Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

El guión

 

 

Creo que fue ayer por la mañana cuando oí una entrevista en la Cadena SER con el señor Arenas en la que el periodista le preguntó acerca de la sentencia condenatoria recién salida de la Audiencia de Palma contra el ex presidente balear Jaume Matas y un periodista por corruptelas varias. Automáticamente, el candidato del PP respondió que esa sentencia no le iba a romper el guión, amén de las consabidas cantinelas de que el señor Matas ya no está vinculado a su partido y referencias a los EREs como ejemplo de la corrupción más corrupta −como si en esto de la corrupción se pudiera hacer distingos, o como si él, junto con Rajoy, no hubiesen defendido al ahora condenado como modelo y ejemplo a seguir cuando consiguieran el poder: ambos querían tener un gobierno como el de Jaume Matas−.

Bien, no voy a entrar en el asunto de las condenas y los comportamientos de cada uno respecto a las corrupciones que se dan en sus respectivos senos o en los ajenos, sino que me quiero detener por un rato en esa referencia del candidato popular a la presidencia de la Junta de Andalucía acerca del guión, de su rotura o de salirse del mismo.

La verdad es que la actuación política en los últimos ocho años por parte del partido en la oposición, ahora en el gobierno central y en la mayoría de las comunidades y, si no lo remediamos, pronto en el de Andalucía, ha sido lo más parecido a un guión escrito desde el primer día después de perder las elecciones de 2004 en el que cada personaje ha ido representando su papel según lo establecido sin salirse ni un ápice de los términos diseñados por los guionistas de esta película de miedo en la que se está convirtiendo nuestro país.

Durante la primera legislatura de Zapatero el guión del PP decía que España terminaría rota en mil pedazos −la balcanización de España, anunciaba el inefable Aznar− y que los socialistas se habían rendido a los terroristas; que la familia como Dios manda, terminaría por desaparecer, así como la Iglesia (con mayúscula, que sólo hay una) y que el efecto llamada de las leyes de inmigración haría que los bárbaros subsaharianos y sudamericanos nos terminarían invadiendo. Nos estuvieron martilleando un día sí y otro también con éstas y otras lindezas durante los cuatro años de legislatura sin salirse lo más mínimo del guión y sin que nada, por muy gordo que fuese, lograra fisurarlo mínimamente. Hoy es fácil comprobar que todos los vaticinios apocalípticos del PP son una palpable realidad: España ya no existe como nación, es un reino de taifas; los terroristas campan a sus anchas con la permisividad del gobierno (del anterior, por supuesto); las familias heterosexuales son testimoniales y los que queremos ir a misa no podemos; y, para alcanzar el acabose, cada día las pateras siguen dejando miles y miles de inmigrantes en nuestras costas.

Como este guión no les dio resultado, en la segunda legislatura de Zapatero el guión escogido se deslizó por la crisis y la culpabilidad de Zapatero en todo lo negativo que acaecía en nuestro país, en Europa y en medio mundo. Se distinguieron por zaherir día tras día cualquier decisión del ejecutivo y mirar para otro lado cuando lo que tocaba era arrimar el hombro para tratar de solucionar un problema que nos había sobrevenido y que a ellos les venía de perlas para su propósito de alcanzar el gobierno, y en cuantos más territorios mejor.

Ya, prácticamente, tienen el poder absoluto en toda España, y sólo le falta alcanzarlo en Andalucía y para lograrlo el señor Arenas y sus correligionarios se aprendieron el guión de memoria y lo van repitiendo y adaptando a las circunstancias de modo que jamás, jamás, jamás (que diría Arenas) en estos últimos cuatro años les hemos oído decir algo que no sea referente a lo que ellos han estimado que es lo mejor para conseguir votos. Nunca, nunca, nunca (perdón pero al hablar de Arenas me salen sin querer estas absurdas repeticiones), nos han dicho cuales son sus propuestas programáticas más allá de cuatro generalidades y banalidades, basando toda su argumentación en la de años que, para nuestro mal, nos llevan gobernando los socialistas, y el desastre que ha supuesto para Andalucía los sucesivos gobiernos del PSOE.

Si le preguntan por el copago dicen que mañana va a llover en Almería, que si van a subir impuestos, y contestan que qué bonita es nuestra tierra, que si van a recortar en sanidad, educación o dependencia y responden que para recortes los de Zapatero, y así sucesivamente.

En fin, que es probable que esta derecha tan, tan, tan, nos gobierne también a los andaluces, que lleguen al poder sin habernos dicho que es lo que van  a hacer y que después hagan lo que Rajoy, culpar a los anteriores para meter las tijeras por todos lados, eso sí, sin tocar a los más poderosos. Y todos nos tendremos que aprender el guión de la comprensión, la colaboración, la necesidad, para, con, de, las medidas que está adoptando el gobierno central y que adoptará el andaluz, pues sólo lo hacen a causa de la herencia recibida y por el bien de las clases más necesitadas.

Todo este guión repetido hasta la saciedad por los políticos de la derecha y redoblado por los medios afines, que no son pocos, por desgracia no cuentan con una respuesta adecuada por parte de los que debían de darla. Así que, los curritos de a pie lo único que podemos hacer es cruzar los dedos y esperar que la escena final del guión se le chafe al sevillano, nacido en Olvera, de permanente tez morena, y a todos lo que tanto se han afanado por presentarnos un panorama adaptado a sus propios intereses que no tienen necesariamente porqué coincidir con los de la mayoría de los andaluces.

Por mi parte no quedará.

  

Teodoro R. Martín de Molina. 22 de marzo de 2012

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