Atardecer. Fotografía de Salvador Martín

LA GACETA DE GAUCÍN

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OPINIÓN

"DESMEMORIA"
     
      Parece que nada de lo que se dijo era tal y como lo habíamos oído nosotros.
    Las explicaciones durante los días posteriores al atentado y anteriores a la cita con las urnas, sólo existieron en la mente de los que creímos oírlas. Las actuaciones del gobierno de entonces, las informaciones y contraprogramaciones de los medios públicos de difusión y las de los afines, no sucedieron. Las comparecencias, en comisión de investigación, de toda la plana mayor del partido, del gobierno de la época, con sus argumentaciones, justificaciones, insinuaciones insidiosas y seguimiento del guión escrito desde las editoras y redacciones de algunos medios, sólo fueron reales para los oídos de aquellos que únicamente queríamos que no levantara cabeza el principal, y único, partido de la derecha española. Todos los demás partidos políticos se habían puesto de acuerdo para dejar al margen al desvalido PP. El trato vejatorio para con las víctimas que no estuviesen bajo las siglas de la AVT, las víctimas de verdad, jamás ocurrió y solamente fue apreciado por sus enemigos.
    Las diversas teorías encaminadas a crear la duda y la confusión entre toda la ciudadanía durante el resto del tiempo hasta que, a poco de comenzar la vista oral, se apercibieron de que los vientos judiciales en nada les eran favorables a sus tesis, solamente fueron vistas así por unos cuantos contra conspiradores. Las declaraciones de algunos de los superiores tratando de implicar a sus subordinados en las elucubraciones sobre la participación de ETA en el atentado, sólo las detectaron los fiscales, empeñados en no seguir la línea de algunas de las vergonzosas acusaciones particulares.
    Y llegada la sentencia se olvidan de todo y sólo se acuerdan de que eran ellos los que gobernaban cuando, la ahora eficaz y antes teledirigida y manipuladora, cuando no cómplice, policía –cúantas paladas de cieno echaron sobre los cuerpos de seguridad, jueces y todos los intervinientes en la detención, investigación y encausamiento de los hoy condenados o absueltos– consiguió detener a los islamistas autores de la mayor masacre de la historia europea. Y no conforme con ver echados por tierra todos sus planteamientos tras el pronunciamiento de los jueces de la Audiencia Nacional, todavía se atreven a apoyar nuevas investigaciones que lleven a descubrir a los autores intelectuales del atentado, piden que los demás se disculpen por lo que nunca dijeron, a pesar de ser tan evidente, y, son tan tercos, que en vez de abandonar el tema y pasar de puntillas por todo el desastroso manejo de la situación tras el atentado, la falta de previsiones antes del mismo y el alineamiento con lo más peregrinas conjeturas, continúan dando la matraca siguiendo lo que sus comunicadores y tertulianos afines les dicen que digan.
    No sería de extrañar que, como aseveró en sede parlamentaria su líder espiritual, quieran buscar a los responsables intelectuales del atentado no lejos, sino en las cercanas, ideológicamente, montañas nevadas, banderas al viento, el alma tranquila, y así querrán vencer.
   
    Teodoro R. Martín de Molina. Noviembre, 2007

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