Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

El tsunami

 

Es el tsunami un fenómeno de efectos devastadores pero, como dice el refrán, debe de ser que sarna con gusto no pica…porque este país parece estar abocado a uno de ellos y sus habitantes parecen esperarlo como agua de mayo.

            Los efectos de éste que se nos avecina no serán inmediatos pero ya, ya los veremos a largo plazo. Lo veremos del mismo modo que hemos visto como se desinfló la burbuja que con tan buenas artes supieron comenzar a hinchar al poco de llegar al poder con su liberadora ley del suelo, o cuando vemos en estos días la bajada de los precios de carburantes, electricidad, telefonía y otros servicios como ellos nos prometieron cuando tan sabiamente privatizaron y liberalizaron los mencionados sectores. Hoy es más que palpable el cumplimiento de dicha promesa. Bien está que, para ellos, todo es achacable y tiene como único culpable, a quién si no,  a Zapatero y a los socialistas.

            Para esto y poco más se han reunido los populares durante este fin de semana en Sevilla. Para anunciarnos la llegada del fenómeno y contarnos, sin profundizar mucho en el tema, lo mal que lo han hecho los socialistas, sin decirnos ni una palabra así llevan siete años de cómo ellos lo piensan hacer bien. Veremos qué tipo de fenómeno se nos vendrá encima acompañando al gallego de las gafas, la barba y el puro y a sus correligionarios.

            De tanto repetir las mismas falacias hasta los que pensamos distinto a veces llegamos a creérnoslas. El machaconeo de las tesis “populares” desde todos los medios de comunicación es tal que la euforia se ha apoderado de todos sus militantes y simpatizantes de tal manera que hoy, los que no pensamos como ellos tenemos casi que estar pidiendo permiso para podernos sentir personas. A cada momento nos andan perdonando la vida por pensar como pensamos y tener la ideología que tenemos. Hoy lo que se lleva es el facherío y si no, amigo mío, lo tienes crudo.

            Aquí se han acabado ya las medias palabras y pobre de aquel que, después de insultar convenientemente a los de izquierda, no se pavonea en público de sus “principios” con un discurso racista, xenófobo, homófobo y todos aquellos epítetos que acaben por “ista” o “fobo” que no defiendan los postulados que se defienden desde las cátedras de las Intereconomías y asimilados. Hoy a quien hay que creer y seguir a pies juntillas no son otros que los gurús de la derecha más recalcitrante de nuestro país, desde el nunca bien loado señor Aznar hasta el profesor de Moral y Ética don Mario Conde, todo lo demás son zarandajas y ganas de perder el tiempo, porque el prestigio, si alguna vez lo tuviste, lo tienes perdido desde el momento en el que no te alineas con sus planteamientos.

            Así, por ejemplo, si estás en tu trabajo o llegas a un bar y el sabio, o la sabia, de turno está despotricando del gobierno o del partido que lo sustenta, no te queda más remedio que irte al servicio, salir por donde has entrado o quedarte allí esperando a que pase el chaparrón hasta que el susodicho, o susodicha, crea que ya ha concluido su labor propagandística-pedagógica del día y te deje tomarte el cafelito o la cerveza en paz. Del resto de compañeros o parroquianos no sé si pensar que con su silencio dan la aquiescencia a los comentarios vertidos o, como uno, se callan por no formar un pitote. Si te da por argumentar, lo tienes claro, las descalificaciones de todo tipo lloverán sobre ti y poco menos que te sentirás un apestado, alguien que no merece pertenecer a la sociedad en la que vives y, mucho menos, en el modelo que está en ciernes y próximo a arrasar, como un tsunami, con todo lo pasado, que en cuanto lleguen, menudo son ellos y ellas, van a darle la vuelta a esta putrefacta sociedad como a un calcetín, no menos hediondo.

            En el párrafo anterior he utilizado las duplicidades de género no porque crea que haciéndolo especifico más, sino para hacer notar que hoy en día casi son más las mujeres que los hombres las que se dedican a tales menesteres doctrinarios, y lo entiendo, porque ¿quién es la mujer que se puede resistir, después de ver una y otra vez a Cospedal o Soraya, Esperanza o Rita en sus peroratas sin fin, a echarle un par de “hijos de gallina” que dice mi hermano Salvador y hablar en el mismo tono y con las mismas formas que lo hacen estas próceres del partido y, por ende, de la patria?

            Lo prometo, si se produce el tsunami me afiliaré… (al partido socialista).

 

Teodoro R. Martín de Molina. 23 de enero de 2011

 
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