Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"DESPARPAJO"
 
    En el PP, tras la derrota en las pasadas elecciones generales y su posterior congreso nacional, las masculinas caras de Zaplana y Aceves fueron sustituidas por las femeninas de Sáenz de Santamaría  y Cospedal respectivamente. Aquellos, lastrados por su gestión a lo largo de la anterior legislatura basada en las teorías conspiratorias y similares, tenían agotado todo su crédito político y fueron los sacrificados por el incombustible Rajoy en favor de las antes dichas.
    Eran prácticamente nuevas en las lides políticas a nivel nacional pero ya tenían su recorrido en otros ámbitos y rápidamente se adaptaron a sus nuevas ocupaciones con tanto o mayor empeño que sus predecesores, aunque aún está por ver si su fortuna será la misma o lograrán mejorarla.
    La media lengua y el atropellamiento en sus razonamientos que caracterizaban a los anteriores portavoces populares se han visto sustituido por el desparpajo y la locuacidad de las actuales. No hay medida que adopte el gobierno, declaración de algunos de sus miembros o hecho que por cualquier casual pueda ser utilizado para el deterioro del ejecutivo, que no lo aproveche una de las dos o ambas, cada una en su espacio natural, para lanzar sus acerados –“acerados”, que no “acertados” como yo he creído leer al repasar lo escrito–  comentarios en contra de Zapatero y su equipo. Disparan a todo lo que se mueve y acompañan sus parlamentos de una gesticulación y unos movimientos faciales que parecen ahondar aun más en la, para ellas, palpable culpabilidad del gobierno en todo lo negativo que sucede en nuestro país y, si por ellas fuera, a todo lo ancho y largo del mundo.
    Abren sus ojos hasta el límite que les permiten sus órbitas dejando al descubierto todo el globo ocular, las fosas nasales se les mueven a la par que pronuncian su discurso. Los labios los abomban, estiran, separan y unen dando forma carnal a cada una de sus palabras. Todos sus gestos hacen que sus facciones parezcan más grandes de lo que ya de por sí son, pero ¡oh milagro! cuando les toca hablar de ellos mismos –en muy pocas ocasiones– ni son tan dicharacheras, ni gesticulan con tanta vehemencia, en realidad no parece que sean las mismas que a diario exacerban nuestros ánimos en contra del gobierno socialista y fundamentalmente en contra de su presidente, pues cuando más se les llena la boca, cuando más le chispean los ojos, cuando las mejillas se les ponen más tersas, es cuando tienen que pronunciar el nombre de Zapatero adornado de cualquier exabrupto ad hoc.
    Pero dejando a un lado el desparpajo de las damas…, para desparpajo, desfachatez, desvergüenza y todos los “des” que queráis, el del también incombustible caradura y, para vergüenza propia y ajena, aún diputado nacional Federico Trillo, Ministro de Defensa cuando el accidente del Yak 42 y el “error” o la sucesión de ellos en la identificación de los cadáveres. Azote del gobierno en cada uno de los momentos en los que ha estado en la oposición y larga lengua para atizar todos los fuegos en contra de sus oponentes políticos, ahora no tiene una palabra para pedir perdón, presentar su dimisión, o con la que justificar lo que ya era conocido pero que se está haciendo palpable en el transcurso del juicio por el triste caso del Yak. Da pena verlo escabulléndose de los micrófonos cuando en otras ocasiones los buscaba con tanta avidez como el náufrago busca en el horizonte el mástil de la nave salvadora.
¡Manda huevos, Sr. Trillo!

Teodoro R. Martín de Molina. Abril de 2009
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