Gaucín a plumilla. L. Olalla

LA GACETA DE GAUCÍN

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PRESENTACIÓN 2009

       “Si Dios no lo remedia, y así lo quiere, aquí quedamos para el próximo año”.
    De este modo concluía la presentación del año pasado y por lo que vemos…  así lo quiso Dios y aquí estamos un año más.
    Comenzamos en éste de 2009 el séptimo de nuestra página web. A esa edad, se decía en nuestra época de niñez, se alcanzaba el uso de razón. Por eso deberemos de hacer un esfuerzo, por leve que sea siempre será bueno, para tratar de ser más razonable –arreglado, justo y conforme a la capacidad de discurrir de todo ser humano– en nuestros planteamientos en cualquiera de los sentidos a los que nos queramos referir, tanto en los contenidos como en el continente de nuestra web. No obstante, algunos, aunque pongamos en ello todo nuestro empeño, ni cumpliendo siete veces setenta lo llegaríamos a alcanzar, tal es nuestra tozudez, pero quizás el diario cavilar para construir con ese propósito las entrañas de La Gaceta de Gaucín nos ayude a disimularlo algo. La esperanza es lo último que se pierde. Y en ello estamos.
    Dentro de pocos días a modo de regalo de reyes, con algo de retraso, os colgaré en la sección de “Opinión” la segunda entrega en PDF de “Opiniones Cien”. Son los últimos cien artículos publicados (del 101 al 200) en los que, como ya digo en la introducción, hay de todo un poco.
    Está visto que en esta vida todo es cuestión de “ponerse”, que decimos coloquialmente, y, en muchas ocasiones, casi sin darte cuenta te van surgiendo las ideas que dan lugar a las creaciones más o menos artísticas, imaginativas, interesantes, perspicaces, intuitivas, o todo lo contrario, que no son pocas las veces en las que las meteduras de pata son más que notorias. De este modo unos nos entretenemos escribiendo y otros lo hacen leyéndonos. Algo que, como tal entretenimiento, no está nada mal. El problema puede surgir cuando nuestras pretensiones o las expectativas de los otros vayan más allá de lo que nuestras posibilidades dan de sí, entonces podemos caer en el desánimo y acabar de mala manera con algo que nació con buenos propósitos, por eso es conveniente que acojamos humildemente lo que se hace con mucho esfuerzo y no pocas dificultades y abandonemos y dejemos al lado aquellos aspectos que la petulancia y prepotencia humanas nos invitan a hacernos creer seres capaces de metas superiores a las limitadas capacidades que Dios nos ha dado.
     Así que, con la pretensión del comedimiento, la humildad y el trabajo si no diario, casi casi, comenzamos un año más la ampliación de los contenidos de esta Gaceta de Gaucín que no sólo es mía sino que, en cierta medida, pertenece a todos los que con mayor o menor frecuencia os asomáis a las metafóricas ventanas que son sus cibernéticas páginas. 

    Un abrazo para todos, Teodoro R. Martín de Molina.
    Granada, enero de 2009.



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