Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

colaboraciones     narrativa    romances   mis alumnos  enlaces   libro visitas   contactar   inicio  presentación

OPINIÓN

"Saltimbanquis de la política"

En una de las novedades de www.gaucin.tv de finales de año, vi que se hacían eco de una noticia aparecida en “El Observador. Revista de culturas urbanas”, según la cual el actual alcalde de Gaucín abandonará el partido en el que milita, el P.A., para unirse al recién creado ad hoc por su colega y correligionario el alcalde de Almuñécar, Juan Carlos Benavides.
Nunca he querido entrar en temas de política de mi pueblo (creo que sólo lo he hecho en una ocasión con motivo del cambio de nombre de algunas calles), entre otras razones porque lo que pudiese decir no se basaría en constataciones propias sino en relatos de terceros, lo que me parece poco riguroso. Tampoco lo voy a hacer ahora, sino que parto de la mencionada noticia para dejar mi parecer sobre un hecho no poco extendido entre la “clase política” de nuestros municipios.
Hubo hace ya algunos años un acontecimiento que a mí, recién bautizado en las lides democráticas como la mayoría de los españoles de aquella época, me llamó poderosamente la atención. Fue el trasvase de Ramón Tamames, siendo concejal de Madrid, desde el Partido Comunista de España al Centro Democrático y Social. Su voto propició una moción de censura contra Juan Barranco y el gobierno de coalición de izquierdas de ese ayuntamiento y el ascenso a la alcaldía del que fuese ministro de Industria y después de Defensa con UCD, Agustín Rodríguez Sahagún. Desde entonces las izquierdas jamás han vuelto a gobernar en la capital del reino. Buen trabajo del admirado ideólogo comunista, hoy reconvertido a ideólogo de la derecha económica. El cavó su tumba como político pero se labró un holgado futuro como portavoz y defensor de las “bondades” del sistema liberal-capitalista (cosas veredes).
Si lo del señor Tamames me llamó la atención, hoy en día no salgo de mi asombro cuando veo lo que hay que ver.
Es normal, puede considerarse normal, que un político transite de un partido a otro siempre que la afinidad ideológica sea lindante, pero el hecho de pasar de la noche al día a defender postulados antes blancos y ahora negros hay un abismo, que sólo los políticos funámbulos se pueden permitir. No digamos de aquellos que con el único propósito de mantenerse en un cargo que le dé cierta notoriedad son capaces de recorrer todo el arco parlamentario desde la izquierda más a la izquierda a la derecha más a la derecha o viceversa. A mi modo de ver éstas son personas carente de personalidad, faltas de carácter para defender unos postulados por los que se pudieran ver abocados a pasar a formar parte de la oposición o a desaparecer del mundo de la política y volver a sus quehaceres diarios que poco o nada le deben gustar y a ser uno más de los muchos del montón; así que se esconden tras unas siglas cualesquiera y hacen un uso particular del sistema, de las instituciones y de los medios que ponen a su alcance para medrar o mantenerse aferrados a la poltrona del tipo que sea.
Algo similar a lo antes referido es lo que ha pasado en muchos ayuntamientos de pequeños, y no tan pequeños, pueblos. Mírese el caso del médico y alcalde casi perpetuo del municipio de la costa granadina al que, nada más fundar un partido político a su medida, rápidamente se le han unido algunos colegas y socios de su anterior formación, amén de otros que, antes de salirse del espectro político, han optado por abjurar por enésima vez de su supuesta ideología para adherirse a la del señor alcalde de Almuñécar, si es que éste tuviese alguna que no fuese la de su propia autocomplacencia, que supongo que ha sido, es y será la de muchos cargos políticos que siguen los pasos del médico en excedencia. No son pocos los pseudopolíticos que, como Benavides, optan por hacer algo parecido, creando sus propias agrupaciones electorales con el único fin de repetir y, a ser posible, eternizarse en el poder.
La cohorte de advenedizos y parásitos de la que se hacen rodear serán los que les jaleen y hagan palmas para que practiquen el triple salto mortal sin red, y con sus comportamientos denigren el noble ejercicio de la Política, pero ellos son los que conscientemente tienen que moverse y dar los pasos correspondientes en el escenario del circo en el que parece haberse convertido la política municipal en estos tiempos.
Se podría hablar y escribir, con pelos y señales, hasta llegar al cansancio, de esos “políticos” algo saltimbanquis, de los que todos conocemos a varios y que abundan en el país que es un contento. El transfuguismo que en cualquiera de sus versiones ha proliferado tanto a lo largo de los años, me resulta vergonzoso cuando se hace una vez se ha sido elegido con unas determinadas siglas; cuando se practica antes de las elecciones y con tanta frecuencia (algunos cambian de partido en cada convocatoria), me parece bochornoso. En ambos casos deja bien a las claras la “ideología” de aquellos que lo practican. Mas somos los ciudadanos, en último término, los que tenemos la palabra para distinguir entre el trigo y la paja, aunque en ocasiones solemos cerrar los ojos y nos dejamos embaucar por los cantos de sirena de algunos titiriteros de la política
Teodoro R. Martín de Molina. Enero, 2007

VOLVER A "OPINIÓN"