Desbocados
No sé si ésta es la expresión, en cualquiera de sus acepciones, que mejor los define, o tendría que rebuscar en el diccionario para encontrar otra que más se ajuste al estado de ánimo que percibo en todos los medios de comunicación que de modo más o menos explícito (mucho más que menos), se decantan por los postulados de la derecha y de modo evidentísimo manifiestan día tras día su oposición frontal a las tesis de la izquierda. Seguro que cualquiera de vosotros encuentra otra u otras mucho más atinadas; de cualquier forma, todas las de parecido sentido podrían ser válidas. Desde hace tiempo he dejado de leer la prensa de la derecha, oír sus radios, ver sus teles generalistas y menos todavía las nuevas TDTs monográficas…, me conformo con asomarme a los medios que yo considero más ecuánimes, que son escasos, y poco más. Con las dosis diarias en las televisiones públicas sobre los EREs de Andalucía y las correspondientes apariciones con sus discursos monocordes de Arenas, Cospedal y, sobre todo, del juglar del PP, como se ha denominado a sí mismo González Pons, tengo ración más que suficiente para que mi rechazo hacia sus postulados y posicionamientos no varíen ni un ápice del que hasta ahora he venido manteniendo y que es por todos más que de sobra conocido. Y se podrá pensar que de esa manera no tengo opción para contrastar opiniones y así poder forjar la propia sobre bases más objetivas. Me es igual. Ya sabéis que eso de la objetividad no va conmigo, me cuesta mucho. Pienso que con la que todos ellos van derramando ya es suficiente, y por nada del mundo quisiera parecerme a esos que desde los mencionados medios opinan de un modo tan objetivo. Yo soy subjetivo en mis apreciaciones y mentiría, no sé a quién, si dijera lo contrario. No obstante, suelo darme un garbeo esporádico por un par de blogs en los que sus autores (José Mª Izquierdo –http://blogs.elpais.com/ojo-izquierdo/ – y Javier Vizcaíno – http://blogs.publico.es/trama-mediatica/ –), hacen un repaso a lo que escriben los siempre bien intencionados y mejor educados periodistas, columnistas, tertulianos y demás plumillas de bien de este país, poniendo a parir a todo bicho viviente que no comulgue, y a pie juntillas, con sus tesis y, más que nada, no coincida en su odio exacerbado al gobierno, a los socialistas, y a todo lo que tenga algo que ver con la izquierda. Las perlas escogidas que ambos periodistas recogen en sus blogs ponen los pelos como escarpias cuando comprobamos hasta donde son capaces de llegar en sus desbocadas apreciaciones, opiniones y juicios los editorialistas y columnistas de esos medios, y lo ofendidos que se sienten en el momento en el que los demás dicen un “jolines” referido a ellos, sus patrones o mentores. Han cogido carrerilla y ahora van desbocados y cuesta abajo corriendo alocada y desenfrenadamente, sin miedo a trastabillarse, con la vista puesta en la Moncloa en donde ya se ven junto al líder. Están ansiosos por ir quemando etapas cuanto más rápidamente mejor, y al mismo tiempo que corren van soltando mandobles a diestro y siniestro por ver si aún se les allana más el camino en base a dejar al adversario hecho unos zorros y a la jauría de adeptos con las fauces prestas a dar dentelladas en las pantorrillas de cualquier izquierdoso que aún no haya sucumbido al encanto de sus soflamas. Son insaciables. No existe decisión gubernamental, por muy importante o muy nimia que pueda parecernos, que no sea motivo de sus críticas más feroces, tratando de descalificarlas, cuando no ridiculizarlas, antes del más somero de los análisis y siempre sin presentar alternativa alguna, sabedores de que todo lo que vaya en contra del gobierno es lo que vende y es lo que están deseosos de escuchar sus seguidores. Son el vivo reflejo de los portavoces del PP y, como estos, se han convertido en agitadores sociales profesionales que tras cada nueva propuesta del ejecutivo arengan a los ciudadanos con sus escritos y peroratas a su incumplimiento de un modo más o menos explícito, llamando en muchos casos a la insubordinación o desobediencia civil como una medida más de presión para minar la credibilidad del gobierno y de ese modo conseguir que cunda el desánimo en la izquierda ideológica del país, con lo que pretenden que el camino se les quede totalmente expedito. Si por curiosidad os asomáis a algunos de esos blogs que he reseñado, os recomiendo que lo hagáis con prevención pues en algunos de los textos que recogen lo publicado por las eminencias de la derecha española existen expresiones, apreciaciones y consideraciones que pueden herir la sensibilidad del lector. Aunque, está visto que algunos no tenemos ni la más mínima pizca de sensibilidad. Ya me diréis, ya.
Teodoro R. Martín de Molina. 6 de marzo de 2011. |