Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"SE VEN VENIR"
     
    Hace unas pocas semanas, en uno de esos bolos domingueros, en la pre de la pre campaña, que suelen hacer los líderes políticos por lo ancho y largo del territorio nacional, el señor Rajoy, don Mariano, recaló en Andalucía, no se sabe muy bien si para reforzar al señor Arenas, don Javier, o al revés. Lo cierto es que estando en Cádiz se descolgó con unas manifestaciones que entusiasmaron a sus fieles pero que a uno, analfabeto cúbico en temas de política liberal, lo dejaron algo confuso. En ellas, el líder de la oposición, se despachó a gusto en contra de la gestión de lo público por los poderes públicos. Decía, sin aportar argumentación alguna, que él prefería, porque le merecía más confianza,  la gestión privada a cualquier gestión del gobierno, y que en el supuesto de llegar a presidirlo tras las próximas elecciones, entre otras actuaciones de marcado corte liberal, dejaría en manos privadas la gestión de los aeropuertos. Si este señor no confía en la gestión de un gobierno y prefiere dejarlo todo en manos privadas, no sé a cuento de qué se presenta como candidato a la presidencia, si no es para eso, para traspasar primero los aeropuertos y después las escuelas, las universidades, los hospitales, los ferrocarriles, etc., etc.,  a la empresa privada, que ya se encargará de cobrarnos convenientemente sus servicios, como hoy ya pagamos, y de qué modo, los aparcamientos o las autopistas, por ejemplo.
    Es desde esa perspectiva desde donde podemos entender las continuas promesas de rebajas de impuestos o de la desaparición de los mismos en determinados casos, como es la noticia surgida en estos días.
    Sí, porque el fin de semana pasado, con motivo de la enésima convención de su partido para cualquier motivo que ayude a que los medios hablen de ellos, de nuevo el presidente del PP hizo una sorprendente promesa, sin concretar nada de nada, acerca de la rebaja de impuestos. En esta ocasión prometen que cuando lleguen al gobierno, aquellos que ganen menos de 16.000 euros al año, no  es que no tendrán que presentar la declaración de la renta, sino que van más allá y afirman que no tendrán que pagar ni un euro de impuestos. Claro está, se están refiriendo a los directos porque de los indirectos no nos libra ni San Apapucio (santo al que de jóvenes solíamos recurrir cuando creíamos que algo era imposible).
    Está claro que cuando lleguemos al paraíso neo liberal nadie pagará impuestos. Así, a la hora de arreglar el coche, de comprar el pan, de llevar a nuestros hijos al colegio, de acudir al médico, en definitiva de acceder al consumo o a los servicios que la sociedad nos oferta, pagará lo mismo ése al que le prometen eximirlo de la tributación como aquel que en vez 16.000 euros gana 160.000 ó 16.000.000. Eso es lo que se llama política social y justicia distributiva y no las estupideces de leyes y acciones llevadas a cabo por los gobiernos progresistas de este país. Pues lo importante es no pagar impuestos y así disponer de más para gastar y que los que más tienen tengan aún más y los de siempre sigamos pagando el pato del beneficio de aquellos: grandes multinacionales y empresarios a los que les trae al fresco el bienestar de los “mileuristas” y asimilados.
    Menos mal que ya tenemos la experiencia de la anterior rebaja de impuestos de los gobiernos de Aznar, que fueron tan creíbles, para el común de los ciudadanos, como la bajada del IPC en los dos primeros meses de la implantación del euro. Aunque, probablemente, aquellos que saben perfectamente cómo eludir el pago de los impuestos, sí saldrían beneficiados de aquella supuesta rebaja que decían iba a ser buena para todos los españoles por igual. Y estos serán los que, como siempre, apoyen a Rajoy y sus huestes con sus votos. Espero que, por fortuna, aún sigan siendo minoría, porque si no: ¡arreglados estamos! 


    Teodoro R. Martín de Molina. Noviembre, 2007

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