José Faura Martín, un ceutí JEME
Lunes, 28 de Marzo de 2011 09:27
,
Antonio Guerra
Ya
he comentado en algunos de mis artículos de El Faro y también en conferencias
dadas en el Aula de Cultura de los Ejércitos de Ceuta, que esta ciudad tiene a
mucha honra poder contar con una honda tradición militar, ya que la historia ha
hecho siempre de ella un semillero fértil de prestigiosos profesionales de la
milicia y de valientes soldados de España. Precisamente, sin saber entonces que
el general D. José Faura Martín, nuestro protagonista de hoy, vendría el día 29
a impartir aquí una conferencia, en mi artículo publicado en este diario el
7-03-2011, titulado “El ceutí que gobernó Chile”, lo ponía como ejemplo de uno
de los muchos ilustres ceutíes, como el más destacado Jefe de Estado Mayor que
ha tenido el Ejército español (JEME) desde la democracia. Y conste que ni le
conozco personalmente ni me une a él vínculo alguno, sino que lo único que me
mueve a glosar aquí lo poco que conozco obre su figura y su brillante
trayectoria militar, es la misma curiosidad e interés que siento y expongo en
mis artículos por todo lo que tiene de relevante Ceuta, como su españolidad, su
encantadora belleza, su rico patrimonio histórico-cultural, su apasionada
historia, su buena gente, o cualquier otra faceta que sea destacable, con la
única finalidad de que sean más conocidos sus valores y proyectados hacia la
posteridad, de cara a las sucesivas generaciones.
Pues bien, en el marco de esa puesta en valor de Ceuta y sus gentes, llega
mañana a esta ciudad para impartir la interesante conferencia titulada
“Vicisitudes y añoranzas de un militar que fue Jefe del Estado Mayor del
Ejército”, que tendrá lugar día 29, a las 20´00 horas en el Salón de Actos del
Palacio Autonómico, uno de sus hijos más distinguidos dentro de la milicia;
porque José Faura Martín es general de Ejército, de los de cuatro estrellas, que
cuando en 1958 hacía yo la antigua “mili” voluntario en Ceuta, correspondían al
empleo de capitán general, el más alto escalafón profesional del Ejército. Tan
insigne militar nació aquí en Ceuta en 1931, teniendo raíces castrense de
antepasados familiares suyos que se remontan a más de 200 años, porque en 1806
un familiar antepasado suyo, José Faura Casajuana, fue médico cirujano militar,
habiendo tenido desde entonces tracto sucesivo la saga militar de los Faura que,
además, no se agota en él, porque uno de sus hijos ha sido nombrado
recientemente coronel jefe del Grupo de Regulares 54 de Ceuta, Cuerpo de élite
en cuyas filas también sirvió su padre.
Efectivamente, el general Faura vivió de niño la guerra civil en Tetuán. En 1959
ingresó en el Ejército. Estuvo destinado de teniente en la que fuera zona del
Protectorado español, donde le sorprendió la independencia de Marruecos en
Alcazarquivir, y después fue capitán del Grupo de Regulares 54 de Ceuta, en el
acuartelamiento González Tablas, cuyo Museo de Reglares le tiene dedicadas tres
vitrinas de exposición en uno de sus laterales. La frecuente movilidad que es
inherente a la profesión militar le llevó luego por diversos destinos en la
Península, como Madrid, Granada, Canarias, etc; habiendo ingresado en el Cuerpo
de Estado Mayor y ascendido, sucesivamente, a general de Brigada en 1987, de
División en 1990, y teniente general en 1993. En este último empleo fue capitán
general de Madrid, y en el período 1994-1998 Jefe del Estado Mayor del Ejército
de Tierra, con dos gobiernos de distinto signo, Felipe Gonzáles y José María
Aznar, y con tres ministros, Julián García Vargas, Gustavo Suárez Pertierra y
Eduardo Serra; siendo hasta su cese el JEME que durante más tiempo ejerció el
cargo. Y, como culminación de su carrera militar, ascendió a general de Ejército
en 1999. Durante su mandato como JEME, afrontó la mayor transformación que ha
experimentado el Ejército español en el último siglo, como la reducción del Plan
Norte, las intervenciones en el exterior, la integración de la mujer en las
Fuerzas Armadas, la supresión de la “mili” y la profesionalización del Ejército,
etc.
El general Faura tiene también desde muy joven una estrecha vinculación familiar
y afectiva con la localidad de Gaucín (Málaga) y su Patrón el “Santo Niño”,en la
Serranía de Ronda. Y es que de dicha localidad creo que era natural su abuela
materna, Dª Mª Petronila Serrano Sánchez. Y, debido a su cariño y excelentes
relaciones que mantiene con Gaucín, el Ayuntamiento lo nombró hijo adoptivo. En
dicho pueblo continúa teniendo familiares, donde es una verdadera institución,
por el gran afecto y consideración que allí se le tiene. En dicha localidad
prologó el libro “Gaucín 1742-1814”, del que es autor un familiar, Salvador
Martín de Molina, reconocido jurista al que conozco personalmente, y el libro
fue presentado el 15-08-2005 por Teodoro de Molina de Molina, otro familiar
suyo.
Pero hay otra faceta en la vida de de José Faura Martín que, a mi modesto
juicio, le hace acreedor a ser catalogado como un “general democrático del
pueblo”. En 1971, siendo comandante, fue destinado al antiguo Servicio de
Información de Presidencia del Gobierno (SECED), que luego pasaría a denominarse
CESID, en el que fue responsable de la División Interior Y aunque un compañero
suyo le advirtió entonces: “Pepe, Madrid es como el cielo, que hay que ir…, pero
lo más tarde posible”, lo cierto fue que el puesto tendría luego una influencia
decisiva en su trayectoria profesional, habida cuenta de que le dio ocasión de
prestar excelentes servicios a la España democrática. Así, ya en 1976 José Faura
y Andrés Casinillo (posterior jefe del CESID), con la aquiescencia de altas
instancias, se entrevistaron reservadamente con Felipe González y Alfonso
Guerra, después presidente y vicepresidente del Gobierno, respectivamente. La
entrevista se dice que fue un completo éxito, porque en la misma se consiguió
desbrozar el angosto camino, que quedó así allanado para que aquella Oposición
de entonces colaborara con el cambio político que ya se vislumbraba, como luego
sucedería.
Y se ve también que es un general de talante abierto, con mente serena y
equilibrada, porque, a pesar de haber sido formado en el seno del Ejército del
anterior régimen, con su actitud inteligente, compresiva y de visión anticipada
de futuro de cara a la nueva realidad en la que correspondía enmarcar al
Ejército español en su transición hacia la democracia, pues hizo todo lo posible
para que desapareciera de la Institución toda sospecha de anteriores asonadas
contra la voluntad popular.
Su concepción democrática de la sociedad le llevó a hacer declaraciones a
diversos medios, ante los que, entre otras muchas cosas, aseveró: “Las
relaciones entre el Gobierno y los militares están absolutamente normalizadas.
Ya no existe la tensión de otros tiempos. El Ejército no se mueve, es una balsa
de aceite. Nosotros estamos para cumplir lo que se nos manda, pero a las órdenes
del Gobierno constituido. El Ejército no es el intérprete de la Constitución. Yo
puedo interpretar su artículo 8, pero lo que no puedo hacer con mi
interpretación es echarme a la calle; quien debe interpretar el artículo 8 y la
Constitución entera es el Gobierno. El Ejército es del pueblo. Nosotros no somos
políticos, sino técnicos”.
Si se analiza su talante a través de sus actuaciones públicas, enseguida se ve
que es un mando cuyo juicio ponderado, razonabilidad objetiva y sentido común,
le llevan a sobrevalorar a la persona humana (los soldados) sobre la máquina
(las armas). Así, desde la responsable situación de su alto cargo de JEME
durante más de cuatro años, se le conocen declaraciones como las siguientes: “El
Ejército de hoy día tiene estructuras complejas, articuladas en tecnología
punta. Tan es así, que algunos tratadistas han hecho de la tecnología la reina
de las batallas. Esta afirmación es asumible desde la óptica que contempla el
alto grado de sofisticación de las armas y los materiales modernos; pero parece
que olvida que es el hombre quien maneja esos aparatos. Entiendo que él es el
verdadero protagonista de cualquier actividad que se realice en el seno de las
Fuerzas Armadas y, por tanto, a él debemos dedicar nuestras principales
atenciones. Su preparación es esencial, y su moral el sustrato que mantiene el
andamiaje de su operatividad. La carencia de armas o materiales puede ser
suplida con imaginación e ingenio cuando se tiene una sólida moral (la historia
está llena de ejemplos); pero la carencia de moral es una circunstancia que
conduce, irremediablemente, al fracaso”. Y, con ello, creo que en buena medida
no hizo sino cumplir en su gestión con el artículo 15 de las Reales Ordenanzas
Militares, cuando dispone que: “Las Fuerzas Armadas darán primacía a los valores
morales que, enraizados en nuestra secular tradición, responden a una profunda
exigencia de la que sus miembros harán norma de vida”.
Además, el general Faura posee también una sólida formación cultural. Ha escrito
libros y artículos periodísticos, ha impartidos lecciones inaugurales de cursos,
ha publicado trabajos en revistas, imparte conferencias, prologa y presenta
libros, pertenece al “Foro de Madrid, Tercer Milenio”, etc. Y, con ello, hace
buena la frase de Ortega y Gasset, cuado dijo: “El grado de cultura y perfección
de su ejército, mide con pasmosa exactitud la moralidad y la virtualidad de una
nación”. Y es que la cultura no es ni civil ni militar, sino las dos cosas a la
vez. Y los grandes estrategas militares, siempre han insistido mucho en la
necesidad de que la espada y la pluma estén en buena armonía. Cervantes, en El
Quijote, se empeña mucho en hacer un equilibrio conciliador allí donde las armas
y las letras podían entrar en pugna dialéctica, tratando de hermanarlas.
Precisamente, en su discurso sobre las armas y las letras, dice: “No es cierto
que las letras hagan ventaja a las armas; aunque tampoco las armas superan a las
letras, ya que las guerras tienen sus leyes, y éstas caen bajo las letras y los
letrados”. Y, añade: “Ser militar, obliga a tener astucia, cultura y
discernimiento”. Y también el general Faura prologó el libro “Ceuta y el
Conflicto de Perejil”, del que es autor otro general muy querido en esta ciudad
y al que me une buena amistad, D. Fernando López de Olmedo, quien me honró
confiándome la presentación de dicho libro en el Salón del Trono de la Ciudad
Autónoma, durante el hermanamiento del “Foro de Madrid, Tercer Milenio” con el
“Foro de El Faro de Ceuta”.
En dicho prólogo el general Faura expone que “se puso de manifiesto la templanza
y seguridad con las que actuó el mando militar y el alto grado de adiestramiento
y sólida preparación de la que dieron muestra las Unidades que intervinieron y
las que integran la guarnición de Ceuta”.Y el mando en Ceuta durante la
operación de Perejil fue el general Olmedo, quien iba a ser el encargado de
presentar al general Faura Martín en su conferencia, pero una inesperada
dolencia se lo ha impedido; por lo que le deseo, muy fervientemente, una pronta
y total recuperación Y, en cuanto al conferenciante, general Faura: ¡Sea
bienvenido a su tierra!.
http://www.elfarodigital.es/blogs/antonio-guerra/43092-jose-faura-martin-un-ceuti-jeme.html