En busca de un titular
No sé si los que profesionalmente se dedican a esto de emitir opiniones lo hacen así, pero yo, que con ello me entretengo, normalmente antes de comenzar a escribir unas líneas sobre tal o cual asunto suelo hacerlo teniendo ya en mente el titular del artículo en cuestión y a partir de él comienzo a hilvanar las palabras para tratar de dar contenido al enunciado. Otras veces, las menos, después de escribirlo, a causa de los derroteros por los que me ha llevado el discurso, me veo obligado a modificar parcial o totalmente el primer titular para hacerlo casar mejor con la sustancia de lo escrito. Pues ayer, en el debate del estado de la nación, el representante del principal grupo de la oposición llegó al mismo con el único propósito de buscar un titular en la prensa de hoy ─así lo corroboraría después el parlanchín González Pons: “Que el líder de la oposición pida elecciones no es un titular que se haya podido dar frecuentemente en la historia periodística de España”.─, y no hubo nada que le hiciera cambiar de su propósito en el transcurso del debate. Al menos esa impresión me dio a mí visto el contenido de su discurso, vacío de propuestas y repetitivo hasta la saciedad. Con frases para la antología como “yo no pienso arrimar el hombro” ¡como si lo hubiese hecho en alguna ocasión!, o “a mí lo que me interesa es que usted acabe la legislatura”, confiando y deseando que la cosa empeore, de modo que todo será mejor para sus intereses que, mucho me temo, tienen poco que ver con los de la nación. Es algo a lo que nos tienen acostumbrados desde que comenzó esta legislatura, y con argumentos similares sobre asuntos distintos durante la pasada. Todos los miércoles en las sesiones de control y todos los junios en los debates de la nación se repiten y se repiten, sin aportar en ninguna de las ocasiones una propuesta que pueda hacer pensar a los españoles que en el supuesto de que el Presidente les hiciese caso y disolviera las cámaras para convocar elecciones, tendríamos ante nosotros la posibilidad de elegir a un partido que nos presenta una alternativa a la política económica, social e institucional del actual gobierno. Una de dos, o no la tienen o no quieren que la conozcamos. Aunque cabe una tercera posibilidad, pudiera ser que, sobre todo en el aspecto económico, su política no varíe demasiado de la que está desarrollando en los últimos tiempos el gobierno, con lo cual les ha cortado el discurso de las reformas impuestas por las circunstancias ─Unión Europea y mercados─, y fuera de ellas, por lo visto, no tienen cabida otras políticas según estamos palpando en nuestro entorno. Políticas que inevitablemente parecen ser las únicas, por mucho que a muchos no nos gusten y nos parezcan que, como siempre, van a incidir negativamente en los más débiles. Para que otras políticas se pudiesen intentar llevar a la práctica nuestros votos tendrían que virar más hacia la izquierda y, a pesar de ello, y en el hipotético supuesto de que los defensores de las mismas tuviesen oportunidad de influir de algún modo en el gobierno de la nación, no estaríamos seguro de que los agentes “externos” y las “circunstancias” se quedaran de brazos cruzados ante tales decisiones, con lo que llegamos a la conclusión de que no sabe uno muy bien si es peor el remedio o la enfermedad. Pues bien el Sr. Rajoy se salió con la suya y hoy nos hemos desayunado con tan sugerente como inútil titular de prensa, mientras tanto el gobierno actual sigue haciéndole el trabajo sucio a la derecha con las reformas de aquí y de allá y esperemos que a la postre no supongan el desmantelamiento total del estado de bienestar social tal y como hoy lo entendemos, y que los recortes que sean necesarios no afecten una vez más a aquellos que menos culpan tiene de toda esta crisis y que son los que más la están sufriendo. ¡Titulares, titulares! Efímeras Ilusiones del que en él se queda.
Teodoro R. Martín de Molina. 15 de julio de 2010 |