se comentaba que era por "enchufe" y cómo el que ascendía era para los demás un "enchufado" Incluso recuerda uno, como cuando de pequeño te mandaban a comprar a cualquier tienda, tu madre te recomendaba con ahínco "Ten cuidado, no te vayan a engañar con el peso ni con el cambio", no recuerda uno muy bien si era por la escasez económica,  porque el engaño era una práctica habitual o por ambas cosas.
Todos estos recuerdos, y muchos otros, que resultaría prolijo señalar, se mezclan con la experiencia vivida y todo lo que uno ha podido observar y constatar  a lo largo de los años en la vida cotidiana, en el trabajo, la calle, las reuniones de amigos, el trato con las gentes, etc. Esta experiencia se basa, muchas veces, en hechos tan simples como las frases antes referidas. Hechos tales como aprovechar el lugar y las horas del trabajo para hacer aquello que me supone un ahorro  en mi economía doméstica y, además, como no pago yo, no escatimo en lo que pueda costar ni en el tiempo que pueda perder, "Paga la empresa o el estado, o los señoritos". Justificantes falseados, "De algo hay que aprovecharse". Facturas con I.T.E. antes, IVA ahora, "¡No, por favor! ¡Bastante nos roba el Estado!". Cómo prosperan algunos encargados de..., en lo privado el encargado pasa a ser dueño, en lo público: "Lo que es de España es de los españoles". Las pequeñas miserias, el bolígrafo, el diskette, esta piececilla, la botella, etc "¿Y esto qué es?". Dos a la caja una al bolsillo, "Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón".
Así podría seguirse con un largo etcétera de cosas, tenidas por  parte del pueblo como propias de "listos", "pícaros", "avispados", etc, y en las que otros no han caído porque el ambiente familiar en el que han vivido ha prevalecido, en muchos casos, sobre el ambiente del entorno que, reflejado en general por las frases y hechos antes recogidos, invitaba a que una gran mayoría se condujera bajo esas pautas de conducta.
 
Desde mi punto de vista particular, que intenta no ser partidario, el problema que hoy afecta a España no es un problema  que nos ha traído el socialismo, como intentan hacernos creer la farisaica derecha y  los no menos farisaicos medios de comunicación a los que me refiero, es un problema de cultura, de una cultura mamada y vivida durante muchas décadas (hablo de décadas y no de siglos, pues no soy historiador y no quiero poner en mi boca sus palabras, sino referirme sólo a lo por mí vivido), y de la que hay que desprenderse a base de otra cultura, evidentemente totalmente contraria a la vivida hasta ahora, y que el socialismo, ahí estriba su gran pecado, no ha sabido o no ha podido fomentar durante sus  doce largos años de gobierno.
 Son bastantes los aspectos positivos que se podrían resaltar del período de gobierno socialista, algunos de gran calado otros más superficiales; no me voy a referir a ellos, pero el gobierno socialista no ha sido capaz o no ha podido impregnar al pueblo de la cultura del trabajo bien hecho, del trabajo para obtener lo suficiente para vivir dignamente y no como "aquel", del trabajo como satisfacción personal y como forma de progresar  dignamente, sin trepar, sin trucos, zancadillas, ni apariencias. No ha sabido o no ha podido dar al pueblo  la cultura del trato y la consideración a las personas por lo que son no por lo que aparentan ser. No ha sabido o no ha podido educar al pueblo en la cultura de los valores éticos que tomaron como bandera. Tampoco ha sido capaz o no ha podido  acabar con la cultura del privilegio y de las castas.
Esta muletilla del 'no ha podido' es la que me justifica a mí, en realidad no sabe uno si cuando se llega al poder se actúa según se cree o según se puede. Pero mucho me temo que cuando la derecha, que ha sido la auténtica creadora de toda esa cultura popular durante décadas, recupere el poder con el aplauso, o mejor el frotamiento de manos, y el apoyo de estos  medios de comunicación, no sólo no será capaz de cambiarla sino que tampoco querrá. No podemos olvidar que la actual derecha española es única y por lo tanto la heredera y el refugio de las derechas de  Francisco Franco, Girón de Velasco, Blas Piñar,  Manuel Fraga, Antonio Tejero, de los náufragos de la UCD e incluso de los desencantados del PSOE.

Teodoro R. Martín de Molina. 1995