"EL CUENTO DE NUNCA ACABAR"
“Este era un rey que tenía tres hijas, las metió en tres botijas y las tapó con pez. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?” Tentado estoy de no acudir a votar el próximo día 7 de junio. Si no fuese porque uno es de ideas fijas, sería más que probable que por primera vez me quedara en casa sin acercarme a las urnas para depositar mi voto. Al final acudiré, pero no me resisto a exponer mi enfado por lo que está sucediendo en esto que han dado en llamar campaña electoral para las europeas. Como en tantas otras ocasiones, se van a pasar los quince días de campaña y nos vamos a quedar como al principio, sin tener una mínima idea de los programas que los distintos partidos políticos nos ofrecen para ser refrendados en las urnas con nuestros votos. En lugar de eso, los líderes y sus principales conmilitones dedican todo sus parlamentos a repetirnos las mismas muletillas que llevan años repitiendo. Aquí da igual que se trate de unas elecciones generales, autonómicas, municipales o europeas, como es el caso actual, ellos parecen discos rayados que repiten unos comicios tras otros los mismos argumentos, siempre tratando de zaherir al contrario, nunca presentando sus propias ideas. No importa ni el lugar ni el medio. Desde las tribunas de los mítines, en la propaganda electoral, en los debates, en las ruedas de prensa, en las declaraciones sin preguntas, o en los escaños parlamentarios, los argumentos, aunque pretendan presentársenos como novedosos, son siempre los mismos de una parte y de otra. Y para ello cuentan con la ayuda inestimable de los medios afines. Si escuchas tal radio te presentan las maldades de unos, mas si escuchas las de enfrente los malos son los otros; si lees este periódico encontraremos las últimas revelaciones sobre el caso tal que afecta a unos, pero si leemos otros periódicos encontraremos las más perspicaces primicias sobre los escándalos varios de los demás. Cada día se aprovecha el mínimo desliz, real o ficticio, para magnificarlo de modo que los oyentes y lectores nos podamos sentir influenciados por tales “primicias”, que de tanto repetirse más que primicias parecen los cuentos de nunca acabar. Todos parecen ser capaces de darle la vuelta a las cosas para que lo me afectaba a mí termine afectándote a ti. Mientras tanto, ¿dónde están los programas?, ¿dónde las ideas?, ¿dónde algo más que vagas propuestas apenas esbozadas? Resulta aburrido oír las muletillas de siempre, siempre vacías, siempre sonando a huecas, siempre dichas por las mismas bocas y siempre con las mismas intenciones, tapando las propias vergüenzas, mostrándonos las que les achacan a los demás. El Falcon para no hablar de los trajes, los trajes para no hablar del Falcón, el decretazo para no mentar al paro, el paro para no mentar las soluciones que ocultan, como ejemplos más notorios de los grandes propuestas que nos presentan en el momento de pedirnos el voto. No sé para cuándo dejarán las ideas brillantes que nos puedan entusiasmar. Cuando tendrán un poco más de aplicación para convencer a los indecisos, mensajes más frescos e ilusionantes que los repetitivos sonsonetes con los que nos atosigan y que en poco o en nada van hacer que algunos cambiemos. Y si lo hacemos es para desertar de ejercer el derecho al voto. Si estos días de campaña no existieran, mucho me temo que en nada cambiarían los resultados del próximo día 7. El votante, en general, se muestra hastiado de tanto y tanto escuchar lo mismo de siempre. Estamos necesitados de partidos y líderes que rompan con el monótono esquema en el que nos están haciendo caer los actuales. No sé si la solución estará en la aparición de unos nuevos o de, algo más sencillo, de la realización por parte de estos de un profundo examen de conciencia y un más que profundo propósito de la enmienda, porque en caso contrario, el desánimo que se denota en estas elecciones, o en los referéndums varios, terminarán por apoderarse del resto de las demás citas electorales y llegará el momento en el que nuestros representantes lo sean gracias a las pequeñas minorías que aún, pese a lo que pese, seguirán votando. Así ocurrió con los últimos estatutos sometidos a referéndum y así sucede periódicamente con las elecciones al parlamento europeo. "Este era un gato con las orejas de trapo y la barriga al revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?" Teodoro R. Martín de Molina. Mayo
de 2009.
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