Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"HUELGAS VIP"

     Hoy en día, con la que está cayendo, ni los trabajadores que ven como E.R.E. tras E.R.E. se quedan en expectativa o en la calle se deciden a ponerse en huelga. Estoicamente sufren los sinsabores de la situación y quedan a la espera de que el auxilio social en forma de seguro de desempleo les llegue y que puedan seguir tirando peor que mejor, pero tirando.
    Pues bien, cuando estas cosas ocurren en mi alrededor, desde las alturas y desde los palacios de justicia nos llegan las noticias de que, probablemente, dos de los sectores más privilegiados de nuestra sociedad han decidido declararse en huelga, bien subrepticiamente, caso de los pilotos de Iberia, bien dándole bombo y platillo, caso de sus señorías jueces y magistrados.
    Con seguridad unos y otros forman parte de los segmentos de empleados privados y públicos mejor remunerados en nuestra sociedad, pero parece que con ellos no va lo de la crisis y enmascarando sus deseos de mejoras salariales en otra suerte de reivindicaciones con las que a nadie engañan, se han decantado por llevar a cabo una huelga de celo o amenazar con huelga en toda regla a fin de ver satisfechas sus demandas de incremento salarial en ambos casos y de corporativismo de lo más indecente, en el segundo.
    Estos sectores laborales, si así se les pudiese denominar, junto a otros que se jactan o presumen de ser los únicos capaces de hacer caer a un gobierno, como es el caso de los controladores aéreos, derivan sus responsabilidades en el gobierno de turno, al que dicen poder hacer temblar. Además lo hacen sin el menor pudor y se permiten el lujo de alargar un puente, convirtiéndolo en acueducto, bajo la extraña circunstancia de enfermedad contagiosa de corta duración, o declarándose en huelga
    No cabe duda de que en las actuales circunstancias lo único que nos hace falta es que también se pongan en huelga los ejecutivos de las grandes compañías y bancos y que los secunden notarios y registradores de la propiedad, pues no cabe duda que todos ellos, junto a los anteriores, son los sectores más afectados por la crisis que a los demás apenas nos pasa rozando.
    En aquellos benditos tiempos, cuando los maestros nos poníamos en huelga éramos tildados de todo menos de bonito, claro está que los padres se tenían que hacer cargo de sus vástagos durante el tiempo que aquella duraba, y los medios no dudaban en tacharnos como mínimo de irresponsables, por reivindicar nuestras demandas dejando sin guardería a los niños en edad escolar.
    Hoy, a estas huelgas, como de los pasajeros y de sus equipajes, de los justiciables y sus causas pendientes nadie parece tener que hacerse cargo, apenas se les hace caso y pasarían casi desapercibidas si no fuese porque con ellas se puede fustigar al gobierno que, en definitiva, es el responsable de todo, y es lo que interesa.
    Esto es realmente ser VIP, y lo demás son cuentos chinos.

Teodoro R. Martín de Molina. Febrero de 2009.
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