Gaucín a plumilla. L. Olalla

LA GACETA DE GAUCÍN

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PRESENTACIÓN 2012

En la presentación del año pasado, en uno de sus párrafos finales, os venía a decir que ya en el umbral de la jubilación pocos cambios se podían esperar de una persona como yo en cuanto a la forma de ver el mundo que nos rodea. Y la jubilación llegó. Ya he cobrado mi primera paga de pensionista y ya he constatado dos cosas. Una que he cambiado poco, otra, que lo que algunos amigos me decían, y a los que yo no daba mucho crédito, era verdad: cuando te jubilas dispones de menos tiempo libre que cuando estás en activo. No sé muy bien porqué razón será, pero así sucede o, al menos, me está sucediendo a mí.

Pensaba yo que una vez jubilado dispondría de mucho más tiempo para todas estas distracciones mías que se llevan sus buenos ratos y que anteriormente los sacaba no sé muy bien de dónde, pero que los sacaba bien del descanso, del relax o de cualquier otro momento del día en el que robaba unas horas a otras actividades menos productivas y las dedicaba a esto de la página web o a escribir alguna que otra parrafada sobre lo divino o lo humano con el resultado y la trascendencia que todos conocéis, poco más de nada. Eso era lo que pensaba, pero la realidad, hasta ahora, es muy distinta. No paro a lo largo de toda la mañana, que era el tiempo en el que antes estaba en el trabajo, y por las tardes siempre hay algo a lo que acudir o ya te encuentras con pocas ganas de emprender una actividad a la que antes dedicabas buena parte de tus desvelos.  Será cosa de ir acostumbrándose al nuevo estado y volver a dar la importancia que tiene a cada una de las actividades que se hacían antes y a las que se hacen ahora para que surja el equilibrio que siempre tratamos de encontrar en nuestro quehacer diario, sin que se resienta ninguna de las patas sobre las que hemos ido organizando nuestra vida. Supongo yo.

En vista de cómo ha terminado el año, con escasísima producción en el último mes, mucho me temo que el que tenemos por delante no vaya a ser como para tirar cohetes. No obstante, prometo enmendarme en cuanto pase lo que parece el rodaje de mi nueva situación y retomar lo que solía ser normal en mí en cursos anteriores: un ratito para la creación, cuando las musas hacen acto de presencia, y otros para la opinión cuando el tema de actualidad así lo requiera. Pero como os digo, creo que deberá pasar este primer período de aclimatación para que pueda dedicarme a ello, pues hoy por hoy la pereza me domina cuando me toca ponerme delante del teclado o del papel para ir hilvanando algunas ideas a desarrollar y, a veces, después de tener escritos varios párrafos los envío a la papelera y sin más preocupaciones me dedico a otro menester que me tenga ocupado pero que no me obligue a achuchar mucho las pocas neuronas que aún deben de pulular bastante desorientadas por mi cerebro.

Como ejemplo os comentaré que desde mediados de noviembre tengo sobre la mesa el capítulo 47 de la 2ª parte del Quijote para pasarlo a romance y, tras escribir el terceto de introducción, hasta ayer mismo no la cogí de nuevo para tratar de trabajar en ello, ya he conseguido un par de cientos de octosílabos y espero en estos días concluir el capítulo y reengancharme en la tarea de concluir esta segunda parte antes de que termine el año que acaba de comenzar.

También tengo pendiente desde hace meses la elaboración de "Opiniones Cien III" en formato PDF que incluirá los artículos de opinión comprendidos entre el 201 y el 300. Igualmente debo de acabar con la publicación en el mismo formato del capítulo 15 y último de "Treinta Años Después", reemprender la tarea para desarrollar la tercera parte de la trilogía de novela corta ambienta en un trágico mundo rural que comprenderán "En voz Baja", "El cuaderno del Inglés" y "La verdadera historia", las dos primeras ya concluidas y las última solamente esbozada y presta para llenarse de contenidos, y por último quiero también retomar una novela comenzada hace años titulada en principio "Avenue Hotel" en la que se entremezclarían aspectos ficticios y algunas experiencias vividas durante mi época juvenil por tierras irlandesas.

Veremos si con el tiempo las intenciones se van convirtiendo en realidad. Ese es mi deseo y de ello os iré ofreciendo adelantos a lo largo de todo este año 2012, en el que os deseo a todos los amigos de La Gaceta de Gaucín que veáis colmados vuestro deseos de salud y felicidad.

Un abrazo, Teodoro R. Martín de Molina

Granada, 4 de enero de 2012.


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