"¿MUNICIPALES?"
Llevamos una semana de campaña electoral para las próximas elecciones municipales y más de tres años de precampaña para las próximas generales. Pensaba yo, crédulo de mí, que con la proximidad de las municipales y autonómicas los discursos de unos y otros iban a variar pero, evidentemente, estaba equivocado. No pasa día en el que no se oiga hablar a los líderes de los dos grandes partidos de temas tan próximos a cualquier municipio de España como son la lucha antiterrorista o la guerra de Irak. Y, claro, debe ser que nuestros candidatos a alcalde y concejales están más interesados por el terrorismo de ETA que por el terrorismo urbanístico que asola el territorio patrio. De igual modo, deben andar más preocupados por las decisiones del trío de las Azores y sus consecuencias para la paz mundial, que el problema de inseguridad ciudadana que es moneda corriente en muchos municipios españoles. Seguro que esto se deberá a que los medios de comunicación sólo se hacen eco de lo que dicen los líderes nacionales y regionales y les prestan poca atención a los verdaderos protagonistas de estas elecciones que deberán hablar de los temas que atañen a sus municipios, porque de lo contrario sería para echarse a llorar. Parece como si los señores Zapatero y Rajoy, Chaves y Arenas, se presentasen a las alcaldías de todos los municipios de España, de Andalucía. Ahora bien, si estas elecciones se toman como un test (unas primarias) por unos y como una reválida por otros, es lógico que los mensajes que se lanzan ambos partidos sean los que están en bocas de todos, que no por ser temas importantes a nivel nacional e incluso internacional, no dejan de perder fuerza cuando se trata del tipo de elecciones al que estamos llamados. Entiendo que los ciudadanos de cada uno de los municipios españoles y de las autonomías llamados a las urnas deben tener entre sus preocupaciones asuntos bastante distintos a los que plantean los mandamases de la política a nivel nacional. El urbanismo, el tráfico, la seguridad ciudadana, la cultura, la vivienda, la gestión de los recursos naturales, el transporte público, las ofertas culturales, los impuestos y tasa municipales... Los ciudadanos, en muchas ocasiones nos conformamos con cosas tan simples y complicadas como tener una ciudad limpia en la que la convivencia sea agradable, una oferta cultural en la que tengan cabida todas las sensibilidades, unas calles libres de agobios de tráfico y en las que pasear no se convierta en una aventura, en la que acceder a cualquiera de sus barrios sea cuestión de minutos y no de horas porque el transporte público funcione, donde respirar no cueste excesivo trabajo y de vez en cuando, entre tanto edificio, se dejen ver los verdes de los árboles de algún parque o jardín sin necesidad de desplazarse a las afueras, unos servicios públicos acordes con los impuestos que religiosamente pagamos, un trato igualitario en cualquier sentido, un uso razonable de los espacios públicos, y una explotación de los mismos que vaya en beneficio del ciudadano y no en su detrimento. En definitiva vivir en paz y a gusto con nuestros vecinos y sentirnos oídos por aquellos a los que la mayoría les ha dado, por cuatro años, el privilegio de estar en un cargo que deben utilizar para beneficio de todos y no de ellos mismos, de una minoría o de sus superiores. Demos tiempo al tiempo, que ya llegarán las generales y ya podremos echarnos en cara unos a otros las cosas que se han gestionado bien o mal, en el pasado inmediato y en otro más lejano, pero ahora, por favor, no me envíen más cartas con las caras (o los caras) de tantos años pidiéndome el voto para éstas y para las próximas, dejen de intoxicarnos con la misma retahíla y dejen que escuchemos a los políticos a los que vamos a votar, que se expliquen y que, tras sus explicaciones, los ciudadanos acudamos a las urnas para elegir a los que creamos más idóneos para ejercer el poder que el pueblo delegue en ellos. Teodoro R. Martín de Molina.
Mayo, 2007
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