Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

 DISTINCIONES

 

Si algo los distingue sobremanera es el hecho de estar siempre dispuestos a complementar en sus comunidades las medidas emanadas desde el gobierno de la nación, sobre todo cuando ello implica un beneficio general para la población.

            Siempre se han distinguido por ese afán, claro que en ocasiones varias lo han hecho de manera sui generis. Así cuando el Sr. Camps decidió implantar en su comunidad autónoma la asignatura de Educación para la Ciudadanía lo hizo, o lo intentó hacer, en inglés para que los alumnos valencianos alcanzaran con menos dificultad el grado de trilingües. Ellos no podían hacerlo como el resto de los mortales sino en otro idioma o bien, como hicieron algunos de sus correligionarios de a pie, recurriendo a los tribunales, porque claro, ellos, tan puros, pudieran verse contaminados por ideas tan obscenas como la solidaridad, el respeto a la diversidad, la igualdad, la cooperación, la participación, el ejercicio de las libertades o toda la sarta de demonios que podían partir del programa de la mentada asignatura con el único propósito de adoctrinar en las perversas ideas propugnadas por los redactores de los distintos textos, algunos de ellos tan conocidos propagandistas del “régimen” como el filósofo y pensador José Antonio Marina.

            Así también, tiempo atrás, ocurrió con la ley anti tabaco, en la que algunas de las comunidades gobernadas por el PP, sobre todo las más prototípicas, pronto se distinguieron desmarcándose de la misma y propiciando actuaciones contrarias a su letra y a su espíritu, algo con lo que vuelven a amenazar ante el anuncio del gobierno de prohibir fumar en todos los edificios y locales públicos. Son leyes que invaden el sagrado ámbito privado de las personas, dicen. También se distinguen por ser los más retrasados en la implantación de la ley de dependencia. Y como esto, en casi todo aquello que pueda afectar a la generalidad de los ciudadanos.

            Ahora, con el llamado plan del gobierno Zapatero para digitalizar las aulas y proporcionar un ordenador personal a cada alumno –Plan Escuela 2.0–, tanto la Generalitat valenciana como las comunidades de Madrid y de Murcia han estado prestas para no unirse a la medida con argumentaciones tan singulares como que los netbooks producen problemas visuales como la miopía en los alumnos, algo desmentido por los propios especialistas en la materia, o problemas ergonómicos. Dicen que no lo hacen por motivos partidistas ni políticos, sino sólo mirando por la salud y el bienestar de los alumnos (es la bondad que los distingue).

            Yo, modestamente, les propondría  a estas comunidades que hagan eso que están tan deseando hacer en todo lo referente a los servicios públicos: la implantación del llamado “bono”. De esa manera conseguirían lo que de verdad quieren: que eso de la igualdad jamás llegue a convertirse en realidad. Que impongan el bono escolar de modo que los padres lleven a sus hijos al colegio que ellos deseen, así a los colegios privados o concertados sólo asistirían alumnos de un determinado perfil, evidentemente económico; a los públicos... ya sabemos. Que igualmente adopten el bono sanitario de modo que cualquier acto médico conlleve una aportación del usuario, de ese modo no habría tanto inmigrante colapsando las urgencias de nuestros hospitales ni ocupando quirófanos pensando que tienen los mismos derechos que nosotros. Y respecto a lo de los ordenadores, es aconsejable que en vez de un ordenador igual para todos los alumnos, que les den un bono y que sus padres los adquieran, así el padre que quiera que su hijo tenga uno más grande (para no dañar su salud) pues que complemente con su propio dinero el valor del mismo, de este modo todos tendrían ordenador, pero unos los tendrían de una categoría y otros de otra, cada uno en su sitio. Y si no quieren dar bono, que ocurra lo de siempre: que no todos los alumnos tengan ordenadores, sino aquellos que sólo pueden tenerlos, que son los que en realidad lo necesitan.

            A mí la verdad que todos estos rechazos por parte de los más significativos presidentes autonómicos del PP, sin que los dirigentes nacionales los reconvengan para nada, me llevan a pensar algo que siempre me he maliciado y es que a estos señores y señoras todo lo que les suene a igualdad les pone de los nervios y que a ellos y ellas lo que les priva es que las diferencias se mantengan en cualquier nivel de la sociedad. Y si por más tiempo y más profundas, mejor que mejor.

Reconozco que soy muy mal pensado, lo reconozco.

 

Teodoro R. Martín de Molina. 18 de enero de 2010

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