Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

OPINIÓN

Apariencias

 

Los años no perdonan y, la verdad, cada día se notan más cuando llegamos a una cierta edad, al menos eso me pasa a mí o eso me parece que me pasa a mí, que tampoco lo sé muy bien. Pero lo cierto que el refrán ese de que “Año nuevo, vida nueva”, para mí cada vez se me hace más difícil de asimilar, pues miro a mi alrededor y vuelvo a ver más de lo mismo, como gusta decir a muchos políticos.

         Será por eso, por la pereza que me caracteriza, o el cansancio de hablar y hablar de lo mismo sabiendo que el único propósito es el de desahogarme un poco a través de este sitio, o por lo que sea, llevo casi todo el mes de enero de este flamante 2014 sin darle un palo al agua de la opinión, aunque no creáis que no he hecho intentos, que han sido varios con el mismo final: dejarlos para otro día, y otro, y otro..

         En estas últimas semanas pensé en escribir acerca de la virtud que tienen algunos de animar, exaltar y subir hasta lo más alto a aquellos que pretenden hundir en la miseria. Me decía mi madre “tienes la virtud de ponerme nerviosa”, no creo que fuese virtud alguna, sino todo lo contrario. Algo así le pasa al PP y a sus dirigentes que poseen esa clase de “virtud”, y mientras más se empeñan en denostar a los que ellos llaman separatistas y tal y tal, con sus actitudes y acciones consiguen que sumen más adeptos a sus causas y que consigan el apoyo de aquellos que, si no se les está provocando día sí y día también, no se lo habrían dado en ningún caso. Véase, a modo de ejemplo, la manifestación de Bilbao en favor de los presos de ETA, y esperemos acontecimientos en Cataluña.

         También pensé en escribir acerca del uso del nombre de Dios, y sus santos, en vano del que están haciendo gala los políticos. Este miércoles pasado en el Congreso los líderes en el partido del gobierno y en la oposición se enzarzaron en una perorata de frases evangélicas, donde se coló algún refrán, que no sé a cuento de qué venían cuando lo que tienen que intentar es dejarse de florituras y bajarse a la realidad para intentar mejorarla, y si les gusta tanto el evangelio, cosa que dudo mucho, que lo lleven a la práctica tal y como su protagonista lo predicó. Desde los tiempos de los “gracias a Dios” de Carrillo no se había visto nada igual. Mientras tanto, la ministra de “desempleo”, sigue encomendándose a la Virgen del Rocío y su compañero de gabinete, el ministro del interior, lo hace a Santa Teresa de Jesús, por lo que todos nos podemos dar por salvados.

         No me digan que la cascada de solicitudes de indultos no ha sido tema para también explayarse un poco sobre él. Desde el, otro día digno de ejemplo, expresidente balear Jaume Matas que no sabemos cuántas condenas más irá acumulando, al pobrecito padre de familia del Nido, que cómo va a ir a la cárcel por el simple hecho de haber robado a manos llenas los dineros públicos, si está arrepentidísimo y dice que no lo va a volver a hacer, o el caso del ex-alcalde de Benicarló para el que todos sus compañeros diputados de las cortes valencianas lo piden al unísono, ejemplo que habrán seguido los correligionarios de del Nido, la creme de la creme del fútbol, para actuar de igual manera, o el del torero que lo pide porque está muy malito, el que ya no se puede poner malo es el hombre al que mató por su imprudencia o negligencia. Seguro que los que apoyan dichas solicitudes son los mismos que están dispuestos a apoyar la del drogadicto rehabilitado que un día robó anfetaminas en una farmacia y lleva unos cuantos años en chirona. Esperemos que aunque sea por vergüenza, el Consejo de Ministros no les dedique a ninguno de aquellos ni un solo minuto de deliberación, y alguna vez se acuerde de uno de estos pobres, aunque conociendo a Gallardón, cualquiera sabe.

         Bueno, pues al final, como se ve en el título, me he decidido por escribir acerca de las apariencias. Y ha sido a raíz de que ayer conociéramos la EPA del año pasado y, a renglón seguido, el gobierno nos continuara vendiendo la burra, que desde hace un tiempo intenta colocarnos como una buenísima penca,  de “el cambio de camino”, “el nuevo rumbo de la economía”, “la luz al final del túnel”, “el futuro esperanzador, ”la salida de la crisis”, “la recuperación gracias a las reformas”, etc, etc. Y cuando ahondas un poco en los datos de esa encuesta o en los datos mensuales del desempleo te das cuenta de que todo se vuelven apariencias, porque parece que está bajando el paro cuando al mismo tiempo se destruye más empleo y cada vez son menos los que forman parte  de la población activa, bien porque se han ido o porque los han echado. Llegará un momento en el que no quede más remedio que subir porque será imposible seguir descendiendo más, y aun costará trabajo porque cuando toquemos fondo, éste será tan fangoso que resultará imposible tomar impulso para volver a la superficie.

Así que entre las aparentes virtudes de este gobierno, la aparente religiosidad de nuestros políticos, la aparente igualdad de los españoles ante la ley o la aparente salida de la crisis, acabo de hilvanar un aparente articulillo que someto al análisis del sufrido lector. Probablemente esté equivocado en casi todo, o en todo, o no; más no os dejéis embaucar por nadie, y por mí aun menos, porque, como es bien sabido, las apariencias engañan.

 

 Teodoro R. Martín de Molina. 22 de enero de 2014.

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