Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

OPINIÓN

Como chinos

 

Ya lo profetizaron dos grandes empresarios de nuestro país: el conspicuo Díaz Ferrán, actualmente en prisión, y el próspero Roig, dueño de Mercadona, hoy la segunda fortuna del país. “La solución a la crisis pasa por trabajar más y cobrar menos”. Nos venían a decir, implícita o explícitamente, que deberíamos trabajar como los chinos, y poco a poco nos estamos acercando al status laboral de los trabajadores de la República Popular asiática a pasos agigantados.

Valgan como muestra un par de ejemplos que a mí me parecen llamativos, cuando no definitorios de la situación a la que nos estamos viendo abocados en nuestro país por causa de las reformas y más reformas puestas en marcha por este gobierno y, en cierta medida, iniciadas por el anterior.

Cerca de donde vivo existe un restaurante chino inmenso, de esos de la cadena Wok. En mi mismo bloque, en uno de los pisos, vivían hasta no hace mucho un número indeterminado de ciudadanos chinos que poco antes de la hora de apertura del restaurante se veían abandonar el inmueble en oleadas de hombres y mujeres. Al pasar por las enormes cristaleras del restaurante los podía ver dentro de él realizando las labores de limpieza, sirviendo las mesas, trabajando detrás de los mostradores y cerca de los fogones. Un día desaparecieron del piso y, a diferencia de ocasiones anteriores, no fueron reemplazados por otros de la misma nacionalidad. Ahora ya ni viven en el piso de antes y tampoco los veo cuando paso por el restaurante. En su lugar se ven trabajadores de aspecto occidental y en su mayoría españoles que han pasado a realizar las tareas que antes realizaban los chinos.

Da la impresión, por no decir que es evidente, que a los empresarios del restaurante hoy en día les sale más rentable contratar a los autóctonos que traer a sus compatriotas desde el lejano oriente como hasta hace poco habían estado haciendo.

Y no sé bien si eso lo hacen los empresarios chinos porque les hayan hecho caso a Díaz Ferrán o a Roig, o simplemente es porque han constatado que el mercado laboral español se ha devaluado hasta tal punto que no es que los trabajadores españoles trabajen como los chinos, sino que son capaces de hacerlo en condiciones aun más precarias que estos.

Y si eso lo hacen los empresarios chinos, qué decir de los naturales del país. Si analizamos someramente las pretensiones empresariales que llevaron a la huelga a los trabajadores de la recogida de basuras en Madrid, o las condiciones que tratan de imponer los de las lavanderías Flisa de la misma capital a sus empleados, nos daremos cuenta de que es eso lo que pretenden, pues despedir a la mitad de la plantilla y al resto rebajarles el sueldo en un 40% no es otra cosa que hacer entrar a los trabajadores por un trágala que se hace difícil de digerir para cualquier estómago con un poco de conciencia social. Y no rebajan más del 40% porque ya rebasarían, por abajo, el umbral del salario mínimo interprofesional. Aunque no sería nada extraño que, al paso que vamos, en poco tiempo lo podamos ver en esas y en otras muchas empresas de cualquier ramo.

Los trabajadores de Díaz Ferrán, mientras éste distraía el dinero a espuertas, ya sabemos dónde están hoy la mayoría: en el paro. Él, dentro de nada, en la calle y disfrutando de lo afanado. Los empleados de Roig seguro que ya mismo seguirán los pasos de su patrono y en nada los veremos junto a él liderando la lista Forbes.

Anda que no lo tenían ellos bien estudiado todo.

 

Teodoro R. Martín de Molina. 18 de diciembre de 2013.

 

 

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