Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

OPINIÓN

Corralitos

 

Tras el sainete chipriota que a lo largo de toda esta semana nos ha estado ofreciendo la UE, que para los habitantes de la isla será una tragedia y un sin vivir, los habitantes de los otros países europeos con graves problemas económicos estamos que no nos llega la camisa al cuello pensando en cuál será el próximo, si después de Chipre vendrán a por los de aquí o a por los de al lado, y a nosotros nos dejan para más adelante.

         Esto del corralito resulta ser una novedad cuando, desde que comenzó la crisis, lo único que se aseguraba por las autoridades comunitarias eran los primeros cien mil euros de los ahorradores, únicamente con el fin de evitar la salida masiva de capitales, fortunas no muy importantes, pero que “fortunita a fortunita” hacen un montón. Y si a todos los pequeños ahorradores les diese por sacar sus dinerillos, darían más que un quebradero de cabeza a los poderes financieros y a los que rigen las políticas económicas nacionales y europea.

         Pero si nos ponemos a pensar detenidamente, todos los demás países periféricos llevamos sufriendo corralitos de distintos pelajes que, vaya usted a saber, si se le consultara a la ciudadanía no optaría por uno de este tipo en el que se graven los ahorros de los ciudadanos antes que sus rentas, su consumo, sus derechos o su dignidad, por ejemplo. Así el que tuviera ahorrado 10 pagaría 1, el que tuviese 100 pagaría 10 y el que 1000, 100 y así sucesiva y progresivamente.

         Sin adentrarnos en todos los PIGS, vamos a analizar someramente el que empieza por S, es decir, el nuestro, España, que al parecer y según los voceros gubernamentales estamos que nos salimos. Veamos:

¿No es un corralito y mucho más gravoso que el pretendido en Chipre, el tratamiento que están recibiendo por parte de las entidades financieras, y el propio gobierno, los cientos de miles de familias estafadas por las llamadas preferentes? Sobre todo si tenemos en cuenta la componente socio económica de la gran mayoría de los afectados.

         ¿Qué decir de las hipotecas y los desahucios? No creo que haya mayor corralito que ese que obliga a los que, por causas más que justificadas, no pueden seguir haciendo frente al pago de la hipoteca y, después de entregar la vivienda, a veces también la de los avalistas, tienen que seguir pagando una deuda al banco porque en su momento se sobrevaloró, por el propio banco, por supuesto, el valor de la misma.

         ¿Y el corralito mensual y de por vida de la bajada y congelación o no revalorización de salarios y pensiones? Seguro que a la larga suponen mucho más que una quita puntual sobre el dinero ahorrado; pero esto es como en los sesenta-setenta, cuando nos comprábamos el frigorífico, la tele o el coche a plazos, que se iba pagando poco a poco y al final ya era nuestro y no nos habíamos dado cuenta, pero el pastón que nos terminó costando era el que era, y el dinero que dejaremos de percibir por las bajadas o congelación de salarios, de igual modo, supondrá a la larga un buen pico, aunque ahora parezca eso de “unos eurillos de nada”.

La subida de tasas de todos y cada uno de los servicios ¿no es acaso un corralito en el que a cada gestión que hacemos o servicio del que ¿disfrutamos? nos sablean las administraciones sin importarle mucho si ganamos 10 o si ganamos 100?

¿Qué son para las familias más necesitadas la supresión de becas, sino un corralito con el que las ponen entre la espada y la pared de rascarse el bolsillo, si es que les queda algo que rascar, o hacer que sus hijos dejen de estudiar?

Menudo corralito son las subidas de impuestos indirectos (IVA) con la que todos pagamos lo mismo, independientemente de los ingresos, con el agravante añadido de que se grava al consumo, lo que invita a no consumir y, por ende, a aumentar la recesión y la crisis (la pescadilla que se muerde la cola).

Los recortes en educación, cultura y sanidad, son corralitos que nos están dejando en cueros en lo más fundamental del estado de bienestar al tiempo que están hipotecando nuestro futuro que solamente tendrá un horizonte plausible si, en vez de recortar, se invierte más en educación, cultura, investigación, innovación y salud. ¡Menudo es el corralito al que están siendo sometidos los pensionistas y los enfermos con el copago en medicamentos, prótesis y otros aspectos relacionados con la salud y que, qué casualidad, afectan a los más débiles!

La pérdida de derechos generalizados desde los elementales de la libertad de expresión y manifestación con represiones policiales propias de la época anterior a la democracia más que de la actual, hasta la pérdida de derechos laborales auspiciando que el trabajador entre por un trágala o si no ya sabe lo que le espera. El derecho al trabajo cercenado para esos seis millones de parados que no ven salida por ninguna parte, y nadie les ayuda a encontrarla, ¡vaya si es un corralito y de los grandes de verdad!

La abundancia de chacinería variada que va desde los EREs de Andalucía en el que unos cuantos se quedan con el dinero de todos para beneficio propio, los Gürteles y Bárcenas de turno o los sueldos de las cúpulas de las entidades financieras arruinadas por ellos mismos, los comisionistas catalanes, los Urdangarines que por la cara quieren llevárselo calentito, las permisivas y sonrientes autoridades locales y/o autonómicas, sobre todo baleares y valencianas (no se pueden tener más políticos imputados por metro cuadrado), que ante ellos hacen rendibú o que por una foto pierden el culo y que tan alegremente despilfarran el dinero de los contribuyentes, ¿acaso no son corralitos en los que todos y cada uno perdemos algo?

¿Qué es todo esto sino corralitos y más corralitos que van a dejarnos en los huesos, sin recursos, sin derechos y, acabarán dejándonos sin ética y sin moral? Y como la cosas sigan así, sin capacidad de reaccionar porque: mientras no me toquen mi dinero…

El dinero, el dinero, ¡cuántos jirones de dignidad vamos perdiendo por su culpa!

  

Teodoro R. Martín de Molina. 24 de marzo de 2013.

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