Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

colaboraciones      narrativa     romances    mis alumnos   enlaces   libro visitas   contactar  prensa digital  inicio  presentación

OPINIÓN

"MEDIOS"

         La televisión pública siempre fue motivo de controversia entre los diversos partidos políticos respecto al uso partidista que hacía de la misma aquél que ostentaba el poder en ese momento. A lo largo de estas dos últimas legislaturas parece que este debate ha dejado de estar en primera línea y ello debe de ser porque las medidas adoptadas por el gobierno de Zapatero han dado los resultados que se pretendían y la televisión pública ha pasado a ser de todos y a todos parece que trata de modo adecuado de acuerdo con la escasez de quejas sobre la información que en ella se emite.
    Si la televisión pública ha dejado de pertenecer al partido en el poder y la imparcialidad parece ser su modo de actuar, lo cual ha supuesto un cambio notable en su conocida trayectoria anterior, en los medios privados de comunicación nada ha cambiado y todo sigue tal cual estaba antes; tomemos como ejemplo el tratamiento de las recién acabadas campañas electorales.
    En el día de las elecciones en Galicia y el País Vasco, con un nudo de emoción en la garganta pero con el desparpajo que le caracteriza, desde la redacción de su periódico, Pedro J. Ramírez respondía a la presentadora del programa de televisión 59 segundos acerca de los resultados de las mismas. En una de sus respuestas vino a decir con gran satisfacción por su parte que estos, los resultados, se ajustaban a lo que él desde su periódico había pedido a los electores vascos y gallegos, es decir, un respaldo mayoritario al PP en Galicia y la posibilidad del cambio en Euskadi, las provincias vascongadas. De este modo venía a ratificar la percepción que algunos tenemos de cómo el amarillismo y tendenciosidad de algunos medios puede influir en la decisión de muchos de los votantes a la hora de decidirse por una u otra opción política.
    Si hemos leído, visto y oído la información de estos medios durante la campaña electoral, también habremos podido comprobar cómo, no de forma tan a las claras como el director de El Mundo, todos ellos han manifestado de modo más o menos evidente sus preferencias y han tratado de teledirigir el voto de gallegos y vascos en el sentido que ellos querían. La correlación de fuerzas, a pesar de que los pro socialistas son los más leído y oídos, está descaradamente escorada a la derecha. Así una mañana tras otras nos hemos podido desayunar con el caso Correa en los medios de PRYSA mientras que en el resto lo hacíamos con la cacería de Bermejo, los viejos asuntos de corrupción socialista o el coche y los muebles de Touriño, un día era la silla, otro la mesa, otro las ventanas y al siguiente las puertas.
    Este machaconeo tendencioso en los editoriales de los medios de ámbito nacional también se ha visto secundado por sus plumas y voces  más notables y por sus sucursales de ámbito provincial, con lo cual el efecto correa de transmisión de las consignas emanadas desde las cabezas pensantes de los distintos grupos editoriales, en Galicia y en Euskadi se han visto multiplicado por tantas provincias y ciudades importantes como aquellas en las que los mismos están implantados.
    Por todo ello, cuando se produce un resultado favorable a los socialistas, como en el País Vasco, casi me parece milagroso que eso suceda; son tantos los que abogan por las tesis contrarias que el voto que se marcha a la izquierda debe costar lo suyo al candidato que lo consigue.
    Debe ser bastante probable que esta animadversión de los referidos y no referidos medios a todo lo que huela a izquierda debe de estar justificado por los errores que en el desempeño de sus funciones sus políticos cometen a diario, mas es extraño que sólo aprecien estos errores y no los de los contrarios, por eso pienso que también tendrá algo que ver la defensa de unos determinados intereses económicos por parte de sus editores, pues, no nos engañemos, el dinero suele estar detrás de todo. Estoy convencido de que es esto, y sólo esto, lo que mueve a muchos de los editores, editorialistas, redactores y tantos y tantos formadores de opinión como pululan por esos medios.
    Verdad es que a los editores que ponen su dinero para que salgan al aire sus distintos productos no se les puede exigir que actúen como los medios públicos, pero al menos un poco de discreción en su proselitismo sí se les podía pedir, un cierto equilibrio en el tratamiento de las noticias, según el tema en sí mismo y no según su protagonista, pero eso es pedirle peras al olmo y ya sabemos que este árbol sólo da fruto cuando deja de tener vida; mientras tanto sirve para dar sombra y, ocasionalmente, de inspiración para que aquellos que tienen tendencia a escribir puedan fijarse en ellos a la hora de crear o simplemente opinar, como es este caso.


Teodoro R. Martín de Molina. Marzo de 2009.
<<VOLVER A OPINIÓN>>