"CARTAS CREDENCIALES O EXÉGESIS DE UN
CANDIDATO"
Hace ya casi cien años que un joven abogado y diputado provincial por el partido de Gaucín, de apellido De Molina y de Han tenido que pasar casi cien años para que uno de sus descendientes, de nombre Teodoro y de apellido De Molina, tome el testigo del abuelo que acercó Gaucín a la modernidad consiguiendo “paseos y carreteras, el camino vecinal y el teléfono que alegra”. En estos días algo que puede sonar a baladí, hace cien años supuso una lanza en pro de la modernización y el impensable avance en las comunicaciones para un pueblo de las características, en todos los sentidos, del nuestro. De casta le viene al galgo. Nieto del diputado provincial de comienzos del siglo XX homónimo suyo y de la biznieta de Serrano Valdenebro, uno de los más insignes políticos y militares de nuestro entorno, que destacó en su lucha militar contra los invasores franceses y en su enfrentamiento político con los aferrados a las poltronas de la indiferencia y el beneficio propio durante el glorioso período de las gloriosas Cortes de Cádiz. Por el ascendiente De Molina, debe llegarle a las venas la sangre que lo anime a continuar la labor del abuelo pues, pasados cien años, los retos de aquellos tiempos siguen siendo los de estos, adaptados a los avances en las nuevas tecnologías y las nuevas necesidades de comunicaciones terrestres para el resurgir de nuestro pueblo. Por el ascendiente Serrano, la lucha sin cuartel contra los nuevos invasores que no son otros que aquellos que hacen uso de la política o de los políticos con el único fin de medrar y favorecer a unos sin tener en cuenta el bien de todos. De la unión de las dos ramas, debe llevar en sus genes la impronta de los políticos más significativos del Gaucín decimonónico, en el que realistas y liberales, representados por ambas familias, defendieron en buena lid sus postulados ideológicos. Seguro que aquellos planteamientos han sido sedimentados por la mezcla de sangres y el transcurrir de los años haciendo aflorar en su descendiente, este político del siglo XXI, todo lo que en ellas había de bueno. Teodoro, al igual que sus ancestros, tuvo que salir del entorno físico de Gaucín para formarse como persona, como político y como hombre de lucha, ya en el seno de los sindicatos o en el del cooperativismo andaluz, facetas ambas en las que ha destacado lejos de su tierra. No por estar lejos, al igual que sus mayores, ha dejado de tener presente el devenir de su pueblo, al que siempre ha llevado dentro de la cabeza y del corazón. Cuando tuvo oportunidad y le fue requerido su apoyo o asesoramiento siempre estuvo dispuesto a prestarlos. No es momento de recordar todas las aportaciones que desde la lejanía física, que no sentimental, ha llevado a cabo para con su pueblo, mas algo importante sería, ya que lo llegaron a distinguir con el honor de ser nombrado Hijo Predilecto de Gaucín. Ahora, cuando se encuentra en el cenit de su vida profesional y personal, cuando ha alcanzado la madurez y la sabiduría que sólo dan los años y el afán por aprender constantemente, decide emprender la aventura, la apasionante e ilusionante aventura, de intentar derramar en su pueblo aquello que a lo largo de toda la vida ha ido aprendiendo en sus múltiples avatares personales, profesionales y públicos. Es un valiente, puesto que se precisa valor para dejar una vida plácida en el lugar donde ha pasado las últimas décadas y arriesgarse a emprender una carrera política en su pueblo natal que como último fin ha de tener el conseguir las mayores cotas de bienestar para la mayoría de sus ciudadanos. Dice el evangelio que nadie es profeta en su tierra, pero él, en un alarde de fe, confianza y amor a su pueblo, se lanza a la arena de la extinta y simbólica plaza de La Carrera, para intentar hacer aflorar en Gaucín el rango y el señorío que antaño tuvo, restituirlo al lugar que por su historia y pedigrí le corresponde, sacarlo del olvido en el que poco a poco se ha ido sumiendo, hacer de la cultura y el trabajo el centro sobre el que se mueva y gire la vida de sus habitantes, en pocas palabras: hacerlo resurgir como si de moderno Ave Fénix se tratase, adaptándose a los tiempos actuales. Que no todo sea economía; la Cultura y la Educación, son la base de toda sociedad informada y sabia, sana y alegre, dispuesta a la colaboración y abierta al desarrollo de los mejores valores que los seres humanos llevamos en nuestro interior. Hablaba de fe, confianza y amor, tres cualidades de profundo sentido cristiano, a las que Teodoro echa mano para afrontar su desafío; pero lo he hecho, no porque sí, sino porque siento que son las actitudes que mueven a este candidato a la hora de enfrentarse al reto de hacer renacer la Política en nuestro Gaucín. Fe en sí mismo, en los que lo apoyan y, sobre todo, en las posibilidades del pueblo y de sus habitantes. Confianza en conseguir los objetivos que hagan que en Gaucín su contenido se aproxime cada día más a su continente y que ambos se mimen como se merecen a fin de que sean admirados en todas partes, que todo no sea fachada. Amor, el que siempre ha mostrado por su Gaucín natal y que ahora lo lleva al sumum con su dedicación a la lucha por tratar de conseguir para el pueblo y sus habitantes niveles de prosperidad que sólo se pueden alcanzar por medio de la entrega sin límites que nos promete. Si llegase a lograr el objetivo, seguro que tampoco olvidará las otras virtudes, aquellas de las que ya nos hablaban Platón y Cicerón, y su quehacer estará impregnado de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. No porque unas y otras nos suenen a cosa del pasado deben por ello estar separadas de lo actual, de la política y de su práctica diaria. Nada más adecuado e idóneo Sé que será digno nieto del abuelo, el diputado provincial De Molina, y digno tataranieto del diputado en las Cortes de Cádiz, general y guerrillero Serrano y que, por ello y por ser como es, se entregará en cuerpo y alma a la causa del pueblo, a defender a los que menos tienen y a favorecer todo lo que suponga un beneficio para Gaucín y sus ciudadanos. Por ello cuenta con todo mi apoyo. Confío en que nuestros paisanos también sabrán valorar sus cualidades y capacidades, las de sus compañeros y las del proyecto que expongan a su consideración para ser refrendado en las urnas con una mayoría suficiente a fin de que puedan llevarlo a la práctica. Teodoro R. Martín de Molina.
Mayo, 2007
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