Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

TODO A ESTRIBOR

 

Algo así recuerdo que decían en las películas los capitanes de barcos en peligro; otros decían "¡Todo a babor!", pero éste último no es el caso que hoy nos coloca delante del teclado.

           Dicen algunos que todos los políticos son iguales y que de una forma u otra todos van a lo mismo y que ponen en práctica las mismas políticas sin importarles mucho las sensibilidades de sus votantes y mucho menos las de los ciudadanos en general. Este gobierno, en el corto espacio de tiempo que lleva en el ejercicio parece querer quitar la razón a los que opinan de tal modo, y dárnosla a los que pensamos de distinta manera.

            No ha hecho falta que lleguen los llamados cien días de gracia, para que cada uno de los ministros del actual gabinete en cada una de sus comparecencias parlamentarias o en los medios, nos haya hecho ver que este gobierno en nada se parece al anterior y que sus propuestas están bien alejadas de las de aquel y que sus políticas, en casi todos los sentidos, van a girar a estribor, en principio de manera suave para que en cuanto el panorama andaluz −y ahora el añadido asturiano de última hora− se aclare, dar el golpe de timón que a algunos les revolverá el estómago pero que definitivamente llevará la nao de la nación por los derroteros que los sectores más conservadores del PP y de la sociedad desean, de modo que estos queden henchidos de satisfacción.

            Digo casi en todos los sentidos porque hay uno, el económico, en el que no van a tener más remedio que seguir la tarea comenzada por el anterior, no porque quiera, sino porque es lo que le marcan desde Alemania del mismo modo que se lo marcaron a partir de mayo del 2010 al Sr. Zapatero. Y si la situación negativa se prolonga o se tornara en positiva, no podremos ni acusar ni alabar al actual gobierno, porque las decisiones que tome no las tomará por propia voluntad, del mismo modo que les está sucediendo a la mayoría de los demás países de la zona euro.

            Este era el gobierno que en campaña nos prometía la vuelta de la confianza en todos los sentidos, pues la verdad que, por lo visto hasta el momento, más que confianza lo que nos está es metiendo el miedo en el cuerpo, cuando no el pavor, cada vez que hacen un anuncio sobre lo que nos espera. “El inicio del inicio” que decía la vicepresidenta sólo supuso una subida de impuestos, una congelación de salarios de funcionarios y del interprofesional, esto último sangrante, y una subida de pensiones que entre unas cosas y otras ha supuesto una bajada de las mismas. Medidas todas ellas tendentes a “reanimar” la economía por medio del consumo cuando según las últimas estadísticas la pérdida de poder adquisitivo se ha elevado hasta las nubes desde la implantación del euro, y en ello persistimos.

Nos dicen que se va a hacer lo que se tiene que hacer y que ellos saben muy bien lo que deben de hacer y que saben también que contarán con la comprensión de todos los ciudadanos, y si no cuentan con la de alguno es porque es un insensato. Eso que van a hacer y que tienen que hacer, nunca nos dicen en qué consiste, así, de ese modo, cada día el ciudadano medio se siente con una confianza de caballo, porque después de las medidas tomadas en el primer consejo de ministros y de escuchar al Presidente en su primera salida a Europa decir que lo duro es lo que viene ahora o que la reforma laboral le va a costar una huelga general, pues la verdad que más que insensato sería el que no redoblara su confianza en este gabinete tan moderado que tanto se preocupa por los trabajadores, por los parados y, sobre todo, por los pensionistas.

Prometen reformas y más reformas sin concretar, que son las mismas, suponemos, que les urgen desde Europa, y otras que sin ser urgentes ellos consideran necesarias e imprescindibles. Para ello, como decía más arriba, el giro a estribor va a ser de los que hacen época. Fijaros que el más progre de los ministros, Ruiz Gallardón, va diciendo por ahí que volverán a la ley del aborto del 85 −retrocederemos 27 años−, va a proponer el copago en los recursos en segunda instancia, va a instaurar la cadena perpetua, eso sí, revisable, que ellos son muy buenos, para ciertos delitos, −probablemente los relacionados con la máxima repercusión mediática de cada momento­− y la guinda de esta mañana ¡va a darle trabajo a los notarios enviándoles bodas y divorcios!. Es comprensible, los pobrecitos están en la ruina y no tienen ni una escritura que echarse al bolsillo. Con ello quizás no cree empleo, pero acudirá en socorro de una de las clases más necesitadas de este país.

También esta mañana ha vuelto a la cadena SER el tertuliano, que de allí salió para ser ministro de Educación, Cultura y Deporte, para decir las mismas mentiras en las que basaba sus argumentos de tertuliano. Vendiéndonos la burra del adoctrinamiento soslayado que tenía la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para justificar su defenestración, con una cita que ni él mismo se la creía, pero que su amigo, y antiguo jefe, el entrevistador, no fue capaz o no quiso rebatirle, y con unas afirmaciones sobre los distintos cursos de la actual ESO a fin de justificar la desaparición de 4º para ampliar el bachillerato a 3 años que demuestran la más supina ignorancia sobre el tema. Pero sí, a la jerarquía católica y a lo más carca de este país le está dando un gustito que bien nos lo podemos imaginar.

El Sr. Soria, ministro de Industria, Turismo y no sé que más, después de afirmar hace unas semanas que se prolongaría la vida de las centrales nucleares, da el frenazo a las energías renovables de golpe y porrazo en un afán por demostrar que a ecologistas no hay quién les gane, menudos son ellos. Bien que el parón no le afectará a su tierra natal, Canarias. A éste le pasará con Canarias lo mismo que a Gallardón con los notarios, le habrá dado pena. Por supuesto que los chiringuitos de playa van a seguir donde están y no se descartan posibles ampliaciones para que los turistas puedan tomar sus bebidas mientras toman un baño, que es muy molesto salirse del agua para tomarse una caña.

Y por no cansaros más, señalar la magnífica velocidad lectora demostrada por Arias Cañete esta mañana en el Congreso. ¿Se enteraría alguien de algo? Estaremos atentos a la prensa.

Este gabinete me está transmitiendo una confianza tal que, la verdad, a veces es tan grande que llega a acongojarme.

 

Teodoro R. Martín de Molina. 1 de febrero de 2012

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