Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"¿ES EL MISMO O ERA OTRO?"

    Solemos tener los humanos la tendencia a juzgar a los que nos juzgan según el modo en el que lo hacen. Es más que archiconocida nuestra querencia a sentirnos agradecidos con aquellos que defienden nuestros mismos postulados y, sobre todo, con los que hacen coincidir sus decisiones con las que mejor se adaptan a nuestros intereses. En esos momentos son para nosotros, esas personas, las más independientes, las más rectas, las más de lo más de todo el mundo. Y así ocurre en general, todos hablamos de la feria según nos va, y cuando nos va bien hablamos bien de ella, pero cuando nos va mal, nos convertimos en verdaderos detractores de sus instalaciones, atracciones y todos los chiringuitos y personas que por ella suelen estar o deambular.
    Fulanito nos cae bien cuando habla bien de nosotros, cuando nos halaga, nos baila el agua o nos hace la jarrica, que se dice por Granada, tampoco nos cae mal cuando ataca a aquél o aquellos que no son de nuestra cuerda o querencia. Si nos ataca a nosotros, o creemos que lo hace, o defiende los postulados de nuestros adversarios, en ese momento, ha dejado de tener todas las virtudes con las que hasta entonces habíamos adornado su persona.
    Ya supondréis que todo lo anterior viene a cuento por la postura adoptada por los dirigentes del PP en bloque respecto al juez Garzón y al fiscal anticorrupción, sobre todo respecto al primero; y es que otra de las aficiones nacionales es la de echar balones fuera, mirar para otro lado o, como decía en uno de mis recientes artículos, culpabilizar al otro de mis males.
    Por ahora no voy a entrar en el tema de la cacería que les ha venido que ni pintado para, a modo de cortina de humo, tratar de impedir que se vea con la nitidez necesaria el fango por el que pisan algunos de los cargos públicos del PP.
    Cuando no hablan de la cacería lo hacen de las interesadas filtraciones cuyo origen, en boca de los populares, no pueden provenir más que del juez instructor. Para ellos no lo pueden hacer de cualquiera de los involucrados en el proceso, desde los acusados, a los posibles inculpados, los que levantaron la liebre o todos aquellos funcionarios y señorías que tengan acceso al mismo, no, ellos se han empeñado en que las filtraciones surgen del juez o del fiscal y, además, con la intencionalidad clara de fastidiar al partido.
    Qué poca memoria tienen, cuántos kilos de rabos de pasas les hace falta ingerir para recordar al nunca bien ponderado juez que dejó a los sociatas con tres palmos de narices y cuando estaba a punto de prescribir el caso de Segundo Marey, reabrirlo oportunamente para “favorecer” a sus antiguos compañeros de gobierno. Ya nadie se acuerda del chorreo diario de filtraciones sobre el caso, de las cantatas en Re menor de todos y cada uno de los implicados a través de la voz de su amo, los periodistas de investigación del diario el Mundo con su director, el ínclito Perdo J., al frente. ¿Es el mismo juez o era otro?
    Tampoco recuerdan los servicios prestados a los gobiernos del PP con los procesos abiertos contra el entorno de ETA que conllevaron la ilegalización de Batasuna y todos sus sucesores, en definitiva no recuerdan nada de todo aquello que con tanto esmero, como ahora, hizo en su momento para “beneficiar” o “perjudicar” a unos y a otros, dependiendo de la decisión tomada en cada momento y según a quiénes se dirigiera.
    Menos preocuparse por el quién y el cómo se llevan las investigaciones y más por los miembros de su propio partido que estén implicados en tan turbios y malolientes asuntos referidos a las corruptelas varias que se suelen dar en los aledaños de la política, sobre todo de las más cercanas a los ciudadanos, la municipal y autonómica.
    Tampoco recordarán, o será que lo recuerdan muy bien, como consiguieron darle la vuelta a la tortilla convirtiendo el caso Naseiro de finales de los 80, un caso evidente de financiación ilegal del partido, en el caso Manglano, por unos errores procedimentales del juez de igual apellido que hizo que quedara en nada lo que era, como decía, un más que claro enjuague con el que se perseguía y conseguía la financiación de los populares. Que no sabe uno muy bien porqué casualidad también tenía sus raíces o ramificaciones en la comunidad valenciana, y con el tesorero del partido de por medio.
    No me extrañaría que por triquiñuelas judiciales, en las que son expertos los populares, consiguieran que se quedase en agua de borrajas este nuevo caso de corrupción en el que están implicados altos cargos de municipios y comunidades gobernadas por el PP, la culpa la tendrá, en este caso, el juez Garzón como en su día se la achacaron al juez Manglano.
    Estos son los grandes defensores de la justicia y de las instituciones, los otros no son más que unos vende patrias y cazadores furtivos en connivencia con jueces, fiscales y policías, dispuestos a acabar con la siempre noble y honrada gente que deambula por el PP y sus aledaños. El 11M fue una conspiración de todos contra el PP, del mismo modo que este caso que ahora nos preocupa, todos conspiran contra los pobrecitos populares que son todo bondad y buena intención nunca merecedores del más mínimo de los reproches; los chorizos, los corruptos y todos los que pueden ser calificados con cualquier sustantivo o adjetivo peyorativo se encuentran en la parte izquierda del espectro político, que se sepa bien y de una vez por todas.
    Como en la obra mítica del mítico Jardiel Porcela, los dirigentes populares parecen querer decirnos: “Los ladrones somos gente honrada”.
    ¡A ver si nos enteramos de una vez!

Teodoro R. Martín de Molina. Febrero de 2009.
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