Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

 

EL DE LA BERNARDA

 

En algo así parece haberse convertido nuestra querida tierra por mor de todos aquellos que nos repiten día tras día que en cuanto ellos alcancen el poder todo se solucionará. Son insaciables no se conforman con tanto como tienen y quieren también dejar su impronta en Andalucía para que en poco tiempo nos parezcamos a la Valencia de Camps, a la Baleares de Matas o al Madrid de doña Espe y la Mancha de la Sra. de Cospedal.

“Qué culpa tendrá el tomate que está tranquilo en su mata y venga un hijo de su madre y lo meta en una lata”. Eso dirán de mí las Bernardas por haber osado usar su nombre para intitular este articulillo. Por eso pido perdón. No es mi intención molestar con este título a nadie que tenga por nombre el de Bernarda. Nada más lejos de mi intención. Sólo pretendo hacer uso del dicho popular con el que se suele hacer referencia a aquello en lo que todo el mundo mete mano, venga o no a cuento, interviniendo en ello con absoluta falta de respeto, y en este caso en particular con el único objeto de dañar la imagen de Andalucía y, de camino, sacar rédito político a su costa.

Desde tiempos inmemoriales hemos sido objeto de chanzas y chascarrillos mal intencionados por parte de personas y personajes de otros territorios de España, a veces incluso los propios andaluces somos los que nos hemos ido encargando de ir blasonando por todo el mundo de estereotipos que para nada tienen que ver con lo que en realidad es Andalucía y lo que somos sus gentes.

En los tiempos actuales, a los políticos de la derecha parece haberles dado la tonta con Andalucía y desde hace un tiempo no hay día que no nos levantemos con alguna ocurrencia de uno de ellos. Cuando digo derecha me refiero a la derecha en general, que no es en esta ocasión cosa exclusiva del PP, aunque estos se lleven los mayores honores en la “defensa” de nuestra tierra.

Hemos visto cómo los catalanes, peperos y nacionalistas, desde Nebreda a Durán i Lleida o desde Vidal Quadras a Puigcercós, han hecho referencia a Andalucía y a los andaluces como una tierra y unas personas a las que es difícil entender por su mala utilización del castellano o porque nuestra forma de expresarnos es tan “graciosa” que pareciera que siempre estemos contando chistes, de leperos, por supuesto; o bien que no cumplimos con nuestras obligaciones fiscales o que nos dedicamos a vivir como el Marajá de Kapurtala a costa de los 400 euros del subsidio agrario o de las subvenciones que recibimos de los otros territorios de España y de Europa. Con lo bien que se entienden a los gallegos de terra dentro e mar fóra, a los vascos en sus caseríos o a los payeses catalanes en sus masías; lo meticulosos que son todos los valencianos, baleares y castellanos con sus obligaciones impositivas o la escasez de subvenciones que se han llevado todos los territorios en los que había industrias que subvencionar, desde el carbón castellano-leonés, a las multimillonarias subvenciones a las empresas automovilísticas, sirva como ejemplo y paradigma de todas la SEAT catalana, hoy en día Audi o Wolsvagen o vaya usted a saber.

No sólo usan el chascarrillo fácil sino que además suelen hacer gala de una facilidad para mentir, un cinismo y una desfachatez, a veces inigualables y que para nosotros también deberían de ser inaguantables. Pero aquí seguimos riéndoles las gracias a la Sra. Aguirre cuando dice que respondemos a la voz de “pitas, pitas, pitas” o que antes que ella ya Griñán había aumentado el horario lectivo de los profesores en Andalucía; a la Sra. Mato (la que veía un Jaguar nuevo en su garaje y no sabía que se lo habían regalado a su ex los de la Gürtel) diciendo que los alumnos en Andalucía son analfabetos y reciben las clases sentados en el suelo; la Sra. consejera de Educación de Madrid que sabe, de muy buena tinta, que los ordenadores de la Junta se venden en los mercadillos a 50 euros; el inefable demócrata intereconomista Vidal Quadras refiriéndose a Blas Infante como un cretino y subnormal.

De igual modo son para nota las denigrantes afirmaciones de todo tipo vertidas en un programa de televisión por el señorito Conde de Salvatierra, hijo de la hija predilecta de Andalucía, su señora madre la Duquesa de Alba. También merecen nota pareja Cañamero y Gordillo paseando al señorito por sus lares en busca del perdón y como muestra de desagravio para Andalucía, como si lo que dijo no tuviese mayor importancia y, al igual que decíamos de chiquillos, pelillos a la mar después de ofender urbi et orbi a todo un pueblo.

Y ya qué decir del Sr. Arenas y su fiel escudero Antonio Sanz, esos que repiten por tres veces tres cada día, en cada discurso o comparecencia pública las mismas mentiras de siempre a ver si de tanto repetirlas todos nos creemos que son verdades. En estos últimos tiempos siempre acompañados por algún alto cargo de Madrid, hoy en día, ministros y ministras y hasta vicepresidenta, que se acuerdan, utilizando la plataforma de la rueda de prensa del Consejo de Ministros, de la deuda andaluza y para nada nombran las de Valencia, Madrid o Murcia, por poner sólo tres ejemplos que les atañen a ellos exclusivamente sin posibilidad de culpar al de siempre. Lo dice Arenas tres veces, lo repite Sanz otras tantas en una pose que siempre parece que va montado a caballo, lo vuelve a decir Soraya con los ojos abiertos al límite, de tal manera que parecen querer salirse de sus órbitas, en Madrid, Málaga y en Sevilla, y donde haga falta, y el mago de las finanzas, Montoro, que con su vocecilla atiplada vuelve a repetir lo que interesa dónde y cuándo interesa y vuelve a callar lo de sus correligionarios.

Al igual que con lo de la deuda sucede con lo de los ERES. Y dale que te pego con los ERES un día y otro día (menos mal que fue la propia Junta la que denunció el caso, que si no…), pero nunca se acuerdan de Fabra (4,2 millones de fianza), Matas (2 millones de fianza avalados por el banco de Valencia, hoy en la quiebra), Camps, Costa y todos los implicados en la trama Gürtel. Eso no tiene importancia, porque aquí lo que nos merecemos, como dijeran en su día Rajoy y Arenas, ya no recuerdo si por junto o por separado, es un gobierno como el que ejercían en sus tiempos Matas en Baleares o Camps en Valencia. Sí señor, y lo demás son tonterías y ganas de seguir viviendo del PER, de los subsidios, de las subvenciones, del enchufismo y sin darle  un palo al agua, que es lo que a nosotros nos gusta de verdad.

Por eso y por mucho más, como decía, más o menos, la canción de Julio Iglesias,  nunca encontrarán un amor como el mío estos tan magníficos gestores de la derecha.

 

 

Teodoro R. Martín de Molina. 23 de enero de 2012

 

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